Ronchas, rojeces, escozor… En verano es más frecuente ver niños con este problema que en otros momentos del año. Ahora, en los centros de salud, es habitual encontrar pequeños con ronchas en la piel, lesiones dermatológicas que duran desde unos minutos hasta unas horas, aunque en algunos casos pueden mantenerse varios días. En muchas ocasiones cambian de sitio y de forma, se fusionan unas con otras o desaparecen mientras van saliendo otras nuevas. ¿Por qué sucede esto? ¿Cuáles son las principales causas? ¿Tienen algo que ver los alimentos? Lo contamos en el siguiente artículo.
El nombre genérico que reciben estas ronchas en la piel es el de urticaria. Alrededor de un 10 – 20 % de la población presenta un brote en algún momento de su vida. En los niños, hasta un 2 – 3 % pueden tener un episodio de urticaria en su infancia, que en el 85 % de los casos será aguda. La palabra urticaria proviene del latín urtica y hace referencia a la denominación que recibe la planta que conocemos como ortiga, ya que el contacto con sus hojas, provistas de pelos con pequeñas ampollas repletas de ácido fórmico, resina e histamina, entre otras sustancias, desencadena lesiones del tipo descrito.
En las zonas afectadas encontraremos la piel enrojecida y caliente, pero, sobre todo, el menor notará bastante picor, fácilmente observable porque tendrá un deseo irrefrenable de rascarse. Este síntoma, llamado prurito, ayuda a distinguir la etiología, ya que sin picor es más difícil que la causa sea alérgica. Así, otras lesiones en la piel, como petequias, molluscum, verrugas vulgares, granos inespecíficos, quistes, etc., no suelen picar y duran más tiempo. No obstante, lesiones sencillas, como las picaduras de mosquito o de pulga, producen también bastante picor pero tienen distinta distribución, morfología y evolución.
¿Sirve de algo hacer una foto de las ronchas? En parte. La lesión de la piel puede estar sobreelevada, es decir, que si pasamos la mano por ella notaremos que hace relieve; por eso, las imágenes que los pacientes enseñan a los pediatras en sus móviles no son la mejor manera de diagnosticar, aunque pueden ayudar.
La urticaria puede ser aguda (la más frecuente en niños) o crónica, si los brotes duran más de seis semanas. Las causas son diversas y no siempre se deben a la ingestión de alimentos. De hecho, si sumamos los diferentes motivos que existen, es más probable que el origen no tenga que ver con la alimentación, por más que hoy en día sea lo primero en lo que piensan los padres. No obstante, en los pequeños, la urticaria producida por alimentos es bastante más frecuente que en los adultos.
¿Por qué en verano son más frecuentes las urticarias?
El sol, el calor y el ejercicio físico que hacemos -es más frecuente con el buen tiempo- provocan que la piel esté más caliente y tenga una mayor reactividad ante estímulos que, en otras circunstancias, no supondrían ningún problema. La histamina es la principal sustancia implicada que el organismo libera en estas situaciones. Su acción desencadena una triple respuesta:
- Eritema: enrojecimiento y calor por vasodilatación de capilares y vénulas.
- Edema: aumento de volumen por extravasación de líquido.
- Prurito (picor), por estimulación de las terminaciones nerviosas de la piel.
En algunos casos, las lesiones habonosas o urticariales pueden acompañarse de síntomas generales como picor de boca o de garganta, hinchazón de labios, párpados, pies, manos, rodillas, codos, tobillos o genitales (angioedema). Puede haber otros más preocupantes como dificultad respiratoria con pitos (sibilantes) por estrechamiento brusco del diámetro de los bronquios, sensación de garganta cerrada, ronquera por edema de la abertura superior de la laringe (glotis), vómitos o dolores abdominales en forma de cólicos. En estas ocasiones, estaríamos ante una reacción anafiláctica o anafilaxia que, en su grado más grave, puede acabar en shock anafiláctico con fallo en el sistema cardiocirculatorio e hipotensión grave (desvanecimiento, palidez) o asfixia por cierre de la glotis debido a un edema intenso.
En más de la mitad de los casos, sobre todo en las urticarias crónicas, no podremos hallar la causa, a pesar de las numerosas pruebas y análisis que el especialista pueda recomendar. Hablaremos entonces de urticaria idiopática.
Las 7 causas más frecuentes de urticaria
- 1. Mediadas por inmunoglobulina E. En este grupo, las más corrientes están producidas por la ingestión de algunos alimentos o fármacos. Entre los alimentos que más alergias producen en niños están el huevo seguido por la leche de vaca, el pescado, los crustáceos y mariscos, los frutos secos y las legumbres. Se puede ser alérgico a uno o diversos alimentos de cada grupo, y a varios grupos. En algunos pacientes muy sensibles, tan solo oler o tocar el alimento responsable puede desencadenar la reacción alérgica. Algunas infecciones parasitarias pueden causar urticarias agudas con respuesta mediada por el sistema inmune.
Entre los medicamentos, los más habituales son los antiinflamatorios no esteroideos (en la infancia se usa mucho el ibuprofeno) y los antibióticos. A veces, algunos menores con alergia alimentaria pueden sufrir síntomas más importantes, si han tomado ibuprofeno antes de haber ingerido el alimento. En este caso el antiinflamatorio actúa como cofactor, provocando reacciones de mayor intensidad, como sucede también con el estrés, el ejercicio, el calor o el alcohol en adultos.
Para finalizar este grupo, están las reacciones alérgicas por la inoculación de sustancias específicas por picaduras de insectos, aunque en la infancia son mucho menos frecuentes que en adultos. Las reacciones severas por picadas de himenópteros (avispas y abejas) pueden ser muy graves en personas susceptibles. Muchos padres piensan que habones algo más grandes de lo habitual, tras picaduras de mosquito en sus hijos, constituyen alergia y piden pruebas especiales, pero solo suele ser una reacción local, a veces algo aparatosa (sobre todo en los párpados y en las orejas), a la sustancia inoculada, sin que haya otras lesiones ni síntomas generales.
- 2. Procesos víricos, bacterianos, micóticos (hongos) e infestaciones por ciertos parásitos (sin que haya mediación del sistema inmune). En ocasiones, la respuesta del cuerpo es tardía, es decir, que la urticaria o el angioedema (afecta a capas más profundas de la piel) sucede varios días después de pasada la enfermedad. Las infecciones víricas y bacterianas suponen en conjunto la causa más frecuente de urticaria en la infancia.
- 3. Mediadas por el complemento, es decir, el conjunto de moléculas que intervienen en la respuesta inmunitaria; como la enfermedad del suero y el angioedema hereditario.
- 4. Ingestión de alimentos con conservantes, colorantes, espesantes, etc.
- 5. Contrastes radiológicos, analgésicos narcóticos, anestésicos.
- 6. Agentes físicos: rascado (dermografismo), presión o vibración sobre la piel, cambios de temperatura (colinérgicas), frío, calor, exposición a la luz solar o agua (urticaria acuagénica).
- 7. Por contacto con irritantes como algunas plantas (ortigas), orugas (procesionaria del pino), metales (níquel, sobre todo), parafenildiamina (presente en tintes del pelo y algunos tatuajes con henna), perfumes, pegamentos, adhesivos, telas… En niños con dermatitis atópica es más frecuente este tipo de procesos por tener la piel más seca y sensible.
Una vez diagnosticado el problema por un médico (puede ser necesario en ocasiones el especialista alergólogo), el tratamiento básico es evitar el agente causal, si se ha podido determinar, y la administración de antihistamínicos para calmar los síntomas. En casos más graves, se necesitarán corticoides orales o inyectables. Y solo si hay grave riesgo vital (cuando hay anafilaxia), será precisa la inyección, por uno mismo o una persona cercana, de adrenalina en lápiz especial que inocula una dosis fija, mientras se contacta con los servicios médicos de urgencias.