La diarrea es uno de los síntomas más frecuentes en los niños de alguna enfermedad, por lo general gastroenteritis. Se trata con rehidratación oral y, a veces, también con probióticos. Estos microorganismos vivos ayudan a reducir la intensidad y duración de la diarrea, en especial cuando está causada por recibir un tratamiento con antibióticos. Eso sí, debe ser el médico quien los prescriba y quien recomiende las bacterias que sí han demostrado eficacia. Todo ello lo explicamos a continuación con más detalle.
La diarrea aguda es un síntoma de una enfermedad, habitualmente una gastroenteritis. Esta puede estar causada por una infección vírica o bacteriana. La primera es más frecuente —representan el 80 % de los casos— y afecta más a los niños pequeños durante los primeros años de vida. Según la Sociedad Europea de Hepatología y Nutrición Gastroenterológica Pediátrica (ESPGHAN), los menores de tres años sufren, de media, un episodio de gastroenteritis vírica al año (a veces más). Además, la diarrea puede estar provocada por intoxicaciones y alergias alimentarias e ingesta de fármacos, principalmente antibióticos: el 40 % de los niños que han seguido un tratamiento con estos medicamentos ha cursado una diarrea.
El tratamiento para la diarrea es la rehidratación oral con el fin de reponer el agua y los electrolitos perdidos con las deposiciones. Rara vez se prescriben fármacos. Continuar con una dieta equilibrada, evitando grasas y azúcares, es también fundamental. Por lo general, la diarrea aguda cede entre los dos y seis días tras comenzar el tratamiento, aunque este tiempo puede variar dependiendo de la edad del niño y de la enfermedad que haya provocado este síntoma.
Para reducir y mejorar los síntomas de la diarrea el médico puede recomendar la administración de probióticos, micoorganismos vivos beneficiosos para la salud. Los probióticos son especialmente efectivos cuando la diarrea se ha producido por seguir un tratamiento con antibióticos, ya que restauran la microbiota intestinal deteriorada.
Qué es un probiótico y cuándo está recomendado su uso
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades apropiadas como parte de un alimento, confieren al huésped un beneficio para la salud”. Las especies más utilizadas como probióticos son las bacterias Lactobacillus y Bifidobacterium, algunas de las especies E. coli y Bacillus y el Clostridium butyricum. También se emplean levaduras, como la Saccharomyces boulardii.
Basándose en las evidencias disponibles, la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda el uso de probióticos para el tratamiento o prevención de la diarrea aguda viral, la diarrea asociada a los antibióticos, el cólico de lactante, la diarrea nosocomial y en ciertos casos de enfermedad inflamatoria intestinal y enterocolitis necrotizante.
Cómo y cuándo deben administrarse
Los probióticos pueden ser muy beneficiosos en el tratamiento de diarreas agudas en niños. Según la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP), la utilización de ciertas cepas probióticas es especialmente efectiva en las primeras 48 horas desde que comienza la alteración gastrointestinal, ya que ayudan a reducir la intensidad y duración de los síntomas. Es importante recalcar que el uso de los probióticos debe ser siempre complementario a la rehidratación oral.
El Comité de Nutrición de la ESPGHAN, además de confirmar esta tesis, concreta que los probióticos que han demostrado su eficacia para tratar la diarrea infantil son el Lactobacillus GG, Saccharomyces boulardi, Lactobacillus reuteri DSM 17938 y Lactobacillus acidophilus LB (heated-inactivated).
Probióticos para reponerse de los antibióticos
Los antibióticos son la terapia más comúnmente prescrita en población pediátrica. “Su consumo es tres veces mayor que en los adultos. La antibioterapia puede alterar la resistencia a la colonización de la microbiota intestinal, dando lugar a diarrea hasta en un 40 % de los casos”, señala desde la AEP Guillermo Álvarez Calatayud, presidente de la SEMiPyP y especialista en Gastroenterología y Nutrición pediátrica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Para el doctor, los probióticos son muy efectivos en estos casos, “restauran la microbiota deteriorada y protegen a los niños”. Sin embargo, no todos son iguales ni eficaces, “el pediatra debe conocer y prescribir aquellos probióticos que recomiendan las principales guías de práctica clínica y que están basados en estudios clínicos contrastados”.
Una revisión sistemática de la Biblioteca Cochrane avala la utilización de probióticos para tratar los síntomas de las diarreas agudas. Para llegar a esta conclusión consideraron 33 ensayos clínicos. La muestra total fue de 6.352 niños que recibieron diferentes probióticos, placebos, otro tipo de tratamientos o nada. El resultado global del ensayo mostró que los probióticos reducían moderadamente la aparición de diarrea asociada a los antibióticos. Además, ocho ensayos clínicos apuntaban a que los probióticos disminuían en casi un día la duración de la diarrea. En 24 ensayos clínicos no se apreciaron efectos adversos.
¿Cuándo tomar probióticos con los antibióticos? Para el facultativo es esencial empezar con los probióticos “desde que comienza el consumo del antibiótico hasta, por lo menos, el final del tratamiento, y no cuando haya empezado la diarrea. Además, la mayoría de los probióticos no se deben administrar coincidiendo con la toma del antibiótico, ya que éstos atacarían a las bacterias beneficiosas, por lo que es aconsejable darlo entre tomas”, concluye.
La ausencia de contraindicaciones en la administración de probióticos es un aspecto muy importante para tener en cuenta y un motivo por el que “la mayoría de los médicos deberían prescribirlos, aunque recomendando la cepa que haya demostrado mayor eficacia”, opina el pediatra Guillermo Álvarez Calatayud.