No existe un menú escolar perfecto. Entre las principales carencias que señalan los padres y las madres, destacan que presentan demasiados precocinados (como croquetas o sanjacobos), que se ofrecen postres lácteos azucarados o que aún hay poca presencia de verduras y de frutas que, además, suelen ser siempre las mismas. Sin embargo, existen unas directrices de cómo deberían ser los menús que se dan en los comedores de los centros educativos. Y una parte importante de esto, además del tipo de alimento, es adecuar las raciones a cada grupo de edad.
La calidad y el precio de los menús escolares varía mucho de una región a otra. En numerosas ocasiones, los padres y madres reclaman que se mejore la comida que se ofrece a los niños en el comedor del colegio, aunque también hay experiencias muy positivas con menús saludables y sostenibles en centros educativos de Valencia, Canarias, Barcelona, Alicante y País Vasco.
Pero, en materia de alimentación infantil, además de cuidar el qué, también es importante prestar atención al cómo y al cuánto. Un comedor escolar también es un espacio de aprendizaje, donde afianzar buenos hábitos alimentarios, conocer el valor de la comida y evitar su despilfarro. En este último punto, por la salud de los peques y el cuidado del planeta, es muy importante adecuar el tamaño de las raciones.
Tamaño de las raciones según la edad de los niños
Las empresas que gestionan los comedores tienen que ajustar el tamaño de las raciones a las necesidades nutricionales de los pequeños. Para ello, se rigen por el ‘Documento de consenso sobre la alimentación en los centros educativos’, regulado por Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Estas son algunas de las raciones que establece este documento según cada grupo de edad:
Imagen: Eroski Consumer