La obsesión por lucir una figura que responda a los actuales cánones de belleza aumenta con la llegada del verano. Mucha gente se somete en esta época del año a estrictas dietas desequilibradas, hipocalóricas y muy bajas en grasas que pueden resultar muy perjudiciales para la salud. Los médicos alertan del riesgo que supone eliminar de nuestra dieta alimentos fundamentales, ya que puede provocar importantes carencias nutricionales y desencadenar una grave anemia. Uno de los minerales más importantes es el hierro, que el cuerpo humano no genera por sí mismo, sino que debe aportarlo la alimentación. Los especialistas señalan que aquellos alimentos que contengan hierro son imprescindibles en la dieta, como las carnes rojas, el pescado o las legumbres.
En los últimos años ha aumentado el número de españoles que sufre de anemia ferropénica. Una de las causas que podría explicar esta situación es el auge de las «dietas milagro», sin fundamento científico, que tienden a suprimir grupos de alimentos.
«El hierro es un componente esencial de la hemoglobina, una proteína presente en los glóbulos rojos de la sangre, cuyo trabajo consiste en transportar oxígeno desde los pulmones a todas las células. Este mineral contribuye a que la hemoglobina ejerza correctamente sus funciones. Si nuestro cuerpo presenta déficit en este mineral, nos sentimos fatigados, cansados. La insuficiencia de hierro puede ser debida a un aporte inadecuado de este mineral en la dieta, a una escasa absorción o a pérdida crónica de sangre», explica el doctor Salvador Giménez, experto en nutrición.
Fatiga, cansancio, debilidad… unos síntomas que pueden llegar a confundirse estos días con la sensación que provocan las elevadas temperaturas. Otro signo importante para el diagnóstico de la anemia es la palidez de la piel y las mucosas, aún más difícil de detectar en esta época a causa de la «necesidad» de estar bronceados durante todo el verano.¿Cómo podemos, por tanto, saber si sufrimos una anemia? En el caso de los niños, la falta de concentración o un descenso en el rendimiento escolar pueden alertarnos, como señala un estudio publicado en la revista «Pediatrics». También la debilidad en las uñas o en el cabello pueden ofrecer pistas.