En enero de 2016 se publicaron las nuevas ‘Guías Dietéticas Americanas‘ (Dietary Guidelines for Americans), dirigidas a mejorar la alimentación de la población. Pretenden ser una fuente de información para los profesionales de la salud y para el diseño de políticas dirigidas a mejorar la alimentación humana, en particular de los estadounidenses, tan afectados por enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación, como la diabetes o la obesidad. Estas guías también buscan ayudar a las personas en el momento de escoger su dieta y la de su familia. A continuación, se repasan sus principales recomendaciones y novedades.
Las sociedades industrializadas acceden con más facilidad que antes a los nutrientes esenciales. El estado de salud de la población es cada vez mejor y la mayoría de las personas goza de una larga esperanza de vida. Sin embargo, muchas de las enfermedades crónicas de hoy están relacionadas con la inactividad física y una mala calidad de la dieta. Ciertos problemas de salud, como la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular o la obesidad, han aumentado.
Dado que está ampliamente demostrado que un estilo de vida saludable contribuye a mejorar el estado de salud de los individuos y a prevenir la aparición de estas patologías, el objetivo de estas nuevas guías alimentarias es el de proporcionar toda la información necesaria para favorecer el cambio de hábitos alimentarios.
Dieta y salud: ¿qué nos dicen estas nuevas guías?
Las guías dietéticas norteamericanas confirman lo que ya se sabía: nuestra salud depende en gran medida de nuestro estilo de vida y el estilo de vida de nuestra población es cada vez menos saludable. Abunda el sedentarismo y nuestra alimentación es cada vez más calórica, grasa, azucarada y rica en sal.
La primera gran reflexión de estas guías invita a escoger un patrón alimentario saludable a lo largo de toda la vida. Según lo recogido en ellas, un patrón dietético saludable es aquel que incluye los siguientes alimentos:
- Vegetales de todo tipo.
- Frutas, en especial enteras.
- Granos o cereales (al menos la mitad deberían ser integrales).
- Lácteos bajos en grasas.
- Alimentos proteicos variados (pescados, carnes magras, pollo, huevos, legumbres, frutos secos o semillas).
- Aceites (evitando las grasas trans y grasas saturadas, los azúcares añadidos y el sodio).
Además, en este documento se muestran diferentes propuestas de patrones dietéticos saludables, como el patrón dietético saludable estadounidense, el patrón dietético de dieta mediterránea o el patrón dietético de la dieta vegetariana. Todos ellos son ejemplos para conseguir unos buenos hábitos alimentarios.
También sus autores refuerzan el concepto de la variedad alimentaria; es decir, no es suficiente con comer verduras o proteínas a diario, sino que es necesario consolidar una buena variedad dentro de cada uno de los grupos de alimentos (saludables) para asegurar las necesidades dietéticas.
Como en ediciones anteriores, se incide otra vez en la necesidad de limitar azúcares, grasas saturadas y sodio, de manera que, indirectamente, se recomienda una alimentación más natural, sin abusar de precocinados o alimentos preparados, dulces, azúcares y bebidas azucaradas.
Los errores dietéticos más frecuentes
Las guías americanas también repasan los principales errores dietéticos de la población, haciendo constar que, en general, la dieta estadounidense no presenta un patrón saludable. Las siguientes razones justifican esa afirmación y hacen reflexionar sobre nuestra propia dieta:
- El 75% de la población sigue un patrón dietético bajo en verduras, frutas, lácteos y aceites.
- Más de la mitad de la población consume un exceso de granos (cereales) y proteínas.
- La mayoría de los estadounidenses se exceden en la ingesta de grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio.
- Una parte considerable de la población se propasa también en su ingesta calórica, lo que se relaciona con el elevado porcentaje de la población que presenta sobrepeso u obesidad.
Los autores de estas guías emplazan a realizar un cambio en la elección de los alimentos que hoy en día son consumidos y a desechar los alimentos ricos en calorías por los alimentos ricos en nutrientes (nutrient-dense foods); es decir, alimentos ricos en fibra, vitaminas y minerales, proteínas, etc. Finalmente, exponen una reflexión sobre lo importantes que son los aspectos sociales y culturales para conseguir cambios individuales en el estilo de vida y mejorar así la salud de la población.