Los datos del estudio COSI Portugal (Childhood Obesity Surveillance Initiative) de 2019 muestran que el 29,6 % de los menores portugueses entre los seis y ocho años tienen exceso de peso, con un 12 % de obesidad. Son datos similares a los que tenemos en España. ¿Qué hacemos mal los países del sur de Europa para que nuestros niños tengan esos problemas de peso?
Varias razones ayudan a explicar ese sobrepeso, entre ellas, una baja natalidad con familias pequeñas y muchos hijos únicos, la sobreprotección de los menores, la falta de tiempo de los padres y el excesivo tiempo a solas frente a las pantallas. La lectura positiva es que se aprecia una ligera tendencia a la baja en los últimos años.
El modelo de perfiles nutricionales portugués funciona desde 2019. ¿Qué les llevó a aprobar esta ley?
La literatura científica y la experiencia de otros países muestran que proteger a los niños de la publicidad de alimentos no saludables requiere de medidas regulatorias. La aprobación de esta ley fue un paso muy importante para que los niños no estén expuestos a este tipo de anuncios. Uno de sus puntos fuertes es que esta normativa es relativamente amplia e incluye diferentes canales y medios, incluido el digital, que es, según las acciones de seguimiento e inspección que venimos desarrollando desde 2019, el ámbito de mayor preocupación. Precisamente, la ministra de Sanidad portuguesa, Marta Temido, ha mostrado en repetidas ocasiones esta preocupación.
¿Por qué Internet y las redes sociales merecen una atención especial?
La publicidad ha pasado de los medios más tradicionales, como la televisión y la prensa escrita, a medios digitales, donde la interacción y recopilación de información sobre hábitos alimentarios y estilos de vida de los menores es mucho más agresiva y compromete más su privacidad. En este aspecto, son dos canales que deberían preocuparnos a todos.
¿Cómo determinaron los puntos de corte de cada perfil nutricional?
Seguimos como referencia el modelo de perfil de nutrientes de la Oficina Regional de la OMS para Europa. Para ello se utilizaron diferentes valores de referencia, dependiendo de las categorías de alimentos, con puntos de corte más altos para las que pueden encajar en un patrón dietético saludable y puntos de corte más bajos para las categorías de alimentos que puedan comprometer una alimentación variada, equilibrada y sana. Para algunas categorías de productos, los límites se basaron en valores correspondientes al 25 % de la ración de referencia y, para otras, en normativas vigentes en la Unión Europea. En las categorías de alimentos que normalmente no contienen cantidades significativas de ácidos grasos saturados, azúcar o sal, los puntos de corte corresponden los límites superiores de las declaraciones de ‘bajo contenido de’ definidas en el Reglamento de la Comisión Europea 1924/2006.
¿Y qué ocurre con las grasas trans?
Aunque la OMS recomienda que el contenido de ácidos grasos trans no supere un gramo por cada 100 gramos de grasa, en nuestro modelo de perfil nutricional se consideró el valor establecido por el Reglamento (UE) 2019/649. Esta norma define que el contenido de ácidos grasos trans no puede exceder de dos gramos por 100 g de lípidos. Este valor se aplica a todas las categorías de alimentos.
Mientras la OMS y el proyecto anunciado por el ministro Garzón para España no permiten la publicidad de cinco categorías de alimentos (chocolates, bollería, zumos, bebidas energéticas y helados), el modelo portugués no cierra la puerta a ninguna, pero sí establece unos límites en estas categorías. ¿A qué se deben estas modificaciones?
Son pequeñas diferencias que se derivan de la redacción de la ley portuguesa que no nos permitía, por ejemplo, definir puntos de corte para la grasa total o considerar los edulcorantes como uno de los criterios del perfil nutricional. Algunas adaptaciones se realizaron para alinear los límites de algunos nutrientes en determinadas categorías de alimentos con los valores definidos por la legislación de la Unión Europea. Otros cambios reflejan los compromisos asumidos en Portugal en el ámbito de la reformulación de productos alimenticios, así como un análisis de la composición nutricional de los alimentos disponibles en el mercado portugués. Pese a estas adaptaciones, realizamos un análisis para verificar la concordancia entre el modelo de perfil nutricional de la OMS y el de la Dirección General de Salud, y se verificó un alto grado de coincidencia.
¿Estas adaptaciones fueron una concesión a la industria alimentaria?
No. El modelo de perfil nutricional fue desarrollado por la Dirección General de Salud, con total independencia.
En la guía de alimentación portuguesa Roda dos Alimentos (Rueda de los Alimentos) ya definen las categorías de productos alimentarios no saludables para la población. ¿Facilitó eso la aprobación de los perfiles nutricionales?
La Roda dos Alimentos, como guía alimentaria con recomendaciones para la población portuguesa, es siempre una referencia para definir las diferentes medidas de salud pública que venimos implementando para promover una alimentación saludable. Los perfiles nutricionales que establecimos tuvieron en cuenta las recomendaciones de esta guía. Es decir, se definieron criterios menos permisivos para las categorías que no encajan en un patrón de alimentación saludable [y que no aparecen en la rueda], y límites más permisivos para las categorías que pueden encajar en un patrón de alimentación saludable. Así, existe una concordancia entre las recomendaciones de la Roda dos Alimentos y el modelo de perfil nutricional.
Otra estrategia que están llevando a cabo en Portugal es la reformulación de los productos alimenticios. Cuentan con un ambicioso compromiso entre la Dirección General de Salud (DGS), el Instituto Nacional de Salud Dr. Ricardo Jorge (INSA), la Federación de Industrias Agroalimentarias Portuguesas (FIPA), la Asociación Portuguesa de Empresas distribuidoras (APED) y NielsenIQ. Han logrado una reducción del 11,1 % en azúcares y un 11,5 % en sal. ¿Cómo han conseguido un consenso tan grande con protagonistas tan distintos?
El consenso ha sido posible porque la definición de metas fue progresiva, lo que ha permitido la adaptación de las empresas. Desde el principio, las federaciones y las asociaciones representativas se han involucrado, a la vez que se ha acompañado de una iniciativa política y un seguimiento técnico independiente. Creo que la clave ha sido la confianza entre todos los interlocutores a lo largo de todo el proceso.
En España cada vez que se aborda algo así salen muchas voces en contra. ¿Hubo mucha oposición en Portugal?
No, porque todos los involucrados que participaron vieron ventajas en el proceso.
¿Qué puntos fueron los más duros para negociar?
La mayor dificultad fue involucrar a las industrias del queso y charcutería, pero creemos que pronto también se sumarán, ya que en muchos países europeos, nuestros competidores comerciales, estos productos tienen cada vez menos sal y aditivos.
España quiere seguir los pasos de Portugal en materia de regulación de la publicidad de alimentos en horario infantil. ¿Qué consejos nos daría?
Que existan estudios científicos robustos que demuestren el nivel de exposición de los niños a alimentos de mala calidad nutricional y una opinión pública informada de estas situaciones. En cuanto a la definición del modelo de perfil nutricional, que es uno de los elementos fundamentales para la regulación de la publicidad de alimentos dirigida a niños, es capital la creación de un grupo de trabajo ampliado con la participación de expertos independientes, instituciones académicas y de investigación, así como de las instituciones de la sociedad civil. La inclusión de esta medida en las iniciativas de la UE para garantizar los derechos del niño, concretamente la Garantía Infantil Europea y la Estrategia de la UE sobre los Derechos del Niño, también podría ser fundamental para el éxito de la regulación de la publicidad de alimentos dirigida a niños en España.