La temporada de caza de este pequeño mamífero en nuestro país se sitúa entre el final del otoño y el invierno, si bien en algunos regiones se conceden permisos especiales en verano.
El conejo de monte se distingue del de granja o doméstico; el que se encuentra en nuestros mercados, por su aspecto y propiedades nutricionales. En concreto, el de monte posee una carne menos grasa, más rica en proteínas, con más sabor y más rojiza. Destaca además su contenido de minerales como el potasio, el hierro, el fósforo, y de vitaminas del grupo B, en particular de B12 y de B3.
En cocina, el conejo se presta a múltiples preparaciones culinarias, y no sólo su carne, también sus vísceras (riñones, hígado y corazón). La carne de los ejemplares más jóvenes resulta muy sabrosa si se la cocina a la parrilla, mientras que la de los ejemplares de mayor edad, queda mejor si la cocina guisada o estofada junto con hortalizas y verduras, patatas, etc. Así mismo resulta muy sabroso si se lo prepara frito, al ajillo, escabechado, o junto con arroz. Dadas sus características, el consumo de carne de conejo se considera adecuado en dietas pobres en grasa y de control calórico, eso sí, cocinado junto con alimentos poco grasientos y en la manera adecuada (al horno, guisado con poco aceite y junto con hortalizas, etc.).