La riqueza gastronómica que posee Turquía tiene un origen heterogéneo. Debido a su situación puente entre Europa y Asia, a lo largo de su Historia numerosas civilizaciones han ido pasando por sus tierras. Se han sucedido pues encuentros con diversos pueblos, de tradiciones y costumbres muy diferentes que han legado recetas y formas de entender la vida, también la culinaria, lo que ha convertido a la turca en una cocina variada y sabrosa.
Entremeses, arroz, sopas y verdura
Los platos turcos se elaboran principalmente con alimentos propios de la gastronomía mediterránea como verduras, hortalizas, frutas, pescados y por supuesto, aceite de oliva.
Lo más típico es degustar como primer plato una deliciosa ensalada cruda o cocida elaborada con numerosos y diferentes ingredientes que nos resultarán muy familiares, como lechuga, pepino, tomate, pimiento y cebolla, a la que se puede añadir también diferentes legumbres y que normalmente se aliña con aceite de oliva, vinagre y zumo de limón. Además de estas ligeras ensaladas, se puede optar por tomar una típica sopa turca que se caracterizan por la consistencia de sus ingredientes, como por ejemplo la «tavuk suyu», elaborada a base de pollo, la «iskembe corbasi», preparada con callos, salsa de vinagre y ajo, o la original «yayla corbasi», en la que se utilizan como ingredientes principales el yogur y el tomate.
Si se prefiere, pueden degustarse unos deliciosos «meze», entremeses calientes o fríos elaborados principalmente con salchichas, salchichón y ajo, o los preparados a base de berenjena, tomate, pepino o queso blanco. Si bien, existen entremeses más elaborados como es el caso del pollo carcasiano que se acompaña de una deliciosa salsa de nueces, o el «leblebi», un entremés a base de garbanzos tostados.
Las verduras son muy abundantes en este país, por lo que se utilizan para preparar diferentes entrantes, para elaborar platos a base de distintos tipos de verduras, o como acompañamiento de cualquier otro plato. Algo similar ocurre con el arroz, ya que se utiliza como complemento de diferentes recetas, como entrante o como segundo plato.
Carnes y pescados, casi siempre con verduras
Las judías verdes, los pimientos, los tomates y cómo no, las berenjenas, son los alimentos que sirven de guarnición para gran número de platos de carne de cordero, ternera o pollo, así como de pescados tan variados y sabrosos como los salmonetes, el rodaballo, el emperador, el «istavrit», una especie parecida a la caballa o el «çipurasi», parecido a la trucha, aunque lo cierto es que el pescado no es muy consumido en este país. Además conviene tener en cuenta que la carne de cerdo no se come en Turquía debido a que su consumo está prohibido para los musulmanes.
Los platos de carne turcos son principalmente guisos, brochetas o «kebabs», unas tortas de pan de pita en las que la carne se utiliza como relleno. Si bien, se pueden degustar también platos de carne asada, a la plancha, frita o como «köfte», una tradicional receta en la que la carne se pica y se mezcla con miga de pan, y diferentes hierbas y especias.
Postres y café
La gama de postres turcos es muy amplia y por lo general se dividen en cuatro grupos. Por un lado se encuentra la pastelería donde destacan platos como el «baklava», elaborado con trozos de hojaldre, nueces y almíbar. En otro grupo de postres se encuentran los pudín como por ejemplo el «muhallebi», uno de los más tradicionales. El tercer grupo está formado por las frutas cocidas y el cuarto por las frutas frescas entre las que se pueden degustar algunas tan sabrosas como las ciruelas, las fresas o los albaricoques.
El café turco tiene una preparación muy especial y recibe el nombre de «Kahve». Este se sirve en tazas pequeñas y se caracteriza por su fuerte aroma y sabor. Además, el café supone una parte muy importante de la tradición gastronómica turca, ya que ninguna comida se da por finalizada hasta que no se haya tomado una taza… o más.