El seguimiento de una dieta sana, a base de vegetales, fruta, cereales integrales, productos bajos en grasa, pollo y pescado, puede reducir el riesgo de mortalidad en personas mayores. Lo afirma un estudio de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) que se publicará el próximo mes de enero en «Journal of the American Dietetic Association».
Los autores del trabajo analizaron los patrones de alimentación de unos 2.500 adultos entre los 70 y los 79 años de edad durante un periodo de 10 años. El objetivo era estudiar la asociación entre los distintos tipos de dietas y la supervivencia de los sujetos del estudio, además de evaluar la calidad de vida de los participantes. El método que emplearon fue determinar el consumo frecuente que realizaban los participantes de 108 alimentos, para lo que crearon seis grupos, según los alimentos que más incluía cada uno en sus menús: el grupo de los consumidores de comida saludable (374), productos bajos en grasa (332), carne, fritos y alcohol (693), cereales de desayuno (386), cereales refinados (458) y postres (339).
El grupo de consumidores de comida saludable presentaba una ingesta relativamente alta de productos bajos en grasa, fruta, cereales integrales, pollo, pescado y verdura, frente a un bajo consumo de carne, fritos, dulces, bebidas con muchas calorías y grasas añadidas. Mientras tanto, el grupo que consumía productos lácteos grasos presentaba un elevado consumo de helados, queso, leche entera y yogur, además de una baja ingesta de pollo, lácteos bajos en grasas, arroz y pasta.
Después de controlar variables como el género, la edad, la raza, la educación, la actividad física, si eran o no fumadores y la ingesta total de calorías, el equipo que consumía lácteos grasos presentó un 40% más de riesgo de mortalidad que en grupo de los menús saludables. El riesgo de mortalidad de quienes consumían dulces y postres fue un 37% mayor. No hubo diferencias significativas en el riesgo de mortalidad entre los participantes que tomaban cereales de desayuno o de grano refinado.
«El resultado de este estudio sugiere que los mayores que siguen una dieta acorde con las recomendaciones de las guías podrían tener un menor riesgo de mortalidad», explicó la responsable de este estudio, Amy L. Anderson, investigadora del Departamento de Nutrición y Ciencias Alimentarias de la Universidad de Maryland. «Como un importante porcentaje de mayores participantes en este estudio seguían una dieta saludable, la adherencia a este tipo de medida parece factible y realista para mejorar la supervivencia y la calidad de vida en la creciente población de mayores», concluyó.