Aproximadamente seis de cada diez consumidores no leen el etiquetado de los productos alimentarios que compran, según un estudio de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa (CEACCU). De ellos, un 60,4% dice que no lee las etiquetas por exceso de información y que procesar tanto dato «requiere demasiado tiempo». Además, un 53,8% no lo hace debido al tamaño «demasiado pequeño» de la letra, mientras que un 34% apunta como causa la «dificultad para entender la información».
La fecha de caducidad (89,3%), la de envasado (41,4%) o el valor nutritivo (41,4%) son los aspectos en los que se fija el 40% de los consumidores que sí lee las etiquetas. No obstante, el grado de comprensión general es muy bajo, ya que hasta un 64,1% afirma que no entiende la «práctica totalidad de la información». A pesar de ello, el etiquetado les parece «fiable». Así, el 60% se muestra conforme con las frases publicitarias que ensalzan las cualidades saludables de los productos.
Fórmulas publicitarias como «con vitaminas», «bajo en colesterol», «bajo en materias grasas», «natural», «rico en calcio» y «0% de grasas» son, según los consumidores, las que más animan a la compra. Y es que un 41% de los encuestados admite que estaría dispuesto a pagar más por un producto que dice tener valores añadidos para la salud.
Sin embargo, son precisamente las frases relativas a las propiedades saludables las que entrañan mayor dificultad para un 52,8% de los consumidores. De esta forma, los compuestos menos sanos, como las «grasas trans» o aceites vegetales con alta proporción de grasas saturadas como los de coco o palma, son los que más cuesta identificar.