Ser mujer, tener un hijo y poder amamantarlo sin que el trabajo suponga un obstáculo o un impedimento. Con esta idea UNICEF y la OMS han lanzado una campaña de alcance internacional cuyo propósito es impulsar un cambio global para que todas las mujeres puedan dar el pecho a sus bebés. Este año, la Semana Mundial de la Lactancia Materna hace foco en las madres trabajadoras, que no siempre encuentran un entorno favorable para amamantar a sus hijos, y resalta los beneficios de la lactancia para los bebés, las madres e incluso para las empresas donde trabajan.
Lactancia materna exclusiva, un privilegio de pocos
La lactancia materna es buena para el bebé y su madre. Desde el punto de vista nutricional y desde el afectivo, no existe una alternativa tan buena. La leche materna es el mejor alimento posible para los primeros meses de vida, porque nutre y protege al pequeño y, además, estrecha el vínculo entre la madre y su hijo. Numerosas investigaciones lo ratifican, mientras ponen en valor los múltiples beneficios de dar el pecho a los bebés. Sin embargo, solo un 38% de los niños en el mundo reciben lactancia materna exclusiva, recomendada durante los seis primeros meses de vida.
El dato lo brinda UNICEF que, junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha propuesto mejorarlo. La meta que se han trazado en la Asamblea Mundial de la Salud es clara: aumentar las tasas de lactancia materna exclusiva para niños menores de seis meses, al menos, al 50% en 2025. «Para alcanzar este ambicioso y muy importante objetivo, necesitamos eliminar todas las barreras a la lactancia materna», apuntan.
La primera barrera es la falta de información. De ahí que, cada año, estos dos organismos internacionales unan sus esfuerzos para llamar la atención sobre «la vital importancia que la lactancia materna tiene, no solo en las vidas de los niños más vulnerables, sino también para fortalecer las sociedades». El resultado es la Semana Mundial de la Lactancia Materna que, bajo el lema «Lactancia materna y Trabajo. ¡Hagamos que funcione!», ha centrado su campaña de 2015 en los millones de mujeres trabajadoras que no siempre pueden compatibilizar su vida laboral con dar el pecho a sus hijos.
Lactancia materna y situación laboral
Para muchas mujeres, conservar sus puestos de trabajo implica renunciar a la lactancia, o viceversa: mantener la lactancia materna implica arriesgar su empleo. No es la disyuntiva de unas pocas personas: en la actualidad, la mayor parte de los 830 millones de mujeres trabajadoras en el mundo no se beneficia de políticas en los lugares de trabajo que apoyen a las madres que dan el pecho. Y el dato, de por sí estremecedor, empeora. Como advierten desde UNICEF, «esta cifra no incluye a mujeres que trabajan informalmente, de forma estacional o con trabajo a tiempo parcial, frecuentemente las mujeres más pobres en los países más pobres, que pueden tener que hacer frente a barreras incluso mayores para continuar con la lactancia materna».
En España, la vuelta al trabajo remunerado es la principal causa de abandono de la lactancia materna. Diversas fuentes dan cuenta de esta realidad social, entre ellas, la Encuesta Nacional de Salud, del Instituto Nacional de Estadística (INE), y el ‘Informe técnico sobre la lactancia materna en España‘, elaborado por la Asociación Española de Pediatría. Este problema, que no afecta solo a nuestro país, también fue señalado en el ‘Estudio Mundial sobre la Lactancia Materna‘, una encuesta en la que participaron casi 2.300 expertos de 106 países. Todos ellos coincidieron en que el regreso a la actividad laboral es el principal motivo por el que las mujeres dejan de dar el pecho a sus hijos de forma prematura.
El derecho y los beneficios de amamantar a un bebé
«Los gobiernos deberían liderar el cambio haciendo de la lactancia materna una prioridad política en los planes de desarrollo nacional, aumentando los recursos para los programas que apoyan la lactancia y trabajando con las comunidades y familias para promover los beneficios de la lactancia materna», reivindican desde UNICEF. «Pero deberíamos hacer aún más para superar el obstáculo que previene potencialmente a millones de mujeres de dar el pecho: las políticas en los lugares de trabajo que no apoyan el derecho de las madres trabajadoras a amamantar a sus bebés en el trabajo», agregan. Y es que, aunque pueda perderse de vista, amamantar es un derecho.
Así lo recuerda en una reciente entrevista Elisa Medina, cofundadora de Mammalia, Asociación para la Normalización de la Lactancia Materna. «La lactancia materna es un derecho -expone-. Es importante que las madres amamanten si para ellas es importante. La lactancia es el patrón normal de alimentación de nuestra especie. En los niños, el biberón se asocia con un mayor riesgo de meningitis y muerte súbita, entre otras enfermedades. Para la madre, además, las ventajas más relevantes del amamantamiento son la prevención del cáncer de mama y de ovarios. Estos beneficios se extienden a toda la sociedad, a todos nos interesa vivir en una sociedad que amamanta».
A las empresas, también. UNICEF entiende en términos de «pérdidas» -incluso económicas- la decisión de interferir con la lactancia materna. «No es solo una pérdida para las madres trabajadoras y sus bebés. También es una pérdida para los empleadores. Las madres trabajadoras con beneficios adecuados a la maternidad, como un lugar de trabajo que apoye la lactancia, tienen mayor satisfacción con su trabajo y mayor lealtad hacia quien las emplea. Los niños que han recibido lactancia materna enferman con menos frecuencia, con lo cual sus madres también faltan menos a su trabajo. Estos efectos contribuyen a una mayor productividad, beneficiando básicamente a las empresas y economías a las que contribuyen».
A todo ello, desde luego, hay que sumar los numerosos beneficios para la salud, como la prevención de la diabetes. Una reciente investigación realizada entre más de 2.200 mujeres concluye que el riesgo de padecer diabetes crece si la madre amamanta a su hijo por un periodo inferior a un mes; disminuye, si prolonga la lactancia más allá de este tiempo. Además, los bebés que toman leche materna tienen más bífidus, unas bacterias que mejoran la digestión, los protegen de enfermedades y les ayudan a recibir mejor los alimentos sólidos una vez que termina la lactancia exclusiva.