Las guindas, denominadas griottes en Francia, son una variedad de cerezas silvestres que se caracterizan por su sabor agrio. Su origen se haya en el Mar Negro y en el Mar Caspio. Con el tiempo esta fruta se dio a conocer en Europa y Asia. Hoy día se cultiva en países de clima templado, entre ellos España. En nuestro país se la localiza en especial en la zona de Cáceres, el valle del Ebro y Andalucía. Las variedades más importantes son: Richmond, Montmorency y Morello, todas ellas de sabor agrio.
Guindas: Parientes cercanos de las cerezas
La guinda es el fruto carnoso del guindo o del cerezo común. Su piel es de color rojizo y negruzco, tiene forma redondeada y presenta una depresión en el ápice. Es de pequeño tamaño -2 centímetros de diámetro-, contiene un pequeño hueso en su interior y presenta un tallo algo más corto que el de las cerezas. Su carne es blanda y jugosa y presenta un sabor más ácido.
Las guindas frescas son ricas en hidratos de carbono, sobre todo en fructosa; el azúcar característico de las frutas. Su contenido en azúcares aumenta en el caso de que se las consuma confitadas, ya se les añade azúcar común en su elaboración. Quienes han de controlar la ingesta de dichos nutrientes en su dieta -en obesidad, diabetes, hipertrigliceridemia-, deberán consumirlas con moderación y en cantidades reducidas. Las guindas al natural aportan cantidades significativas de fibra, que mejora el tránsito intestinal. En cuanto a su contenido en vitaminas, están presentes en pequeñas cantidades la pro-vitamina A y la vitamina C. De las guindas sobresale su contenido en flavonoides, sustancias antioxidantes que le proporcionan su color tan característico. Aportan además cantidades reseñables de potasio y, en menor proporción, de magnesio y calcio.
Consejos en la compra y en casa
Las guindas son frutas de verano, y podemos disfrutar de su agradable sabor desde finales de abril hasta mediados de agosto. Fuera de temporada se pueden adquirir en conserva. Las mejores guindas frescas son las de color rojo claro o rosado amarillento, según la variedad. Deben estar limpias y tener una piel firme, brillante y sin imperfecciones. Sus tallos deben ser verdes y frescos. Conviene asegurarse de que el tallo esté bien unido al fruto y fijarse en que en el punto de unión de ambos no haya presencia de moho.
Una vez en casa conviene mantenerlas en la nevera sin lavar ni tapar, ya que de esta forma se conservan en perfecto estado hasta dos semanas. Tanto frescas como confitadas, se las puede congelar para aumentar aún más su tiempo de conservación.
Cómo hacer uso y disfrute de las guindas
Debido a su sabor ácido se las suele emplear fundamentalmente en la elaboración de conservas -embadurnadas de un almíbar ligero elaborado con agua y azúcar- pero también se las consume frescas. En concreto, las guindas confitadas se utilizan tanto en repostería -dulce de guindas, tarta de guindas, etc.-, como en la decoración de postres y como acompañamiento de bebidas como el mosto o el vermout.