Para evitar, en una persona sana, la carencia de vitaminas y/o minerales, basta con llevar a cabo una alimentación equilibrada, tal y como se recomienda a toda la población, donde el aporte calórico esté adaptado a las necesidades energéticas del organismo, y la cual sea variada, conteniendo diariamente todos los grupos de alimentos básicos (lácteos, verduras y frutas, cereales-féculas-legumbres, carnes-pescado-huevos y grasas). Por tanto, el primer paso para suplir cualquier carencia nutritiva, es seguir una alimentación equilibrada, la cual tendrá que ser variada, agradable y suficiente.
¿Qué es el beta-caroteno? El beta-caroteno pertenece a la familia de los carotenoides presentes en los vegetales. El organismo es capaz de transformarlo en vitamina A, de ahí su denominación «provitamina A». Es un pigmento natural que confiere a los vegetales una coloración amarillenta, anaranjada, rojiza y que también está presente en ciertos vegetales verdes, enmascarado por lo clorofila. Posee conjuntamente las propiedades de la vitamina A y la de los antioxidantes que actúan sobre los radicales libres.
¿Como cubrir nuestras necesidades de esta sustancia? Las necesidades de beta-caroteno o «provitamina A» quedan cubiertas si consumimos cada día una ensalada, verdura y fruta fresca, de acuerdo a los criterios de dieta equilibrada.
Los riesgos del Beta-caroteno «síntético» como suplemento en fumadores. Los tomates, las zanahorias y otras frutas y verduras son alimentos ricos en beta-caroteno. Sin embargo, expertos en Medicina afirman que existen diferencias, inexplicadas, entre la beta-caroteno de origen natural y las pastillas que la contienen. En un estudio (1) basado en 29.133 fumadores finlandeses, que pretendía valorar el posible efecto protector del beta-caroteno como suplemento en pastillas contra los efectos perjudiciales del humo de tabaco, se observó que el grupo que recibió beta caroteno (20 mg/día) aumentó en un 18% la incidencia de cáncer de pulmón con significancia estadística. En otro estudio (2) de diseño similar al precedente, se enroló a 15.000 fumadores crónicos. Se los dividió en un grupo placebo y otro que recibió 30 mg de beta-caroteno y 25.000 U.I. de vitamina A/día. En este segundo grupo, la incidencia de cáncer de pulmón aumentó en un 28% por lo que tuvo que ser interrumpido antes de la fecha de terminación. Este estudio junto con el anterior descalificaron seriamente al beta caroteno, al menos a dosis altas y en individuos fumadores.
Referencias bibliográficas: (1) Heinonen OP. The effect of vitamin E and beta carotene on the incidence of lung cancer and other cancers in male smokers. New Engl J Med 1994; 330:1029-1035.
(2) Omenn G., Goodman G., Thronquist MD., et al. Effects of a combination of beta carotene and vitamin A on lung cancer and cardiovascular disease. New Engl J Med 1996; 334:1150-55.