El pan sin sal, como su nombre indica, es un pan que se elabora sin añadir sal a la masa durante su preparación. Por lo general tiene un color más blanquecino que el pan normal, debido a que también la harina que se utiliza en su elaboración es especial, baja en sodio.
Contenido en sodio inapreciable
LA NAOS en una de sus propuestas con la empresa panadera sugiere reducir progresivamente el porcentaje de sal utilizado en la elaboración del pan normal, que pasará del 2,2% actual al 1,8% (18 g de sal por kilo de harina) en cuatro añosLa composición nutritiva del pan sin sal es muy semejante a la del pan tradicional salvo algunas diferencias. Si algún nutriente hay que nombrar al hablar de pan sin sal es el sodio ya que aporta una cantidad inapreciable de este mineral, 2 miligramos por cada 100 g de pan, frente a los 460 miligramos (según el estudio de contenido en sodio de alimentos) de sodio en el pan blanco tradicional. LA NAOS en una de sus propuestas con la empresa panadera sugiere reducir progresivamente el porcentaje de sal utilizado en la elaboración del pan, que pasará del 2,2% actual al 1,8% (18 g de sal por kilo de harina) en cuatro años.
Para valorar lo que suponen estas cifras en el contenido total de sodio de la dieta es necesario tener en cuenta que la cantidad de sodio que se recomienda ingerir a lo largo de día es de 2.500 miligramos. Esto quiere decir que al tomar 100 g de pan con sal se está ingiriendo una tercera parte de las necesidades de sodio diarias. A esto hay que añadir el contenido en sodio de la sal (40% de sodio) que se añade para condimentar y para cocinar, y que los productos elaborados como las salchichas, las conservas, los embutidos o los alimentos precocinados como pizzas, lasañas, sopas de sobre, etc., contienen mucho sodio en su composición.
Menos carbohidratos y menos calorías
Para elaborar el pan sin sal, al emplear una harina diferente a la del pan tradicional, su valor nutritivo varía ligeramente. Las calorías que aporta el pan sin sal -236 calorías- son ligeramente inferiores a las que aporta el pan tradicional -258 calorías-. Esto es debido a que contiene menor cantidad de hidratos de carbono complejos y más agua. Respecto a otros nutrientes como las grasas, las proteínas o la fibra el contenido es similar en ambos tipos de pan.El pan sin sal no sólo se recomienda para las personas que padecen hipertensión. Este tipo de pan está indicado para aquellas personas a las que se les ha pautado una dieta con muy poca sal, es decir, que, por motivos de salud, han de controlar el consumo de sodio. Esta pauta se recomienda por ejemplo cuando hay problemas de corazón, retención de líquidos, trastornos renales graves o hipertensión. En estos casos, de poco sirve tomar pan sin sal si se acompaña de embutidos, jamón serrano, quesos o salsas preparadas, alimentos todos ellos muy salados. Este mismo consejo es válido para quienes toman pan sin sal, pero no moderan la sal que añaden a los platos. Esto puede explicar que el pan sin sal resulte todavía más soso cuando se toma junto a comidas demasiado saladas.
Un hábito saludable podría ser el de tomar pan sin sal para reducir el aporte de sodio total de la dieta sin tener problemas de salud, aunque cabría más plantearse reducir el consumo de otros muchos alimentos precocinados -algunos mencionados anteriormente- y que concentran hasta 5 y 10 veces más sodio que el propio pan.