En la Unión Europea, un 8% de los niños sufre algún tipo de alergia alimentaria. Según datos de la Federación Europea de Alergia y Enfermedades Respiratorias de Asociaciones de Pacientes (EFA), que coinciden con los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ingredientes alérgenos más comunes son los cereales que contienen gluten y sus derivados, pescados y crustáceos, huevos, cacahuete, soja, leche y productos lácteos (incluida la intolerancia a la lactosa), frutos de cáscara, apio, mostaza, semillas de sésamo y sulfitos, unos aditivos conservantes que se utilizan a menudo en alimentos procesados (conservas, fruta desecada y productos que las contengan, bebidas como zumos, vinos y cervezas, pescados y crustáceos, entre otros). Prevenirlas desde el embarazo es posible, de acuerdo a las conclusiones de una nueva investigación.
El diagnóstico de eczema y alergia a ciertos alimentos es menos frecuente en bebés cuyas madres han recibido suplementos de aceite de pescado durante el embarazo y los primeros meses de lactancia. Así lo corrobora una nueva investigación publicada en la revista «Acta Paediatrica», que cifra el descenso en un 16% y un 13%, respectivamente, en comparación con la administración de placebo. Las conclusiones del informe se suman a la lista creciente de estudios que apoyan los beneficios de la ingesta de suplementos ácidos grasos omega 3, en especial, EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosohexaenoico), durante el embarazo.
Menor riesgo de eczema
Varios estudios relacionan los ácidos grasos omega 3 con el desarrollo de la función cognitiva y la capacidad visual del bebé
Los autores del estudio, dirigido por Catrin Furuhjelm, de la Universidad de Linköping, aseguran que «este ensayo aleatorio controlado a doble ciego» demuestra que los suplementos de omega 3 pueden reducir el riesgo de desarrollar sensibilización alérgica al huevo, inmunoglobulina E (IgE) asociada a eczema o dermatitis de contacto y alergias a los alimentos durante el primer año de vida. La inmunoglobulina E es el anticuerpo predominante asociado a una respuesta alérgica.
En el estudio participaron 145 mujeres embarazadas que dieron positivo -ellas, sus parejas o descendientes (hijos anteriores)- en el diagnóstico de alergias alimentarias. A partir de las 25 semanas de embarazo, y de forma continua hasta los tres o cuatro meses de lactancia materna, las mujeres fueron elegidas de forma aleatoria para recibir placebo o suplementos diarios de aceite de pescado ricos en omega 3, con dosis de 1,6 g de EPA y 1,1 g de DHA.
Los investigadores comprobaron, por medio de diversas pruebas -exploración clínica, exámenes cutáneos y análisis de sangre para analizar la respuesta del anticuerpo IgE-, un 2% de prevalencia de alergia alimentaria en el grupo de mujeres que tomaron suplemento de ácidos grasos omega 3, comparado con un 15% en el grupo al que se suministró placebo. Además, la incidencia de la IgE asociada a eczema en los niños fue del 24% en el grupo que tomó placebo, un porcentaje que triplicó al registrado en el grupo de control, con una prevalencia del 8%.
Nutrientes antiinflamatorios
Los hallazgos del estudio sueco indican que los mecanismos que favorecen la producción temprana y sostenida de anticuerpos IgE pueden ser inhibidos por los ácidos grasos omega 3, en especial, los EPA y los DHA. La hipótesis con mayor fuerza confirma que ambos alteran la fluidez de las membranas de las células inmunitarias y reducen los niveles de los ácidos grasos omega 6, como el ácido araquidónico. Cuando éste se inhibe del metabolismo, se reduce la formación de eicosanoides, moléculas inflamatorias. Este hecho puede estar asociado a una menor sensibilización alérgica en los niños.La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Fundación Británica para la Nutrición (BNF) y la Sociedad Pediátrica Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN), recomiendan que las fórmulas de los neonatos estén enriquecidas con DHA para asegurar un correcto desarrollo del cerebro de los bebés alimentados con lactancia artificial.
Uno de los estudios más conocidos asocia los ácidos grasos omega 3 y el desarrollo de la función cognitiva y de la capacidad visual del bebé. Los ácidos grasos DHA y EPA, junto con el araquidónico, son esenciales en el funcionamiento del sistema nervioso del bebé, en la creación del tejido nervioso y en la generación y transmisión de la información a través de las neuronas.
No obstante, a pesar de que son numerosos los alimentos enriquecidos en ácidos grasos omega 3, como huevos, galletas y productos lácteos, el consumidor desconoce aspectos como la dosis que contiene la ración del alimento enriquecido y la cantidad diaria necesaria para que el consumo sea efectivo. El uso de suplementos aislados de omega 3, en la dosis y duración establecida por prescripción facultativa, puede ser más seguro para obtener un beneficio.