El Ministerio de Agricultura ha admitido que las harinas cárnicas, presuntas responsables de la transmisión del mal de las «vacas locas», han seguido empleándose para la alimentación de vacuno en España, en algunos casos, hasta hace apenas dos meses. Ésta es una de las principales conclusiones que pueden extraerse del informe presentado el pasado lunes a las organizaciones agrarias por el subsecretario ministerial, Manuel Lamela. UPA presentará una querella criminal contra el MAPA por «causar un daño objetivo a los ganaderos, por conocer la existencia de un fraude en el uso de harinas de carne y no haber tomado medidas».
Manuel Lamela matizó ayer las conclusiones del estudio sobre la incidencia de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB): precisó que el uso de las harinas prohibidas ha sido «mínimo y puntual», por lo que su empleo «no debe crear alarma». En opinión del subsecretario, el descubrimiento de las infracciones «demuestra el correcto funcionamiento de los controles de inspección».
Lamela rechazó que haya existido hasta hace poco meses «corrupción o fraude generalizado» en el uso de piensos de origen de origen animal para alimentar al ganado vacuno. Pese a que un informe del propio departamento que dirige Miguel Arias Cañete constataba que en la crisis de las ‘vacas locas’ nos encontramos ante el «peor escenario posible», el subsecretario minimizó los riesgos. En un estudio que el pasado lunes Lamela entregó a representantes de organizaciones agracias, se decía que explotaciones lecheras y ganaderías de lidia han venido utilizando piensos con harinas cárnicas, que desde 1994 están prohibidas y que trasmiten el prión, causante de la EEB.