Imagen: CONSUMER EROSKIEl tratamiento y la prevención del estreñimiento se puede abordar de diferentes maneras. Una de ellas es la farmacológica. Pero aquí solo comentaremos cómo hacerlo con unos correctos hábitos de vida, en concreto con una dieta saludable. No debemos confundir las dietas de prevención del estreñimiento con los abordajes que se utilizan cuando ya tenemos un proceso de estreñimiento ya instaurado. Si ya hay un “bloqueo” intestinal, será mejor corregir ese primer escollo antes de empezar una dieta de tratamiento que pudiera incluir una gran cantidad de agua, verduras, hortalizas y legumbres.
Estreñimiento: ¿por qué siempre se habla de la fibra?
La fibra desempeña un papel fundamental para el tratamiento y prevención del estreñimiento: es la encargada de aumentar el tamaño del bolo fecal, de incrementar la velocidad del tránsito intestinal y de proveer de alimento a nuestra microbiota intestinal (las bacterias con las que convivimos y que guardan una estrecha relación con nuestra fisiología digestiva).
No toda la fibra se comporta de la misma manera en el intestino; depende de su solubilidad y de cómo la pueden fermentar nuestras bacterias. Por lo tanto, la fibra de una fruta no se comportará igual que la de un cereal integral, aunque aumentar el consumo de ambas es una buena opción para la población saludable.
Pero ¡ojo! Cuando hablamos de que hay que incrementar la ingesta de fibra, no nos referimos a que haya que priorizar los alimentos etiquetados como «alto en fibra», ni siquiera productos dietéticos. Muchos de estos productos son galletas, cereales de desayuno o, incluso, salvado de distintos cereales para añadir a otras preparaciones exentas de fibra, como puede ser la costumbre tan extendida de añadir una cucharada de fibra en el yogur. Ese no es el modelo que se debe seguir. Lo que habría que priorizar es aumentar la ingesta de alimentos que ya son ricos en fibra y agua de por sí: frutas, verduras, hortalizas y platos de legumbres.
Imagen: Gábor Adonyi
Tengo problemas digestivos, ¿necesito tomar más fibra?
Es algo que no se puede afirmar tan a la ligera, ya que, aunque la ingesta de fibra es muy saludable y un gran hábito para población general, pueden darse casos en los que esté contraindicada. No podemos asumir que toda dolencia intestinal mejorará comiendo más alimentos de los citados, ya que antes deberíamos descartar posibles patologías o condiciones que nos puedan hacer elegir el mejor tratamiento dietético.
¿Qué otras cosas puedo hacer, aparte de comer más vegetales?
Se sabe que hay dos hábitos fundamentales que previenen el estreñimiento, dos rutinas que pueden cambiar sensiblemente en verano y de ahí que aparezca un proceso al que no estábamos acostumbrados. Son una correcta hidratación y el ejercicio físico.
- La hidratación posibilitará que las heces estén hidratadas de modo correcto y que no falte agua para poder compactar la fibra que consumamos. En ocasiones, una insuficiente hidratación puede predisponer a un estreñimiento y también a heces muy duras y deposiciones dolorosas, sobre todo en personas muy sedentarias, personas mayores encamadas o población predispuesta a deshidratarse (los mismos grupos de riesgo que para los golpes de calor).
- Por otro lado, la actividad física permitirá la activación de la motilidad intestinal y que el bolo fecal avance. En este sentido, es de especial importancia no pasar inactivo mucho tiempo.
Bien pensado, la mejor manera de prevenir el estreñimiento veraniego es simplemente una vida saludable. El problema es que estas tres patas (dieta, ejercicio e hidratación) pueden verse comprometidas por el calor y nuestra rutina de alimentación y actividad física durante estos meses. Por ello, no hay que olvidar estos consejos para el día a día:
- Dieta saludable con abundantes frutas, verduras, hortalizas y legumbres.
- Correcta hidratación con el agua como bebida principal.
- Una rutina activa evitando largos periodos de inactividad e incorporando actividad física regular.