La dieta tradicional siempre ha provocado diferentes respuestas a un mismo tratamiento dietético. Las tendencias actuales pretenden acercar ciencia y nutrición para la creación de dietas personalizadas. Se trata de profundizar en la relación existente entre los compuestos alimentarios y la reacción que estos provocan en el organismo, por ejemplo, a nivel de genes o de proteínas. Un estudio suizo habla de un nuevo concepto, la «nutrimetabolómica», para aglutinar dieta y respuesta metabólica. La investigación sugiere que el gusto por el chocolate depende del metabolismo de cada uno. Podría ser una nueva vía en el ajuste de las dietas al gusto del consumidor.
La metabolómica es la ciencia que estudia los perfiles metabólicos en fluidos humanos (como la sangre o la orina) para descubrir enfermedades y sus factores de riesgo. Es una ciencia también útil en la determinación de terapias e intervenciones nutricionales. De hecho, alguien ya le ha dado nombre a la aplicación nutricional de esta ciencia. Lo han hecho expertos del Centro de Investigación Nestlé, en Laussane (Suiza), considerado el mayor centro del mundo en el estudio de los alimentos y la nutrición. Dicho centro aglutina unos 600 científicos, técnicos y expertos que se ocupan de investigar todo lo relacionado con este ámbito, desde el estudio de las materias primas hasta cómo ayudar al organismo a digerir y metabolizar los diferentes alimentos.
El concepto que han usado por primera vez, en un estudio, es el de «nutrimetabolómica». Pretende asociar el metabolismo del organismo con el comportamiento dietético de la población y determinar por qué un tipo de alimentación puede ser saludable o adecuado para unas personas pero para otras no.
El antojo del chocolate
La investigación se ha publicado en un número reciente de la revista Journal of Proteome Research. Ha permitido mostrar un ejemplo del vínculo entre metabolismo y preferencias dietéticas, señalando la relación existente entre los tipos de bacterias del sistema digestivo y el gusto por el chocolate. Sunil Kochhar, director del estudio y de los estudios sobre metabolismo de dicho centro de investigación, afirma tras los resultados que la presencia o ausencia de ciertos tipos de bacterias en el sistema digestivo pueden aumentar el deseo de chocolate o bien convertirlo en indiferente.
En los resultados se comprobó que al menos doce sustancias eran muy diferentes entre ambos grupos. «Los niveles diferenciados de dichas sustancias en ambos grupos están relacionados con los diferentes tipos de bacteria», aseguró Kochhar. En total se examinaron 22 hombres relativamente saludables y sin obesidad. Once eran amantes del chocolate, y el resto no tenían especial predilección por el dulce (tardaron un año en encontrarlos). Para realizar el experimento, todos siguieron una dieta equilibrada durante cinco días mediante tomas controladas de chocolate.
Los diferentes tipos de bacterias presentes en el estómago podrían determinar el gusto por el chocolate
El estudio podría ayudar a la comprensión de las preferencias dietéticas de las personas, por lo que se podría abrir una nueva vía a la gestión personalizada de las dietas de adelgazamiento. La duda se centra ahora en el esclarecimiento de si las diferencias entre las bacterias son una característica ya existente e independiente de si se come o no chocolate, o si bien es el chocolate el que crea dichos contrastes.
Sea como sea, la idea podría llevar a tratar algunos tipos de obesidad. «Se trata de modificar la composición de las bacterias que permanecen en los intestinos y en el estómago», aseguró Sunil Kochhar.
Cuerpo y dieta
La idea central del estudio denota que un tipo de alimentación u otro lleva consigo una determinada «impresión» metabólica. En otras palabras, el cuerpo se asocia a un determinado tipo de dieta. Este descubrimiento podría abrir la puerta a regímenes dietéticos nuevos. «Si sabemos que se puede influir en la microflora, podríamos diseñar un régimen nutritivo que podría ‘engañar’ a nuestra microflora aportando más o menos energía», afirma Kochhar.
Tal vez suceda lo mismo con otros tipos de alimentos. A pesar de que el estudio se ha centrado en el chocolate, la nutrimetabolómica pretende acercarse a cualquier tipo de dieta y a cualquier tipo de población. Al fin y al cabo, el metabolismo es la clave.
La dieta tradicional ha provocado, desde siempre, respuestas individuales a un mismo tratamiento. La nutrición del siglo XXI, la Ciencia de la Nutrición, se basa en el conocimiento de los nutrientes presentes en los alimentos que regulan los procesos metabólicos. El estudio de los efectos de ciertos alimentos en la expresión de los genes (nutrigenómica) y, por extensión, en el comportamiento de las proteínas y metabólico, ha llevado al desarrollo de nuevas vías hacia lo que ya se conoce como Nutrición Personalizada.
Este nuevo concepto va más allá del estudio corporal y de los hábitos alimentarios para ajustar al máximo las dietas. Se trata de profundizar en la relación existente entre los compuestos alimentarios y la reacción que estos provocan en el organismo para así optimizarla.
En esencia, esta nueva aproximación busca respuestas a preguntas como qué componentes de la dieta tienen efectos beneficiosos, cómo, dónde y cuándo se producen estos efectos, cuál es la relación entre riesgo y beneficio de estos nutrientes o qué necesidad tenemos de comer nuevos alimentos para prevenir la aparición de enfermedades. La nutrigenómica como pilar fundamental, o ahora la nutrimetabolómica, son ejemplos de la aplicación de nuevas tecnologías en la Ciencia de la Nutrición.
Los avances requieren, por tanto, la presencia de nuevos especialistas en nutrición que no sólo la entiendan desde el punto de vista clásico, sino que incorporen los nuevos conocimientos que pueden aportar las nuevas tecnologías. Ya no se trataría de dar consejos para una vida más saludable. Se trata de dirigir la dieta del consumidor hacia lo que su propio organismo necesita. En este sentido, es tan importante una buena manzana como el perfil genético y metabólico del interesado.