Un estudio del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Nueva York, mantiene que las personas que siguen una dieta con más aliños de ensalada, frutos secos, pescado, aves y ciertas frutas y vegetales parecen menos propensas a desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Del mismo modo, es conveniente limitar el consumo de productos lácteos altos en grasa, carnes rojas, vísceras y mantequilla.
Dirigidos por Yian Gu, los investigadores estudiaron a 2.148 adultos mayores de 65 años o más sin demencia que vivían en Nueva York. Los participantes en esta investigación, publicada en la edición digital de la revista «Archives of Neurology», proporcionaron información sobre sus dietas y fueron evaluados sobre el desarrollo de demencia cada 1,5 años durante una media de cuatro años. Durante el seguimiento se registraron 253 casos de Alzheimer. Los autores del estudio identificaron varios patrones dietéticos con diversos niveles de siete nutrientes que se asociaban al riesgo de Alzheimer: ácidos grasos saturados, ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos omega-3, ácidos grasos omega-6, vitamina E, vitamina B12 y folatos.
Este equipo de investigadores identificó un patrón dietético asociado con un menor riesgo de enfermedad que incluía un alto consumo de aliños para ensalada, frutos secos, pescado, tomate, aves, frutas y verduras crucíferas y de hoja verde, así como bajo consumo de lácteos altos en grasa, carne roja, vísceras y mantequilla. La combinación de nutrientes en el patrón de dieta de bajo riesgo refleja múltiples mecanismos en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, indicaron los autores.
Los científicos citan como ejemplo que la vitamina B12 y el folato son vitaminas asociadas a la homocisteína que podrían tener un impacto en la enfermedad de Alzheimer a través de su capacidad para reducir los niveles de homocisteína circulantes; la vitamina E podría prevenir el Alzheimer a través de su potente efecto antioxidante; y los ácidos grasos podrían asociarse con la demencia y la función cognitiva a través de la aterosclerosis, trombosis o inflamación mediante un efecto sobre el desarrollo cerebral y el funcionamiento de las membranas o a través de la acumulación de beta-amiloides.