Se llama hummus, pero no lo es
En la Unión Europea no hay una norma que defina la composición y características del hummus, pero sí lo incluye dentro de los alimentos vegetales para untar. El Códex Alimentarius de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) sí que lo define como un “preparado solo a base de garbanzos secos, lavados, hervidos y hechos puré, al que se le pueden añadir otros ingredientes como especias o limón”. Por lo tanto, la palabra “hummus” de este envase hace alusión a un producto que no contiene, ya que no se corresponde con lo que las normas consideran como tal, ni con el producto que los consumidores conocen de forma popular.
¿Qué es realmente este producto?
Para saber con qué tipo de snack nos encontramos hay que mirar encima de la lista de ingredientes, en donde aparece la denominación legal de venta: producto de aperitivo horneado con sabor a albahaca y perejil. Esto nos indica que está elaborado con una masa de harina, agua y otros ingredientes que se moldean con formas características (en este caso, palitos) y se hornean.
Ingredientes destacados, pero en escasas proporciones
En la parte frontal del envase se desatacan la albahaca, el perejil y la cebolla. Puede considerarse que estos ingredientes se utilizan con fines aromáticos, por lo que no sería obligatorio indicar su cantidad a pesar de estar destacados con palabras y dibujos. No obstante, sí que se incluye esta información: contiene un 0,5 % de cebolla en polvo, un 0,2 % de albahaca deshidratada y un 0,15 % de perejil deshidratado. Son tan pequeñas estas proporciones que no afectan al valor nutricional del producto.
De qué está elaborado realmente este aperitivo
- La harina de arroz refinada constituye más de la mitad del contenido. Es un ingrediente que aporta calorías, pero no nutrientes de interés.
- Le sigue la harina de garbanzos, que supone el 26 % del producto. Nutricionalmente es el compuesto más interesante, ya que aporta toda la fibra y la proteína que contiene este snack.
- El 15 % del alimento lo forma el aceite de girasol refinado, que aporta la práctica totalidad de la grasa, constituida por ácidos grasos poliinsaturados y una pequeña cantidad de grasa saturada.
- La sal es el cuarto ingrediente por orden de peso, lo que supone 1,8 g/ 100 g. Es una cantidad muy elevada: el Ministerio de Sanidad considera que un alimento tiene mucha sal a partir de 1,25 g/ 100 g. Las patatas fritas tradicionales también poseen una cantidad elevada de sal, pero inferior a la de este producto (alrededor de 1,2 g por 100 g de media).
- También contiene dos tipos de azúcares añadidos: sacarosa (figura como “azúcar”) y dextrosa. Aunque no se indica su porcentaje, sabemos que están en cantidades pequeñas porque en la lista de ingredientes figuran por detrás de la sal, por lo que no suponen un aporte significativo.
¿Es más saludable por no tener aditivos artificiales?
En el envase se señala que el producto no contiene conservantes ni aditivos artificiales, aunque tampoco los contiene de origen natural. En cualquier caso, el origen de los aditivos no supone un elemento diferenciador: los naturales no son ni más saludables ni más seguros que los artificiales. Constituye un reclamo comercial que no aporta valor al consumidor. Todos los aditivos que se emplean en la Unión Europea están evaluados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y aprobados en dosis concretas para cada producto.
Sin aceite de palma
Es una mención no regulada que el fabricante utiliza como reclamo con el objetivo de diferenciar su producto de la competencia, destacando la ausencia de un ingrediente que tiene mala reputación entre los consumidores. Lo cierto es que el aceite de palma no es el más recomendable, especialmente en un entorno en el que tenemos un aceite mucho más saludable, como el de oliva. En cualquier caso, lo importante es evitar los ultraprocesados en sí.
Valoración Nutri-Score y conclusiones
Imagen: Eroski Consumer
El producto está penalizado por su alto valor energético, su elevada cantidad de sal y por su contenido en grasas saturadas.
Se trata de un producto ultraprocesado que mejora ligeramente los valores nutricionales en cuanto a su contenido en proteínas, fibra y grasa respecto a aperitivos tradicionales como las patatas fritas. No obstante, supone un aporte energético similar y su densidad nutricional (la cantidad de nutrientes que aporta por cada kilocaloría) es baja. Su precio es un 85 % superior al de las patatas. Es un producto de consumo muy ocasional.