¿Puede una infusión realizada con un (carísimo) polvo de colágeno rejuvenecer la piel o aliviar los dolores articulares? ¿La nutricosmética tiene capacidad para retrasar la caída del cabello, fortalecer las uñas o protegernos de los rayos UVA del sol? Su marketing promete asombrosos resultados, pero no existe una evidencia científica contundente que sustente esas promesas. Hay más ejemplos en el comercio: aguas vitaminadas, zumos con ácido hialurónico o los realizados con betacarotenos y aloe vera. Consultamos a María Barado, farmacéutica y profesora de la UNIR (universidad internacional de La Rioja), para saber si funcionan.
? Estos productos no son fármacos
Verdadero. Los cosméticos bebibles no se consideran medicamentos, sino complementos alimenticios. La nutricosmética se refiere a cápsulas, bebidas o píldoras que se venden bajo la promesa de mejorar la piel, el cabello o las uñas gracias a sus activos y nutrientes. Al consumirse de forma oral y no aplicarse como un cosmético tradicional, tienen que regularse por el Reglamento de la UE 432/2012, por el que se establece la lista de componentes autorizados de propiedades saludables de los alimentos.
Para analizar la efectividad de sus ingredientes, siempre hay que buscar lo que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) dice de cada compuesto. Aunque el ingrediente principal no posea las propiedades saludables que se destacan en el envase, la ley permite promocionarlas si en la composición final existen otras vitaminas y minerales (en un 15 % de la cantidad diaria recomendada) que sí que ha quedado demostrado que tienen esas propiedades. Por lo tanto, estos productos sí cumplirían con la legislación.
? Estas bebidas no son malas para la salud
Depende. Si se consumen bajo la recomendación de un profesional sanitario, como el médico de familia o un farmacéutico, estos productos no son perjudiciales para las personas sanas. Pero hay que consultar siempre antes de ingerirlos, porque pueden contener determinados micronutrientes que, si se toman en cantidades superiores a las recomendadas, pueden producir efectos perjudiciales en el organismo, sobre todo en personas con patologías previas, como problemas renales, ya que un exceso de proteínas, como el colágeno, obliga a los riñones a hacer un sobreesfuerzo.
? Ingerir colágeno mejora la piel y la artrosis
Falso. Se ha puesto de moda echar polvo de colágeno al café o a la infusión, pero este suplemento no mejora la elasticidad de la piel ni fortalece los músculos o huesos. El colágeno es una proteína que se encuentra de forma natural en los tejidos (músculos, tendones, cartílagos, piel…), y les aporta flexibilidad, elasticidad y resistencia. Con los años, el cuerpo comienza a reducir la producción de colágeno y no es capaz de reemplazarlo, lo que se traduce en dolor articular, pérdida de densidad ósea y una disminución de la elasticidad de la piel (arrugas). Por eso se busca fuera, en los suplementos.
La molécula de colágeno es demasiado grande para penetrar en la superficie de la piel cuando se aplica como crema, por lo que el consumidor ha optado por el colágeno soluble o hidrolizado que, al descomponerse en fragmentos más pequeños, es de más fácil absorción. La EFSA asegura que no hay certeza de que ingerir el suplemento de colágeno permita recuperarlo, aunque tampoco se puede asegurar que no lo permita. Cualquier proteína, al llegar al estómago, se degrada en aminoácidos libres, que luego el organismo destinará hacia aquellas áreas en las que más lo necesiten. Esos aminoácidos no tienen «memoria», no recordarán que formaron parte de una molécula de colágeno.
? El ácido hialurónico en zumo tersa la piel
Falso. El ácido hialurónico es otra molécula formada por cadenas de carbohidratos que está presente de forma natural en nuestras articulaciones, cartílagos, ojos y epidermis. Dependiendo de la zona en la que se encuentre va a cumplir diferentes funciones: hidratante, lubricante o reconstituyente. Desde hace años el ácido hialurónico se usa con éxito como tratamiento médico para el alivio temporal de la artrosis (a través de infiltraciones en las articulaciones) y, en cosmética, para reducir las arrugas. Sin embargo, según la EFSA, los suplementos con ácido hialurónico no funcionan. Al ingerirlo, el aparato digestivo lo asimila como azúcares simples, que irán destinados mayoritariamente a aportar energía, como cualquier otro azúcar.
? Beber aloe vera cuida la piel y el cabello
Falso. Existe evidencia científica que demuestra que, si se aplica en la piel, el aloe vera tiene efecto calmante y puede ayudar en casos de sarpullidos, en irritaciones e incluso en la psoriasis. Pero no existe ningún efecto probado cuando se ingiere.
Incluso se han observado ciertos riesgos al consumirse en alimentos y suplementos. La Comisión Europea prohíbe a los fabricantes destacar sus supuestos beneficios en los productos –para ingerir– que lo incluyen entre sus ingredientes. El motivo es la dificultad de conocer el contenido en aloína, un compuesto amargo aislado de la hoja del aloe que está clasificado por la EFSA como sustancia con efecto carcinógeno y de la que aún se está investigando cuál es exactamente la dosis máxima que se puede ingerir sin riesgo.
Si no se pueden promocionar sus beneficios, ¿cómo y por qué se venden? Se suele incluir el nombre de aloe vera como reclamo y luego añadir componentes en los que sí está demostrada la eficacia en el fortalecimiento del cabello, las uñas y la piel, como la vitamina B8, que se encuentra en mayores concentraciones en el yogur o en el huevo.
? Las bebidas con biotina evitan la caída del pelo
Falso. Está comprobado que un déficit de vitamina B8 (biotina) está relacionado con la pérdida del cabello y con uñas quebradizas. Pero esto no significa que consumir más biotina al día de la recomendada nos fortalezca el pelo o evite la pérdida. Si la caída es por cualquier otro motivo (cambio estacional o hábitos de vida), tomar biotina no la solucionará.
Además, es casi imposible que una persona tenga falta de biotina (prácticamente tendría un déficit nutricional), ya que es muy sencillo encontrar la dosis necesaria en nuestra alimentación. Por ejemplo, si una persona adulta necesita al día 30 microgramos (1 µg = 0,001 mg) de B8, simplemente comiéndose un huevo cocido ya obtendría 25 µg.
? Los zumos que añaden betacarotenos protegen del sol
Falso. Los carotenos son pigmentos que se encuentran en algunas plantas y son responsables del color de las zanahorias o las naranjas. El más conocido es el betacaroteno, capaz de transformarse en vitamina A cuando el cuerpo lo necesita. Además, resulta ser el reclamo perfecto para muchas bebidas de nutricosmética, que lo incluyen entre sus ingredientes para vendernos un efecto fotoprotector. Pero este ingrediente no protege del sol; para ello, de momento, solo contamos con las cremas fotoprotectoras, algo que confirma la EFSA.
Entonces, ¿por qué permiten su venta? Los fabricantes juegan con la ambigua reglamentación que les permite incluir otras vitaminas y minerales que sí han sido evaluadas positivamente por las autoridades, al proporcionar esas propiedades. Por ejemplo, al añadir ciertos antioxidantes (licopeno y luteína) o las vitaminas C y E, de las que sí se han constatado propiedades frente al daño oxidativo de los rayos UVA, ya estarían cumpliendo la normativa. Pero ¿en qué medida nos beneficiamos de estas vitaminas añadidas? Difícil cuantificarlo, aunque no es nada que no se consiga con la alimentación: los antioxidantes están en las frutas y las verduras. En 100 g de zanahoria hay más de 1.000 µg de vitamina A, frente a los 160 µg/100 ml que podemos encontrar en estas bebidas.