Una montaña rocosa situada en las islas Svalbard (Noruega) ha sido elegida para crear en su interior una bóveda que albergará unos tres millones de muestras de semillas de todo el mundo. El objetivo es «asegurar la supervivencia de estos cultivos alimentarios» ante posibles catástrofes naturales, señala Cary Fowler, secretario ejecutivo del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y principal responsable de este proyecto.
La creación de la bóveda, que cuenta con una financiación inicial de tres millones de dólares del Gobierno noruego, forma parte de una estrategia mundial para proteger el suministro alimentario del planeta, ya que incluirá semillas «críticas» de todas partes del mundo.
Según Fowler, esta instalación, que estará ubicada a unos 50 metros de profundidad, permitirá restablecer los cultivos que perezcan en el futuro a consecuencia de fenómenos naturales como el cambio climático y otros desastres (terremotos, tsunamis o huracanes).
Las muestras, que se conservarán en cajas negras y congeladas a una temperatura ambiente de entre 10 y 20 grados bajo cero, permanecerán en el interior de la bóveda en un «perfecto estado» durante cientos de años. Su supervivencia está asegurada aunque falle el sistema eléctrico, ya que las capas permanentemente heladas de esa zona de la tierra actúan como un refrigerante natural.