Imagen: Britta Kuhnen
Según un reciente estudio realizado por la Fundación Dieta Mediterránea, un tercio de los escolares españoles de entre 8 y 11 años desconoce el sabor de las espinacas, un 23% no conoce el gusto del tomate y un 15% no ha comido nunca una naranja. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la deficiencia de hierro provoca anemia a entre un 5 y un 19% de los españoles, mientras que los niños son uno de los principales grupos de riesgo. Por otro lado, la falta de yodo es una de las causas de retraso mental más importantes del mundo, y en España el 10,4% de los escolares no ingieren suficiente cantidad de este mineral. Estos son algunos de los riesgos ocultos de los nuevos hábitos alimentarios erróneos.
Alejamiento de la dieta mediterránea
Pese que el nivel socioeconómico de la sociedad española permite el acceso de la mayoría de familias a un gran abanico de alimentos de todo tipo, los cambios sociales que se están produciendo en las últimas décadas son una de las causas del menor control sobre qué comen los niños. A la sombra de las costumbres alimentarias actuales se encuentran las bajas ingestas de alimentos ricos en vitaminas y minerales, que pueden dar lugar a deficiencias y enfermedades relacionadas.
Según el más reciente estudio sobre hábitos alimentarios de la población infantil y juvenil española (enKid 2001), se está viviendo un alejamiento continuado de la dieta mediterránea, conocida por su equilibrio nutricional y variedad dietética. La mayoría de los escolares presentan un consumo de frutas y verduras por debajo de lo deseable en todos los grupos de edad. Igualmente, el consumo de lácteos disminuye a medida que van creciendo. Concretamente, dicha ingesta puede llegar a niveles inferiores a los 350 g al día en el grupo de 18-24 años, muy lejos de las cantidades recomendadas por la OMS.
La antesala de las deficiencias nutricionales
Expertos sanitarios españoles que trabajan en el ámbito de la nutrición infantil, como los doctores B. Ferrer y J. Dalmau, constatan al menos seis importantes errores dietéticos como causas principales del riesgo de sufrir las carencias nutricionales observadas en el entorno actual:
–Saltarse comidas, generalmente el desayuno, da lugar a que no se cubran ni las necesidades diarias de calcio ni las necesidades energéticas. El elevado consumo de zumos artificiales, sobre todo en el almuerzo, disminuye el consumo de lácteos.
El consumo de frutas y verduras está cada vez más por debajo de lo deseable en todos los grupos de edad
-La ingesta excesiva de bebidas refrescantes modifica la calidad de la dieta porque contienen gran cantidad de azúcares fermentables que favorecen la caries y la obesidad, así como alteran el delicado equilibrio del calcio.
-El exceso de aperitivos tipo ‘snacks’, con un elevado valor energético y ricos en sodio, y las comidas de preparación rápida (‘fast food‘), con elevadas cantidades de proteínas, grasas y sodio, favorecen las deficiencias en calcio, hierro y vitaminas A, D y C. La calidad de este tipo de comidas baratas es baja debido a la materia prima que se utiliza y a que los alimentos son sometidos a temperaturas elevadas durante largos procesos de cocinado. Por este motivo pierden gran parte de los micronutrientes que contienen. La repercusión del ‘fast food’ en la salud depende de la frecuencia con la que se recurra a este tipo de comida.
-Cada día más niños comen el menú escolar, y una parte importante de la ingestión adecuada de nutrientes durante el día depende precisamente de esta comida. Que el menú se plantee dietéticamente equilibrado y variado es crucial, pero sobre todo es básico que los hábitos de los niños se eduquen y que realmente ingieran lo que se les ofrece. El riesgo real de carencias es que no coman porque no les guste o porque no haya un personal cualificado que les enseñe a comer.
-El hábito de fumar y el consumo de bebidas alcohólicas, frecuente entre los adolescentes españoles, condicionan el equilibrio de micronutrientes. El tabaco altera el metabolismo de la vitamina C y del ácido fólico y, además, aumenta las necesidades de vitamina E. El alcohol afecta al metabolismo del ácido fólico, la vitamina B12, la tiamina, el ácido ascórbico, la vitamina A, el cinc, el magnesio, el calcio y la vitamina B6.
-Los trastornos de la conducta alimentaria (anorexia o bulimia) son patologías cada vez mas frecuentes entre niños y adolescentes. Las restricciones de alimentos, las conductas purgativas como los vómitos, el exceso de ejercicio físico, el uso de laxantes y diuréticos o la ingesta excesiva de alimentos energéticos, conllevan deficiencias nutricionales muy importantes que pueden condicionar la salud para toda la vida.
Los niños de familias con un bajo nivel socioeconómico son más susceptibles de ingerir menos cantidad de vitaminas D, E, magnesio, calcio y hierro. Si llegan a desarrollar una deficiencia, pueden tener un menor desarrollo físico, intelectual y cognitivo.
Los adolescentes que sufren alguno de los trastornos de la conducta alimentaria también son una población de riesgo importante. En la anorexia nerviosa, por ejemplo, la desnutrición en grado moderado o severo (dependiendo de la gravedad de la enfermedad) es un síntoma determinante.
Las adolescentes embarazadas tienen unas necesidades nutricionales específicas que deben cubrir la formación del feto y el propio crecimiento y desarrollo de la madre. La falta de información en este sentido puede dar lugar a deficiencias fatales sobre todo para el feto.
Por último, es conveniente que niños y adolescentes deportistas o que hacen dietas vegetarianas estrictas o dietas hipocalóricas para adelgazar, dispongan de asesoramiento nutricional a nivel profesional. La obesidad infantil está relacionada con carencias de vitaminas A y C y de calcio.