La repostería casera está en desuso. Y es una pena, porque no es tan difícil de elaborar como parece y, desde luego, resulta más económica y sana que la repostería industrial. Con solo tres o cuatro ingredientes, que casi todos los hogares tienen en su despensa (como huevos, harina, mantequilla y azúcar), cualquier persona es capaz de elaborar un bizcocho en menos de una hora. Para superar el miedo a la repostería y entrar en este mundo con la cabeza bien alta, a continuación se ofrecen tres recetas rápidas y sencillas con las que mejorar las meriendas.
El primer paso en repostería es quitarse el miedo a sus recetas. Hay que dejar de pensar en si el bizcocho quedará más o menos esponjoso y centrarse en la sencillez y el sabor. Como lo que se quiere es un bizcocho para merendar, no hay que presionarse: si queda un poco seco, siempre se podrá remojar con un poco de café o de cacao líquido para que la merienda sea perfecta.
La experiencia llevará a elaborar cada vez mejores bizcochos, más esponjosos y con diversos matices de aromas de frutas o de especias. Pero, para empezar, estos tres bizcochos permitirán entrar en el mundo repostero con la cabeza muy alta.
1. Bizcocho en taza: un capricho en solitario o en pareja
Esta receta es muy fácil y se ha puesto de moda por la sencillez y rapidez de elaboración. Es un bizcocho cuyos ingredientes se mezclan en una taza tipo desayuno, se cuaja en el microondas en unos tres minutos en esa misma taza y, además, se come en ella, por lo que no se manchan cacharritos de más. Suele ser de consumo inmediato.
Los pasos para elaborar este sencillo bizcocho son los siguientes:
- En un tazón de desayuno apto para introducir en el microondas se bate un huevo. A continuación, se agregan dos cucharadas de aceite de girasol, dos de azúcar moreno, cuatro de leche de soja, una de cacao en polvo, dos de harina, una de maicena y una de levadura en polvo (todas las cucharadas se refieren a cucharadas rasas).
- Se va mezclando según se añade de uno en uno los ingredientes hasta que se forme una crema uniforme y se introduce en el horno microondas, a máxima potencia, durante tres minutos.
- Se deja que repose dentro del microondas otros tres minutos y se saca. Estará listo para consumir si se quiere templado. Si no, hay que dejar que se enfríe antes de degustar este bizcocho exprés.
2. Bizcocho de yogur: la facilidad de utilizar medidas caseras
Este bizcocho se popularizó porque los ingredientes se miden con el propio vaso de yogur. Así, uno de los miedos al preparar un bizcocho, que es el de las medidas correctas, queda descartado y solo se debe tener cuidado en la temperatura del horno y el recipiente adecuado para hornear.
- Primero hay que verter un yogur en un bol. Usando el vasito vacío como referencia, se añaden tres medidas de harina y dos medidas de azúcar y se remueve el conjunto. Se agregan tres huevos y se baten. Se vierte también medio vaso de yogur de mantequilla derretida y se añade una cucharadita de levadura en polvo. Se debe mezcar todo hasta conseguir una masa uniforme.
- Después, esta mezcla se vuelca en un molde antiadherente, ligeramente engrasado y espolvoreado el interior con un poco de harina, y se hornea a 180 ºC durante 45 minutos. Una vez que el bizcocho esté horneado, se saca del molde y se deja enfriar sobre una rejilla de pastelería.
- Hay que deshacer la cobertura de chocolate al baño María. Cuando esté líquida, se cubre con ella el exterior del bizcocho, se espera a que se enfríe y se solidifique. Se sirve decorado con trocitos de chocolate.
3. Bizcocho genovés: el abecé de la repostería
El bizcocho genovés es típico bizcocho fácil y versátil. Se puede utilizar como merienda o desayuno, rellenarlo con una crema o cubrir de nata u otro tipo de cobertura, como los que hay en las pastelerías.
- En primer lugar, en un bol o en una ensaladera amplia con fondo, se mezclan cuatro huevos de gallina con 125 gramos de azúcar blanco y una pizca de ralladura de limón. Si se quiere aportar más gusto, puede añadirse una pizca de vainilla o de azúcar avainillado. Con la batidora de varillas (si es eléctrica, la tarea se simplifica), se bate hasta conseguir que la masa triplique el volumen, es decir, suba la mezcla, adquiera un tono amarillo muy pálido y tenga mucha esponjosidad.
- Los huevos deben estar a temperatura ambiente, es decir, deben sacarse de la nevera con tiempo antes de utilizarlos.
- Una vez que sube la masa, se incorpora poco a poco la harina (120 gramos en total), que se tamiza con un colador en forma de lluvia suave sobre la masa. Con una espátula, se remueve con movimientos muy suaves y envolventes para que la masa absorba la harina, no queden grumos y, a la vez, no baje la esponjosidad de la masa.
- En esta fase es muy importante deshacerse de la batidora de varillas y no caer en la tentación de utilizarla para mezclar. Usarla sería un error, ya que de esta manera se conseguiría el efecto contrario: bajar el volumen del bizcocho. Una vez mezclada la harina, se agregan 50 gramos de mantequilla derretida y templada. La mezcla se realiza también con movimientos suaves y envolventes.
- Llegados a este punto, se dispone un molde estándar para tartas, de unos 22 centímetros de diámetro, untado de mantequilla y espolvoreado de harina, justo la que se pega en sus paredes; así se facilita su posterior desmolde. En este molde se vierte la mezcla de la masa del bizcocho genovesa. No debe llenarse más de 2/3 partes ya que, cuando se hornea, aumenta de volumen. Si se llena en exceso, medio bizcocho podría verterse por el horno.
- Este se habrá precalentado a 180 ºC, temperatura a la cual se hornea durante 30 minutos. Pasado este tiempo, se retira y se clava una brocheta en el centro para comprobar si está cuajado en su interior. Si sale limpia, estará listo. Si sale con pedacitos de masa sin cuajar, se introducirá otros 5 o 10 minutos, en función del tipo de horno. Una vez cocido, se saca en caliente del molde para que no se recueza y se coloca sobre una rejilla para que se enfríe de forma más rápida. Para poder abrirlo y rellenar, el bizcocho deberá estar frío.