Un consumo moderado de caramelos y chicles, siempre que no sustituya alimentos básicos y vaya acompañado de una adecuada higiene bucodental, no conduce a la obesidad ni provoca caries, según un estudio presentado ayer por la Asociación de Dietistas Nutricionistas (AEDN).
El estudio «trata de desterrar ciertos mitos en torno a la relación de la obesidad o las caries con los caramelos», manifestó la representante de AEDN Inma Palma, que presentó el análisis junto al titular del Departamento de Estomatología IV de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Calatayud, y el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Caramelos y Chiles, Fernando Ojeda.
Según el estudio de AEDN, un caramelo tiene 17 calorías por término medio, «diez veces menos que una lata de refresco» o «cinco menos que una tarrina individual de mermelada».
«No se ha demostrado que exista una relación causa efecto entre la ingesta de azúcar y la obesidad», señaló la nutricionista Inma Palma, quien recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los dulces más el azúcar ingerido en otros alimentos y bebidas puede representa un 10% del valor calórico total que debe ingerir una persona.
Además, destacó Palma, «cuando se sigue una dieta para adelgazar, un caramelo no desmonta el régimen y puede servir de ayuda para reducir la ansiedad». Palma también aseguró que la ingesta moderada de sacarosa se puede admitir incluso en la dieta de un diabético.