Los avances de las Ciencias de la Salud, incluida la Nutrición Humana, han hecho posible prolongar la esperanza de vida de una forma considerable. Actualmente la vida media se sitúa por encima de los 70 años en los países de alto nivel de bienestar. Sin embargo, no es suficiente conseguir vivir muchos años, lo fundamental es mantener al mismo tiempo un buen estado de salud y calidad de vida. Por tanto, sea cual sea la edad, es muy importante llevar a cabo una alimentación adecuada y un estilo de vida saludable; practicar de forma regular ejercicio según las limitaciones y condición física individual, abandonar hábitos perjudiciales (tabaco, alcohol, «auto medicación») y ocupar el tiempo libre en actividades lúdico-recreativas.
¿Qué relación tiene la salud con la alimentación? Hoy día se sabe a ciencia cierta que determinadas alteraciones y enfermedades se relacionan con desequilibrios en la alimentación, ya sea por exceso (obesidad, problemas de tensión, colesterol elevado…) o por defecto (falta de vitaminas y/o minerales, etc.). Por tanto, alimentarse no sólo consiste en comer para vivir o para saciar el hambre, es algo mucho más complejo e influyen numerosos factores; ambientales (costumbres y cultura del lugar en que vivimos, modas y medios de información, entorno familiar…) y otros personales como el sexo, la edad, las preferencias, la religión, el grado de actividad (sedentaria, ligera, moderada), el estado de ánimo y de salud (enfermedades o problemas de salud). Por todo ello, se considera que una alimentación es adecuada si en verdad es capaz de cubrir las necesidades del organismo; de acuerdo a las características personales, con el fin de alcanzar o mantener un buen estado nutricional y de salud.
Necesidades de alimentos en las personas mayores No existe una modalidad dietética que sirva para todo el mundo, la dieta debe ajustarse a las necesidades particulares en función de factores muy diversos. Sin embargo, existen una serie de recomendaciones generales que se pueden llevar a cabo y permiten cubrir las necesidades de energía y sustancias aprovechables por el organismo (nutrientes) de todas las personas mayores, con el fin de promocionar una mejor calidad de vida.
ENERGIA (hidratos de carbono y grasas): es necesaria para poder realizar las funciones vitales (bombeo del corazón, respiración, etc.) y la actividad física. A partir de cierta edad, en torno a los 50 años, las necesidades de energía disminuyen considerablemente. Esto es debido a que se producen cambios en la composición del cuerpo (parte de músculo se convierte en grasa) y a una disminución del grado de actividad. Por tanto, la alimentación debe aportar menos calorías que en etapas anteriores de la vida, y si no es así, fácilmente y de forma progresiva se tiende a engordar. A partir de los 65-70 años, el nivel de azúcar en sangre es más elevado de lo normal y por ello es preferible que consuma menor cantidad o con menor frecuencia dulces, repostería, bebidas con azúcar… No es el caso de alimentos como los cereales (pan, arroz, pasta…), patatas y legumbres; la base de nuestra alimentación, los cuales deben estar presentes en cada una de las comidas del día. Trate de no abusar de alimentos grasos de origen animal (mayonesa, nata, mantequilla, quesos curados, carnes grasas, embutidos, fiambres y patés…) ya que se relacionan con niveles altos de colesterol y otras grasas (triglicéridos) que tienen que ver con las enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, puede ocurrir que no tome calorías suficientes por falta de apetito, malestar u otras causas. Para combatir esta situación elabore platos completos, de poco volumen, pero muy nutritivos (puré con pollo o pescado blanco, etc.) MATERIAL DE CONSTRUCCION (proteínas): es necesario incluir alimentos ricos en proteínas completas que contribuyen a mantener nuestros órganos, tejidos (músculos, huesos…) y sistema de defensas en buenas condiciones para combatir eficazmente infecciones y enfermedades. Para ello basta que tome cada día cantidad suficiente de leche y lácteos, carne o pescado o huevo como segundo plato en las principales comidas y sus derivados (yogures, quesos poco curados, fiambres, jamón, etc.), en menor cantidad en almuerzos y meriendas. ELEMENTOS REGULADORES (vitaminas, minerales, agua y fibra): son sustancias que regulan todos los procesos que tienen lugar en el organismo. Por ello, es recomendable que coma diariamente algo de verdura y fruta fresca. Por otro lado, no descuide tomar cantidad suficiente de líquidos, especialmente en temporadas de calor intenso. Si incluye agua, zumos de frutas, infusiones, caldos y sopas, gelatinas de sabores… a lo largo del día, esto le ayudará a limpiar su organismo, conseguirá evitar la deshidratación y reducir el riesgo de infecciones respiratorias y urinarias.
RECOMENDACIONES GENERALES * Variar al máximo la alimentación * Mantener unos horarios de comidas de un día para otro * Distribuir la alimentación en 5-6 tomas/día, conviene comer más a menudo pero menores cantidades * Técnicas culinarias y condimentación: prefiera las más sencillas y suaves; cocido, vapor, horno, plancha, papillote, guisos y estofados con poco aceite y quitando la grasa visible del alimento antes de su cocinado… Para condimentar puede emplear gran variedad de especias y hierbas frescas que enriquecen en aromas y sabores el menú de cada día * Consuma ocasionalmente o en poca cantidad alimentos que aportan muchas calorías pero que no nutren: dulces, repostería, bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas, etc.