Las vacaciones se consideran, a menudo, como una época de relajación en todos los sentidos. Pero esto no debe aplicarse a lo que afecte a nuestra salud, como son los hábitos de alimentación o de ejercicio. Y menos aún, si convivimos con una enfermedad crónica como la diabetes, que requiere de un control constante y responsable. Tras proponer en el último artículo algunos consejos para crear un kit para viajes seguros y saludables, en esta ocasión nos centraremos en la alimentación, como clave para una buena salud en verano de la persona con diabetes.
La alimentación no solo contribuye a nivel nutricional a nuestro bienestar, sino que también puede ayudarnos a mantener hidratado nuestro organismo, en estos días de sol y altas temperaturas. No hay que olvidar que la hidratación forma parte de nuestros hábitos alimentarios, y si algo bueno tiene el verano en este sentido es que nos permite acceder a una gran variedad de frutas y verduras de temporada, ricas en agua y micronutrientes, que podemos mezclar y preparar de distintas formas, como veremos a continuación.
Fruta a todas horas
Por lo tanto, las frutas deben estar presentes en nuestro día a día, y debemos dejar atrás esa falsa creencia de que no son buenas para las personas con diabetes. Al contrario, resultan beneficiosas para su salud y, en especial, para el control de algunos factores de riesgo cardiovascular, como el peso corporal, la tensión arterial o los niveles de colesterol. Esto no quita que algunas frutas, como el plátano o las uvas, tengan un alto contenido en carbohidratos; pero no significa que las personas con diabetes no puedan consumirlas, sino que deben tenerlo en cuenta para hacerlo en las raciones apropiadas.
El consumo de fruta tiene otras grandes ventajas, que merece la pena recordar, como que no requiere de ningún tipo de procesado, más allá de su limpieza; son fáciles de transportar, por lo que no tenemos excusa para llevarlas siempre encima a modo de snack saludable; y muchas de ellas se pueden comer con piel, que al ser rica en fibra, contribuye a regular los niveles de glucosa en sangre. Además, existe una gran variedad de alternativas para mezclarlas y hacerlo de una manera atractiva para todos los miembros de la familia, empezando por la clásica macedonia y siguiendo por otras alternativas más innovadoras, como unas brochetas de frutas.
¡Que viva la ensalada!
El concepto de ensalada, por otra parte, está ligado al de un plato, compuesto esencialmente por lechuga, y que sirve de acompañamiento para otros alimentos. No obstante, puede ser una opción completa para una comida, como vemos en estas recetas, y a la que podemos añadir todos los macronutrientes necesarios, en un formato frío y fácil de preparar.
Para empezar, podemos probar a innovar con la base de la ensalada ya que, al margen de la lechuga, encontramos muchas otras verduras frescas de hoja, como la espinaca, la rúcula o el canónigo, para darle un toque distinto de sabor al plato. Asimismo, podemos sustituir la hoja verde por legumbres, como las lentejas o los garbanzos, que se combinan a la perfección con otros productos frescos y aportan gran cantidad de fibra.
Si queremos que la ensalada constituya un plato completo, para una comida o cena, podemos incluir en ella algún otro ingrediente rico en proteínas, como pollo, atún, huevo duro o tofu, según el gusto de cada uno. En este sentido, hay que intentar que el preparado de este añadido sea saludable, evitando, por ejemplo, el pollo rebozado u otras carnes procesadas, como el bacón. Y siempre teniendo en cuenta su contenido en hidratos de carbono, podemos añadir una pequeña cantidad de algún queso fresco y frutos secos, como pipas o nueces.
Por último, el mejor aliño posible es el que nos puede aportar el aceite de oliva virgen extra, el «oro líquido» de la dieta mediterránea, que se puede acompañar, por ejemplo, de vinagre de manzana o limón.
Los platos de cuchara también son para el verano
Las preparaciones en forma de sopa o cremas ligeras de verduras y frutas pueden ayudarnos a cubrir nuestras necesidades diarias de hidratación, al estar compuestas en gran parte por el agua que contienen sus ingredientes, y así convertirse en el primer plato estrella de nuestras vacaciones. Por eso, proponemos elaborar algunas de estas sopas frías cuyo nivel de frescor lo proporcionan en función de sus ingredientes y preparación.
Así, en esas recetas nos invitan a darle un toque distinto al afamado gazpacho, agregando en su preparación una fruta, como el melocotón, o un toque refrescante de albahaca o hierbabuena. Otra alternativa consiste en añadir el aguacate, como ingrediente clave, para lograr una textura cremosa en las típicas cremas frías de verduras, como la de calabacín.