Distintas proyecciones y estudios estiman que el 57 % de los niños padecerán obesidad cuando lleguen a la edad de 35 años. Si, además, ya tienen exceso de peso en la infancia, las posibilidades aumentan con claridad: tan solo uno de cada cuatro menores con obesidad tendrá un peso saludable en la edad adulta. Las alarmantes cifras de obesidad infantil hacen que cada vez haya más pequeños con enfermedades de adultos. Y los pediatras lo advierten: entre las consecuencias más inmediatas de este problema está que aumenta el número de niños con diabetes tipo 2, hipercolesterolemia e hipertensión arterial, lo que les predispone a sufrir enfermedades cardiovasculares.
Causas de la obesidad infantil
Según los expertos, uno de los principales factores que inciden en la obesidad infantil es que muchos padres no ven como un problema el hecho de que sus hijos presenten sobrepeso; en los más pequeños, se suele asociar a un estado de “lozanía” que se irá perdiendo de forma natural con los años.
También se señala a la genética, aunque no es la única responsable de la actual epidemia de obesidad infantil. Tan solo el 40 % del índice de masa corporal (IMC) está determinado por la herencia genética; en el 60 % restante entran en juego factores culturales, sociales, económicos, de estilo de vida…
Ocio sedentario
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que niños y adolescentes realicen, al menos, 60 minutos diarios de ejercicio físico. En España, el 63,6 % incumple esta recomendación (70,4 % en el caso de las niñas y 56,5 % en el de los niños), como recogen en el Estudio Pasos, promovido por la Fundación Gasol para evaluar la actividad física y los estilos de vida de la población de entre 8 y 16 años. ¿Qué causas hay detrás de este ocio sedentario?
- Las tardes, en casa. Los abuelos (y muchos padres, que también fueron niños) lo recuerdan: los menores, antes, jugaban en la calle. Escondite, polis y cacos, rescate, pilla-pilla… Son muchos los motivos que han sacado a los pequeños de plazas y parques: inseguridad, incremento del tráfico, ausencia de zonas verdes, dificultades de los padres para acompañarlos a la calle…
- De la bicicleta a la pantalla. Esto se acompaña de la enorme atracción que ejercen las pantallas: consolas, redes sociales, televisión, plataformas. El 80 % de la población infantil incumple la recomendación de un uso de pantallas inferior a las dos horas diarias. El promedio entre semana es de casi tres horas, mientras que los fines de semana alcanza casi las cinco horas al día.
Cambios en la alimentación
Deberían comer mejor que nunca. Hoy tenemos acceso a información nutricional y disponemos de una enorme oferta a nuestro alcance. Pero la cesta de la compra se ha vaciado de alimentos frescos y se ha llenado de ultraprocesados. El menú diario ha cambiado.
- Transición nutricional. Así se denomina a la transformación que estamos experimentando en España. La tradicional dieta mediterránea se ha visto reemplazada por otras con mayor densidad energética: se incrementa la grasa de origen animal y los alimentos con azúcar añadido, y se disminuye el consumo de fibra y carbohidratos complejos.
- Auge de los productos alimenticios de conveniencia. El trabajo de ambos progenitores fuera de casa, con la escasez de tiempo para comprar y cocinar, “se traduce en que se consumen fundamentalmente alimentos precocinados de producción industrial y hay mucha comida lista para comer”, señala el pediatra Jesús Garrido.
Causas socioeconómicas
La obesidad infantil castiga con mayor dureza a los niños de familias con bajo nivel socio-económico. El estudio Aladino 2019 hace hincapié en ello:
- Se da un 23 % de obesidad infantil en rentas bajas, frente a un 11,9 % en rentas superiores a 30.000 euros.
- Es más barata y consume menos tiempo de preparación la comida hipercalórica y los productos ultraprocesados que los alimentos frescos. Así, la cesta de la compra es más cara cuanto menos calóricos sean los alimentos.
Imagen: Belén Trincado Aznar