La Comisión Europea ha anunciado una nueva normativa, esperada desde hace tiempo, sobre el etiquetado e identificación de alimentos que contengan organismos genéticamente modificados (OGM), con el fin de reiniciar su bloqueado proceso de aprobación. Bajo esta nueva normativa, todos los alimentos y piensos procedentes de OGM tienen que estar etiquetados de forma especial y, en el caso de productos elaborados, se tienen que mantener un registro a través de toda la cadena de producción que permita que rastrear el camino andado por el OGM hasta la granja de origen.
«Las medidas para la identificación garantizan un alto nivel de protección medioambiental y para la salud y preparan el camino para un sistema adecuado de etiquetado», declaró la comisaria europea de Medio Ambiente, Margot Wallstrom. «Ciertamente, hay un coste para los productores y para el comercio, pero lo que está en juego es nuestra capacidad para crear confianza entre la opinión pública», añadió. La normativa exige además que aquellos productos elaborados a partir de OGM deben ser identificados como tales, incluso si no contienen dichos OGM después del proceso de elaboración.
Grupos agrícolas de EEUU ya han denunciado este sistema de seguimiento e identificación como impracticable y temen que una carga más en los productores pueda dañar miles de millones de dólares de exportaciones hacia la Unión Europea. Estados Unidos ha dicho que prefería un sistema basado en un examen del producto final para localizar los OGM, lo que por tanto no incluiría los productos refinados.