La mejor opción para conocer la gastronomía ucraniana no es acudir a un restaurante de lujo en los que se sirve comida europea, sino comer en un café, o mejor aún, conseguir ser invitados a una casa ucraniana en la que, probablemente, la mesa se llenará de los platos más auténticos, elaborados de la forma tradicional y servidos en cantidades rebosantes.
Conviene saber
Ucrania es, junto con los campos de Jerez, la extensión de cultivo heterogéneo y de calidad más grande de Europa. La comida ucraniana no defrauda, sus locales son de calidad y el servicio correcto. Lo mejor es reservar una mesa con antelación, pues la espera hasta conseguir una puede ser realmente larga, aunque vale la pena, tanto por el buen servicio como por el sabor y presentación de los platos.
Entremeses como pepinillos salados o ‘pereshkes’, las pequeñas empanadas rellenas de patata y queso; densas sopas que ayudan a entrar en calor como la ‘gribnoy’, preparada con champiñones y patata; platos de carne y pescado, entre los que destacan el ‘selyodka pod souboy’, una receta de arenques, o el ‘ukranian borscht’, elaborado con carne de ternera y cerdo ahumado y que se acompaña de ingredientes tan típicos en Ucrania como la cerveza y la remolacha.
Los ricos vinos ucranianos, la cuidada decoración de los cafés y la ambientación con música en directo, pueden convertir una modesta cena ucraniana en un momento inolvidable.
Acabar del mejor modo
Para terminar una comida o una cena, la cocina ucraniana deleita al visitante con una gran variedad de postres y dulces. Los más exitosos son los elaborados con fruta, principalmente con ciruelas y cerezas, aunque no logran desbancar al postre más famoso y popular del país, el ‘varenyky’. Se trata de un bollo cocido relleno de ingredientes tan variados como queso, arándanos, fresa, manzana o incluso garbanzos. De igual importancia que el ‘varenyky’ es el ‘salo’, un postre elaborado a partir de grasa de cerdo, cuya receta se remonta varios siglos atrás. Cualquiera de ellos se puede acompañar con un café o un té, este último por lo general, acompañado de una cucharada de mermelada de frambuesa.