Tan sólo necesitamos como ingrediente de este plato veraniego varias truchas de ración, dos por cada comensal, el zumo natural de dos o tres limones y un poquito de sal.
Cómo se hacen…
Limpiamos las truchas, retiramos las cabezas y la espina, y las abrimos en filetes. Partimos cada filete en dos o tres trozos, que iremos salando y disponiendo por capas en un recipiente no demasiado ancho. A continuación, se cubren por completo de zumo de limón y se deja macerar en el frigorífico durante 48 horas. Pasado este tiempo, la carne de las truchas habrá perdido su aspecto crudo, estando lista para comer. Quitamos la piel de cada trozo y servimos acompañado de su propio jugo o con mayonesa.