Algunas personas acostumbran a incluir en sus platos algo de marisco, como por ejemplo una ensalada de langostinos o un arroz con almejas. Sin embargo, una mariscada como tal sólo se prepara en ocasiones especiales, si bien cualquier excusa es buena para elaborarla. Los meses de primavera y verano son un buen momento para comer marisco a un precio muy asequible. Además, se puede comprar crudo y cocinarlo en casa, para así disfrutar de una buena mariscada sin salir fuera y gastando poco dinero.
Beneficios del marisco
Con frecuencia, cuando se habla de marisco, lo primero que viene a la cabeza es pesadez de estómago, colesterol y ácido úrico. Todas estas connotaciones negativas merecen una explicación, ya este alimento también presenta muchos beneficios. Su consumo ocasional no tiene por qué afectar a una persona que está totalmente sana. El primer punto a favor es el bajo aporte calórico de este grupo de alimentos, ya que contienen muy poca grasa, sobre todo las almejas o los mejillones. El agua, de hecho, es su componente más abundante, seguido de las proteínas. Además, el valor calórico de los mariscos raramente se ve incrementado, ya que es habitual prepararlos cocidos o al vapor.
En lo que se refiere al colesterol, hay diferencias entre unos mariscos y otros. Los crustáceos son los que lo concentran mayor cantidad. Sin embargo, aportan muy pocas grasas saturadas y muchas insaturadas, éstas últimas las que ayudan a reducir el colesterol. Por tanto, la capacidad de elevar el colesterol en sangre es muy inferior a la de otros alimentos como el embutido.
Su riqueza en grasas insaturadas convierte a los mariscos en un alimento perfecto para prevenir el colesterol
Las proteínas del marisco son de buena calidad. Sin embargo, tienen más colágeno y son más fibrosas que las proteínas del pescado, lo que hace que el marisco se digiera algo peor. Por este motivo, conviene no excederse con la cantidad en una sola comida, sobre todo si se trata de una cena. De la degradación de estas proteínas se obtienen las purinas que, al metabolizarse en el organismo, se transforman en ácido úrico. Así, las personas con hiperuricemia o ataques de gota deben reducir al máximo su consumo.
En la marisquería
En primer lugar se debe decidir qué tipo de mariscos se van a comprar. Para ello, siempre se puede contar con la experiencia del vendedor. Tan importante es conocerlos como saber comprarlos, para así poder elegir un género de calidad. Además, cuantos más comensales se sienten en la mesa mayor podrá ser la variedad.
En el mercado, el marisco se puede adquirir vivo, como por ejemplo langostas, bogavante, centollos o buey de mar. Para comprobar si están vivos se les debe tocar los ojos y notar que se mueven. También se pueden comprar refrigerados o congelados, e incluso se pueden adquirir ya cocidos y listos para comer o bien cocidos y congelados.
Cocinar el marisco
No es necesario elaborar un menú complejo que incluya demasiadas salsas y refritos, ya que de esta manera se oculta el auténtico sabor del marisco, que es lo que se quiere degustar. La mejor forma de cocinar el marisco es aquella que conserva su sabor real. Además, es la más sencilla: la cocción. No obstante, el marisco también se presta a otras elaboraciones como a la plancha, al horno u otras elaboraciones más complejas como la vieira gratinada, el buey de mar relleno (txangurro) o los fritos de mejillón.
A la plancha: Para preparar los ejemplares de gran de tamaño conviene partirlos por la mitad y comenzar su cocción por la parte de la cáscara para terminarla por la parte de la carne. Se le puede añadir algún tipo de sustancia ácida o vinagre oloroso para darle un sabor distinto.
Cocido: Su cocción se suele hacer por inmersión, dentro de una mezcla de agua con sal hirviendo o un caldo corto con agua, verduras y elementos aromáticos. El tiempo de cocción varía: con un kilo de marisco, si se trata de una pieza grande se necesitan 15 minutos, pero si se trata de piezas pequeñas se requieren 8 minutos si está congelado o 5 si está fresco. Una vez cocido, se recomienda enfriarlo en un recipiente con hielos, para que la carne quede más prieta.
Imagen: David SangerA continuación se presenta una posible combinación de mariscos para saborear en casa, en compañía de los amigos o de la familia.
-Entrantes Almejas a la marinera, berberechos, ostras y mejillones al vapor. Su excelente contenido en hierro los hace muy recomendables en caso de deficiencia de este mineral.
-Primeros platos El centro de la mesa es un buen lugar para colocar todos los primeros, de modo que cada comensal se sirva la cantidad que desee: ensalada de cigalas, salpicón de cangrejo, percebes, quisquillas y gambas a la plancha
-Segundos platos A elegir entre los siguientes platos: bogavante a la plancha, langosta cocida, centollo o nécoras.
-Postre Un sorbete de limón podría ser un buen postre, ya que es ligero y ayuda a digerir.
Acompañada de vino blanco, la mariscada se convierte en una excelente comida ideal para realizar de forma ocasional.