La época por excelencia de las fresas y fresones va de marzo a mayo. Son una fruta muy estacional, de un sabor pronunciado, sobre todo, si se dejan madurar en la mata. De forma habitual, se comen como postre, limpias y enteras o troceadas y mezcladas con zumo de naranja, azúcar o nata, aunque son frutas delicadas que pueden emplearse para elaborar deliciosas y originales recetas, desde mermeladas y salsas hasta aperitivos y guarniciones de platos de carne o de pescado.
Descubrir nuevas recetas con fresas
La fresa es una fruta de usos variados en la cocina. Aunque es costumbre consumirla como postre, sirve también como ingrediente de recetas saladas, a las cuales proporciona un delicado sabor.
Para preparar las fresas como aperitivo salado, se deslavan, se les quita el tallo, se trocean en cuartos y se aderezan con una pizca de sal y pimienta recién molida. La mezcla se deja reposar unos 5 minutos y se sirve la fruta a modo de brochetas, como entrante refrescante. Otra sugerencia de entrante salado con fresas consiste en trocearlas y acompañarlas de un alimento que contraste su perfumado sabor, como unas lonchas finas de jamón ibérico, salmón ahumado o anchoas en salazón, entre otras. Esta combinación de alimentos se puede acompañar de una ensalada de hojas de lechugas variadas o de una base de tomate. Esta última propuesta complementa el toque dulce de la fresa con la acidez del tomate.
Las fresas como guarnición se pueden cocinar con un poco de aceite de oliva y una pizca de sal en una sartén antiadherente. Una vez salteadas, se aromatizan con un poco de pimienta recién molida, unas hojas de albahaca o de menta o unas ramitas de tomillo. Es una combinación plena de sabor, que sirve para acompañar a un magret o confit de pato asado, un solomillo a la plancha o platos de consumo más cotidiano, como unos filetes de pollo o una carne en salsa. Tampoco se debe descuidar la mezcla con pescados a la plancha.
Lo correcto es lavar las fresas con el tallo verde bajo el chorro de agua, sin sumergirlas, para que no absorban agua y resulten insípidas
Si la fresa no resulta sabrosa, es fácil que se haya recogido poco madura y, aunque terminen de colorearse en las bandejas o en las cajas, no desarrollan su sabor dulce natural. Si es el caso, se puede extraer el máximo sabor dulce de estas frutas delicadas de la siguiente manera: una vez deslavadas y troceadas, se ponen a macerar con un chorrito de vinagre o de zumo de naranja y se espolvorean con un poco de azúcar. Esta marinada hace resaltar aún más el sabor de las fresas. Las marinadas también se pueden elaborar con un zumo de frutas con un toque ácido, con un chorrito de vino tinto o con cava o champán. El azúcar puede ser moreno o mascabado, para dar un toque exótico, y es posible agregar especias como la canela y unos granitos de pimienta.
Fresas como postre
Las fresas se consumen de forma común como postre: troceadas al natural, en zumo, en macedonia o en brocheta mezcladas con otras frutas… Para elaborar un riquísimo granizado, una vez limpias, las fresas se congelan con un poco de azúcar y se trituran con una batidora en el momento de servir. Si a este granizado se le añade un vaso de leche y un yogur, se consigue un sabroso batido natural. El sorbete de fresas aromatizado con menta también resulta refrescante como postre o para tomar entre horas.
Para su correcto consumo, se deben lavar justo en el momento anterior a prepararlas. Lo adecuado es deslavarlas, es decir, lavarlas lo justo bajo un pequeño chorro de agua, pero sin sumergirlas, para que no absorban el agua y se conviertan en unas frutas insípidas. Una vez deslavadas, se les quita el tallo verde y se dejan listas para cualquier preparación, ya sea para consumirlas crudas o cocinadas.
Las fresas destacan principalmente por el contenido en tres vitaminas: los folatos, la vitamina C y la provitamina A. Una ración de 250 g de fresas provee la mitad de los requerimientos diarios de folatos y esta vitamina está implicada en mecanismos de protección de la salud del corazón. Por ello, es recomendable comer fresas durante los meses que dura su temporada natural.
A su vez, con tan solo 100 g de fresas, se completan los requerimientos de vitamina C, que se estiman en 60 miligramos diarios. La vitamina C apenas se acumula en el organismo, lo que obliga a ingerirla a diario a través de la dieta. Su deficiencia provoca cansancio, irritación y dolor en las articulaciones. Además, la vitamina C tiene cualidad antioxidante, lo que explica el carácter saludable de las fresas.