Aunque muchas personas cocinan el arroz poniéndolo directamente en el agua, lo ideal es sofreírlo ligeramente por 2 minutos en un poco de aceite. De esta manera los granos se sellarán y el almidón natural no se separará del grano al entrar en contacto con el agua. La dispersión del almidón es la que origina que el arroz, después de la cocción, se pegue y no quede suelto.