Hace años, cuando aún no existían tantos tipos de galletas industriales, la galleta María causó gran sensación. Redonda, ligeramente tostada, idónea para mojar en un tazón de leche, tardó poco en ganar popularidad y en ser, también, la más vendida. Por su sabor y su simpleza, la repostería casera se fijó en ella para convertirla en ingrediente de múltiples postres, ya fuere como elemento principal, como parte de la base o como elemento decorativo. En este artículo, recuperamos algunas de las recetas más tradicionales y sabrosas para preparar con galletas María y aprovechar así el típico paquete a medio terminar que anda dando vueltas por el armario del desayuno.
Natillas caseras con la galleta María encima, a modo de coronación; troncos de galleta y chocolate con mantequilla y cacao; bases de tartas de queso cremoso; bombones de galleta con chocolate… Las posibilidades para hacer postres con este tipo de galleta son amplias. Los siguientes son (deliciosos) ejemplos para emplearlas en repostería:
Como base de tartas
Podemos utilizarlas de dos formas. Una de ellas consiste en remojarlas en leche con un poco de vino moscatel para colocarlas humedecidas en la base del molde de tartas. La otra manera -la más habitual-, consiste en triturar las galletas hasta hacerlas harina y mezclar con mantequilla derretida y un poco de leche hasta formar una pasta cuya textura se asemeje a una bola de plastilina, flexible para extender en el molde de tarta desmontable. ¿Y después? Sobre esta base podemos montar diversos postres:
Tartas gelatinizadas, como la conocida tarta de queso cremoso. Templamos nata, disolvemos en ella unas láminas de gelatina, endulzamos con azúcar glass y batimos con el queso cremoso. Vertemos esta mezcla sobre la base de galleta, dejamos solidificar en el frigorífico durante unas 4 horas y, antes de servir, cubrimos la superficie con un coulis de fresa o de frambuesa. El coulis se consigue calentando mermelada con un poco de agua y filtrando el jarabe que se forma por un colador. Así obtendremos un fino líquido que, una vez enfriado, vertemos sobre la superficie de la tarta para que también se solidifique con el reposo.
- Flan o cuajada. Entre las tartas cremosas, unas de las más elaboradas son las de flan o de cuajada. Para prepararlas, se calienta la leche y se le agrega una yema de huevo, azúcar y el preparado de flan o de cuajada, junto con una gelatina. Dejamos que dé un hervor, probamos el punto de sabor y de azúcar y, cuando se temple, volcamos sobre la base de galletas e introducimos al frigorífico para que cuaje. Una forma sencilla de elaborar una tarta cremosa con sabor a flan y con una base deliciosa.
- Postres individuales y aromáticos. Al preparado de flan podemos dar un toque de aroma de café, de limón o de cacao, si nos gusta más el chocolate. También podemos presentar en vasitos individuales, de manera un poco más sofisticada. Para ello, colocamos un poco de base de galleta triturada en el fondo del vasito y, sobre ella, vertemos el cremoso preparado con el fin de que se solidifique sobre la galleta. Ya que utilizamos unos vasitos transparentes, podemos jugar con las texturas y colores agregando unos pedacitos de frutas, trocitos de chocolate o gelatina de sabores, antes de verter la crema. El aspecto del postre mejorará de forma ostensible.
Tronco de galletas y cacao
El tronco de galletas, crema de mantequilla y cacao es un clásico de la infancia y una receta muy sencilla. Primero, elaboramos una crema al gusto con mantequilla, cacao y un poco de azúcar glass. Cuando la textura de nuestra crema sea apropiada para untar, reservamos en una zona fresca, pero sin introducir a la nevera. Remojamos las galletas María en leche tibia con unas gotitas de moscatel (lo del vino es opcional); lo hacemos de pocas en pocas, y apenas un momento, para que no se deshagan. Según las sacamos del remojo, las untamos con la crema que hemos hecho y las vamos pegando unas a otras de manera que formamos un tronco de unas 30 galletas. Enfriamos este tronco en el frigorífico, mientras oscurecemos la crema que nos ha sobrado con un poco más de cacao. Con esta crema cubriremos la superficie del tronco, de modo que no se vean las galletas, y rayamos la superficie con un tenedor, para imitar las estrías de la corteza de un árbol. Esta tarta queda más rica con un reposo de 12 horas en el frigorífico y sacándola una hora antes de servir de la nevera.
Bombones de galletas María
Los bombones de galletas son muy sencillos de elaborar. Primero, troceamos las galletas María hasta conseguir una textura un poco más gruesa que el polvo (es decir, que se vean pequeños trocitos). Después, derretimos chocolate de cobertura y un dadito de mantequilla, y los vertemos en el mismo recipiente donde tengamos las galletas trituradas. Mezclamos el conjunto, al que podemos agregar algún trocito de fruto seco, almendras tostadas, avellanas tostadas, uvas pasas… y extendemos esta mezcla sobre una bandeja para que se solidifique. Una vez endurecida, hacemos con ella pequeñas bolitas con ayuda de una cucharilla. Bañamos cada bolita con chocolate de cobertura fundido y dejamos enfriar. Envolvemos en pequeños papelitos (como los que se usan para las trufas) y reservamos en un lugar fresco hasta el momento de servir.