España se encuentra en los primeros puestos de una clasificación con las peores consecuencias: es el tercer país de Europa, solo por detrás de Grecia e Italia, en prevalencia de obesidad infantil. ¿Por qué una de las cunas de la dieta mediterránea presenta unas cifras tan preocupantes? Repasamos qué planes, estrategias y programas se han llevado a cabo hasta ahora al respecto y exploramos qué se puede hacer para combatir esta epidemia, no sin antes ver la incidencia de este problema en las distintas comunidades autónomas.
Las cifras de obesidad infantil en España continúan siendo alarmantes. Pese a que hace ya tres décadas se comenzó a tildar este fenómeno de epidemia, y a que se han ido implementando diferentes estrategias para combatirlo, aún no hemos sido capaces de atajar el problema. Por el contrario: se ha agravado. Según los últimos datos, procedentes del estudio Aladino 2019, un 40 % de los niños españoles de entre 6 y 9 años tiene exceso de peso (el 23,3 %, sobrepeso y el 17,3 %, obesidad).
Es, además, una tendencia que crece. Según datos del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), promovido por la Fundación EROSKI, la prevalencia de la obesidad en menores de 25 años en España ha aumentado desde el 2000 entre un 3 % y un 5 % en función del grupo de edad. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta prevalencia es de las más altas de Europa, solo por detrás de Grecia e Italia.
Desde el Ministerio de Sanidad se insiste en que la obesidad infantil es uno de nuestros principales problemas de salud pública y se asocia, junto con el sobrepeso, a numerosas complicaciones en la edad adulta, como la diabetes y las cardiopatías.
Este es el mapa de la obesidad infantil
En este gráfico se puede observar la incidencia del problema en las distintas comunidades autónomas.
Imagen: Belén Trincado Aznar
Para determinar la obesidad en niños de 2 a 17 años se han utilizado los puntos de corte publicados en ‘Establishing a standard definition for child overweight and obesity worldwide: international survey‘, de Tim J. Cole.
Obesidad infantil: un problema que viene de lejos
La obesidad infantil comenzó a dispararse en las décadas de los 80 y los 90 del siglo pasado. Son muchos los factores implicados: “Estilos de vida no adecuados, patrones de alimentación incorrectos, déficit de actividad física…”, resume María Puy Portillo, presidenta de la Sociedad Española de Nutrición e investigadora principal del Grupo Nutrición y Obesidad en el Instituto de Salud Carlos III. “Le unimos la escasez de tiempo para organizar planes de comida y menús diarios, la tentación que supone la oferta alimenticia de la industria… y realmente es muy difícil cambiar esto”, explica.
Una vez que se vio la amenaza de una epidemia de obesidad infantil y que se asumió que era un problema tan complejo y multifactorial cuya responsabilidad no podía descargarse solo en las familias, fueron surgiendo numerosos proyectos y actuaciones institucionales.
La estrategia NAOS
En el año 2005, el Ministerio de Sanidad y Consumo elaboró la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS). Su finalidad, decía la entonces ministra Elena Salgado, era “mejorar los hábitos alimentarios e impulsar la práctica regular de la actividad física de todos los ciudadanos, poniendo especial atención en la prevención durante la etapa infantil”. Con ella se establecieron algunas medidas que se han mantenido con los años:
- Prohibición de la presencia de máquinas de vending en centros educativos.
- Prohibición en centros escolares de venta de alimentos y bebidas ricos en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares.
- Creación de un código de conducta (el código PAOS) para que la propia industria regule la publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a menores de 15 años.
Apenas 15 años después, las cifras de obesidad no acompañan. ¿Qué ha fallado? “La teoría nos la sabemos, pero hay múltiples circunstancias que hacen que el éxito no sea el que deseamos. Podemos diseñar planes de nutrición excelentes, pero existen muchos factores difíciles de solucionar. ¿Cómo vencer las resistencias de comodidad, la tentación de la oferta de la industria, las diferencias sociales y educativas?”, se pregunta la doctora María Puy Portillo.
Medidas contra la obesidad que no funcionan
Por si fuera poco, nos encontramos con que cada administración cuenta con sus propios planes, estrategias y programas que, demasiadas veces, pretenden abarcarlo todo.
Asimismo, otra de las críticas por parte de pediatras, dietistas y nutricionistas es el excesivo peso que tiene la industria en el diseño de estas medidas. Para el pediatra Carlos Casabona es difícil solucionar el problema de la obesidad infantil “por los intereses económicos de las grandes multinacionales de la industria alimentaria, que entran y salen con las puertas giratorias de los gobiernos”.
En este sentido, la OMS insiste en la importancia de evitar las presiones de la industria para reducir la obesidad infantil. En 2015, Margaret Chan, entonces directora de la organización, declaró que “la industria alimentaria no debe tener ni voz ni voto en la orientación técnica emitida por la OMS”. Pero, la industria está presente en muchos de los planes que se inician para combatir esta epidemia, y se suele apostar por las propuestas de carácter voluntario, que no normativo.
- Alberto Garzón, ministro de Consumo: “La buena voluntad de la industria alimentaria está bien, pero, si no funciona, hay que establecer reglas”
17 autonomías, 17 visiones
En el campo de las administraciones, cada comunidad autónoma ha ideado, con diferentes resultados, su propia estrategia. Según datos del Ministerio de Sanidad correspondientes a 2017, la media de obesidad (IMC superior a 30) en niños de 2 a 17 años es de 10,3 %. Por comunidades, la más castigada sería Murcia, con un 14,2 %, y la que presenta mejores datos, Aragón: 2,5 %. En el País Vasco y en Cataluña, donde las distintas estrategias adoptadas no habían logrado la eficacia deseada, se han implementado recientemente nuevos programas con los que se pretende ser más eficaces en la lucha contra la obesidad y se han adoptado con éxito medidas pioneras, como la subida de impuestos a las bebidas azucaradas que se ha llevado a cabo en Cataluña.
➡️ País Vasco: los mil días
“Estamos cansados de organizar planes y programas que nunca se consiguen; de poner objetivos a 30 años que se terminan olvidando”, explica Portillo. Ella ha participado en el diseño del conocido como ‘Plan de los mil días’, incorporado al Plan de Iniciativas Saludables del Gobierno Vasco. “Se trata de poner un plazo razonable, ni muy corto ni muy largo, para ver si se consiguen efectos. Y de fijar también unos objetivos realistas”. Así, en estos mil días se pretende lo siguiente:
- Aumentar en un 20 % el número de menores que consumen fruta y verdura.
- Reducir el consumo de sal un 20 %.
- Rebajar los azúcares libres en la dieta en un 20 %.
- Lograr que el 50 % de los agentes e iniciativas que trabajan a favor de la alimentación saludable en el País Vasco lo hagan en red y de forma alineada.
Para cumplir estos objetivos, se han adoptado medidas como estas:
- Vending inteligente y saludable: impulsar la instalación (en empresas, universidades, en la calle…) de máquinas en las que uno de cada dos productos que se ofertan sean frutas, verduras y otros alimentos saludables.
- Una aplicación móvil lúdico-pedagógica para fomentar hábitos de vida saludable entre la población infantil.
- El proyecto ‘Puesta al día de comedores escolares’ para mejorar la elaboración y presentación de los menús, y para gestionar los tiempos dedicados a la comida.
- Elaboración de un calendario multicanal de frutas y verduras de temporada para impulsar su consumo.
- Vigilancia del etiquetado y composición nutricional de los alimentos.
En breve se mostrarán los resultados de este plan, que se encuentra en su fase final. De momento, señala María Puy Portillo, “hemos visto que, al cabo de un año, los niños han incrementado un poquito el consumo de fruta. No podemos pretender conseguir que cumplan con las cinco raciones diarias de fruta y verdura; aspiramos a que incorporen a su rutina tomar al menos una pieza al día. Esto es una carrera de fondo”.
➡️ Cataluña: la mirada social
En 2008, el Departamento de Salud de Cataluña puso en marcha el ‘Plan Integral para la Promoción de la Salud mediante la actividad física y la alimentación saludable’ (PAAS). Una vez más, se trataba de una estrategia que englobaba acciones comunitarias, tanto desde la sociedad civil como desde las administraciones y la industria, y en el que se involucraba a profesionales de todos los ámbitos. Los datos, no obstante, seguían sin ser buenos. Según los últimos datos de la Generalitat, correspondientes a 2017 y 2018, el 35,6 % de los niños catalanes de entre 6 y 12 años sufre exceso de peso. De ellos, el 25 % presenta sobrepeso y el 10 % restante, obesidad.
Estos datos han llevado a iniciar un nuevo abordaje para tratar el exceso de peso en la población infantil. “El problema comienza a edades muy tempranas y está condicionado por factores ambientales. Si no jugamos bien las cartas, esta generación tendrá una salud peor de la que han tenido sus padres”, analiza Joan Guix, secretario de Salud Pública.
El programa pretende actuar sobre alimentación, actividad física, sedentarismo y horas de sueño. Se ha tenido en cuenta la brecha socio-económica, que, en palabras de la consejera de Salud, Alba Vergés, “hace que el exceso de peso infantil afecte especialmente a los colectivos más vulnerables”. Por ello, el proyecto piloto se ha puesto en marcha en dos de las zonas más castigadas por la obesidad infantil. Una de ellas, el barrio de La Mina de Sant Adrià del Besòs (Barcelona), tiene una tasa del 24 %, nueve veces superior a la del acomodado barrio de Sarrià-Sant Gervasi. El plan se centra en las familias más desfavorecidas y plantea actuaciones progresivas para atender las necesidades infantiles.
- En una primera etapa, se trata de actuar en prevención: para ello, se formará a los equipos de pediatría, a las escuelas y a los centros comunitarios.
- Posteriormente, se sumarán dietistas-nutricionistas de apoyo, tanto para el abordaje individual como para el grupal o comunitario.
- Se incorporarán también expertos en psicología y actividad física y se trabajará para identificar cómo hacer llegar los mensajes clave a las familias con dificultades especiales.
Cataluña ha sido la primera comunidad en aumentar los impuestos a bebidas azucaradas: en 2017, subió 8 céntimos por litro para las que tuvieran entre 5 y 8 g de azúcar cada 100 ml, y 12 céntimos para las que lo superaran. El resultado ha sido positivo, y se ha reducido su consumo entre un 8 % y un 22 %, en función de la presentación del producto, según un estudio de la Universidad Pompeu Fabra.
Obesidad infantil: en busca de soluciones
Imagen: Andrzej Rembowski
Los datos de obesidad en España no han mejorado, por lo que aún queda mucho por hacer. Entre los aspectos que más se están debatiendo en las distintas administraciones, destacan estos:
- Nutrición como asignatura. En el año 2005, Japón puso en marcha la Ley Base sobre el Shokuiku (educación nutricional), que obliga tanto a los colegios como a los escolares y a sus familias. Los centros escolares incorporan la figura del nutricionista, se les anima a conocer los productos locales y a cocinarlos, y la alimentación es una asignatura transversal. El éxito de esta iniciativa (el 74,5 % de los colegios aumentó el consumo de productos locales) inspira la demanda de llevar la educación nutricional a la escuela.
- Incorporación de dietistas y nutricionistas al Sistema Nacional de Salud. Puede parecernos insólito, pero estos profesionales no se encuentran dentro del sistema público de salud en la mayoría de las comunidades autónomas. Su incorporación es una antigua demanda de este sector: si tanto se insiste en que la obesidad infantil es multicausal y debe abordarse de forma multidisciplinar, parece evidente que este profesional titulado, experto en alimentación, nutrición y dietética, puede ser muy eficaz para combatirlo.
- Control efectivo de la publicidad. El 71 % de los anuncios en horario infantil son de alimentos poco saludables. Es cierto que existe el código PAOS de autorregulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a menores; el problema es que habla de autorregulación, es decir, la propia industria es la que se regula, por lo que no se trata de una norma vinculante. Como consecuencia, es frecuente el incumplimiento, y solo se sanciona en los casos muy llamativos o que saltan a los medios.
- Impuestos sobre bebidas y alimentos azucarados. La cuestión fiscal está siempre sobre la mesa. Existe la opción de seguir el ejemplo de Cataluña y gravar las bebidas azucaradas. Otra opción, que está en estos momentos en debate, es la de subir directamente el IVA, del 10 al 21 % a estos productos, así como a los ultraprocesados.