Imagen: bruno neves
En el último encuentro de la Society for General Microbiology, celebrado en Edimburgo el pasado mes de marzo, el científico egipcio Mervat Kassem de la Universidad de Alejandría, en Egipto, presentó los resultados de su reciente estudio en el que demuestra la efectividad de la combinación de antibióticos y té verde frente a 28 microorganismos patógenos causantes de enfermedades. En esta investigación, todavía en fase preliminar, el té verde aumentó la actividad bactericida de todos los antibióticos probados.
Aumento de la eficacia contra las bacterias
El té verde («Camelia sinensis») es una bebida muy común en Egipto, que la gente consume incluso cuando está enferma, junto con los medicamentos. Por esta razón los investigadores han querido comprobar cómo podría intervenir concretamente en la acción de algunos de los fármacos más ampliamente consumidos, como son los antibióticos. Los resultados iniciales, aunque todavía no se han comprobado en personas, han demostrado que la infusión de té verde, además de mejorar la eficacia de los antibióticos, también parece reducir la resistencia que algunas bacterias han desarrollado frente a los medicamentos de este tipo.Los polifenoles que conservan sus hojas juegan un papel importante en la lucha contra las bacteriasAunque el efecto protector del sistema inmunitario hace que la gran mayoría de las bacterias sean inofensivas, algunas son patógenas y pueden causar enfermedades infecciosas, como el cólera, la salmonella y el ántrax, entre otros. Los antibióticos son efectivos porque inhiben diversos procesos del ciclo de vida de estos microorganismos.
En el estudio egipcio se ha observado que el té verde beneficia la acción de los antibióticos de amplio espectro como la tetraciclina, que inhibe el crecimiento bacteriano, y el cloranfenicol, que actúa penetrando en el microorganismo y uniéndose a las estructuras que sintetizan las proteínas, de forma que impide su crecimiento y su desarrollo. Concretamente el efecto aniquilador del cloranfenicol administrado junto al té verde aumentó en un 99,9% en comparación con su administración en solitario.
Los polifenoles del té
Los polifenoles, compuestos químicos esenciales en la fisiología de las plantas, intervienen en la pigmentación, el crecimiento, la reproducción y la protección contra plagas. Algunos dependen de la luz solar, por lo tanto, se encuentran en mayor concentración en las hojas y partes externas de la planta. Su contenido varía en las diferentes plantas. En el té verde destacan cuatro polifenoles, comúnmente llamados catequinas. Algunos de ellos parece ser que con un papel interesante en la lucha contra las bacterias.Dos de los antibióticos más ampliamente usados son la penicilina y la cefalosporina. Son bactericidas, es decir, matan a la bacteria. Lo hacen uniéndose irreversiblemente a ella e impidiendo que forme la pared celular imprescindible para su vida. Dos de los principios activos presentes en el té, la epicatequina galato y la epigalocatequina galato son polifenoles que, a altas concentraciones, han demostrado en laboratorio y al microscopio electrónico, cómo son capaces de modular la resistencia a los antibióticos de uno de los microorganismos más peligrosos, el «Staphylococcus aureus» y, además, se ha observado que también podrían ser capaces de dañar sus membranas celulares.
Esta es una bacteria que se encuentra en la piel y las fosas nasales de las personas sanas y que puede causar infecciones cuando traspasa las barreras naturales de los tejidos. Puede provocar desde abscesos cutáneos hasta enfermedades que pueden poner en peligro la vida como neumonía, meningitis, endocarditis, síndrome del shock toxico (SST) y sepsis.
Según diferentes estudios realizados desde varios centros de investigación los principios activos del té verde son capaces de inhibir en gran medida a unas proteínas que produce la bacteria patógena, que son sus armas para defenderse del antibiótico e impedirle actuar. En la actualidad, el uso de las catequinas no es suficientemente conocido, por lo que científicos de la School of Farmacy de la Universidad de Londres, expertos en el tema, aseguran que las investigaciones en este sentido están garantizadas.
Es necesaria la continuación de los estudios para comprobar el efecto antimicrobiano de los extractos de Camelia sinensis «in vivo» y poder desarrollar inhibidores de los mecanismos que utilizan las bacterias para hacerse resistentes frente a los medicamentos.
Imagen: Simon Cataudo
La actividad antibacteriana del té viene determinada en parte por su grado de fermentación y por la estación de recolección y manufactura para su venta. El té verde procede de la misma planta que el té negro (“Camellia sinensis”), y se obtiene secando las hojas por acción del vapor (sistema japonés) o por el calentamiento (sistema chino). Estos procesos casi no alteran su composición química. Las hojas del té verde no se dejan fermentar después de cosechado y antes del proceso de secado, para que retenga los ingredientes activos de la planta, los polifenoles.
Centros de investigación como la University of Memphis en Estados Unidos o la National Taiwan University han observado como los tés menos fermentados conservan de forma excelente su potencial antimicrobiano, al igual que otros que si son preparados durante el verano presentan más cantidad de polifenoles que si se preparan para su venta en otoño, invierno o primavera.