Un estudio sobre los efectos del consumo de pan en la dieta demuestra que los niños que comen más pan tienen menos problemas de exceso de peso que quienes ingieren menores cantidades de este alimento. La tasa de sobrepeso de los primeros es de 15,8% y la de obesidad, del 13,9%, mientras que entre los segundos aumenta hasta una media del 16,6% en sobrepeso y del 20,5% en obesidad.
La media del consumo de pan del conjunto analizado fue de 2,5 raciones frente a las cuatro o cinco que serían «convenientes» para llegar a las seis raciones diarias de cereales recomendadas. El trabajo, desarrollado por la interprofesional del sector del pan en España (INCERHPAN) entre 504 escolares de 8 a 13 años de La Coruña, Barcelona, Madrid, Sevilla y Valencia, dividió a los niños en dos grupos según su consumo diario de pan (más y menos de 80 g al día), para después analizar los efectos que tendría en todos ellos el consumo de otras dos raciones diarias más.
El equipo investigador constató que quienes comen más pan registran un menor índice de masa corporal (18,8 frente a los 19,4 de los que comen menos), así como un perfil calórico más adecuado en sus dietas (porcentaje de calorías procedentes de hidratos de carbono, proteínas y grasas) y mejores parámetros sanguíneos indicadores de riesgo cardiovascular (colesterol, triglicéridos, HDL-colesterol, LDL-colesterol) e indicadores de control de glucemia (glucosa basal e insulina basal). Al calcular el índice de alimentación saludable (IAS), en el estudio se comprobó que el 18,6% de los niños estudiados presentaba dietas «inadecuadas» y un 31,7% seguía dietas «aceptables», pero no consideradas «equilibradas». Ello pone de manifiesto que un 50,3% podría estar «en riesgo de sufrir deficiencias y desequilibrios nutricionales», señala la investigación, dirigida por Rosa Ortega, catedrática en Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
El estudio analizó, además, el supuesto teórico de añadir dos raciones de pan blanco al día con el objetivo de ver cómo cambiaría la dieta del niño. Este aumento permitió confirmar una importante mejora del perfil calórico de las dietas, ya que se incrementa la energía procedente de los hidratos de carbono (se alcanza el 47% frente al 44%) y desciende la procedente de los lípidos (del 40% al 37%). «Esta intervención demuestra que el aumento del consumo de pan permite equilibrar las dietas de los escolares, que en la actualidad se caracterizan por una excesiva ingesta de grasas y proteínas y un escaso aporte de hidratos de carbono», afirmó la profesora Ortega.
Mayor cantidad de nutrientes
Un mayor consumo de pan es relevante para los nutrientes cuya ingesta es inferior a la recomendada, explicó Ortega. En relación a los folatos, la ingesta media pasa del 89,9% al 95,6% de lo recomendado; para el yodo pasa del 61,9% al 64,2%; y para el zinc, del 75,7% al 79,2%, lo que contribuye a que la situación nutricional de los niños cambie de forma favorable sólo con el incremento de esas dos raciones de pan, detalló la catedrática.
Por lo que respecta al IAS, disminuye el número de niños con dietas «inadecuadas» (de un 18,6% a un 11,5%) y dietas «aceptables» (de un 31,7% a un 28%). El porcentaje de escolares en riesgo de tener diversos problemas nutricionales baja de un 50,3% a un 39,5% y aumenta, a su vez, el número de niños que mejoran la calidad su dieta (de un 47,5% al 54, 6%).