Por lo general, los cubitos de hielo se utilizan para enfriar bebidas o, triturados, para formar parte de granizados y sorbetes. Más difícil es asociarlos a sopas, mariscos, frutas o verduras. Sin embargo, el hielo es un complemento muy útil en la cocina para mejorar el aspecto y el sabor de los platos, así como para hacer más divertidas las elaboraciones. Se puede emplear como una herramienta más de cocina, para cortar cocciones o lograr texturas y colores idóneos en los alimentos… o hacer unos curiosos “hielos rellenos” que aporten novedad y sabor a las bebidas. A continuación enumeramos siete usos gastronómicos del hielo.
Siete maneras de usar el hielo en la cocina
Hablar de hielo es pensar en agua congelada, transparente y sin sabor. Pero… ¿por qué no ampliar el abanico de sabores y colores? Las cubiteras y el congelador pueden ser muy útiles para hacer cubitos de zumos, de mostos o de caldos colados y concentrados. Las siguientes son algunas ideas para incorporar a nuestros platos y bebidas:
1. Almacenar caldos caseros
Una manera de tener guardado, por ejemplo, el caldo de una buena sopa de pescado es congelarlo en forma de cubitos. Así, cuando preparemos una salsa u otra sopa de pescado, los podremos agregar. En este caso, el objetivo no es enfriar las preparaciones, sino potenciar su sabor con una elaboración casera, rica y que merezca la pena. La bandeja de cubitos de hielo también tiene diversos usos gastronómicos.
2. Mantener las sopas frías (y sabrosas)
El recetario tradicional ofrece varios ejemplos de sopas frías, desde el popular gazpacho hasta las refrescantes sopa de pepino o sopa de apio y manzana. También hay sopas de frutas que se consumen frías.
Una manera muy práctica y efectiva de conservar a bajas temperaturas estas preparaciones (o de enfriarlas, si las acabamos de hacer) es tener en el congelador unos cubitos helados con el ingrediente principal (por ejemplo: tomate y unas gotitas de aceite para el gazpacho, o apios o pepinos triturados para las otras sopas…). De esta forma, no solo conseguiremos un plato muy refrescante, sino que también mantendremos todo su sabor, porque se evitaremos aguar la preparación.
3. Hacer «hielos rellenos», muy decorativos
En los combinados, granizados, sorbetes y cócteles —con y sin alcohol—, los hielos desempeñan un papel fundamental. Para mejorar el aspecto de las bebidas, además de darles un toque de originalidad y una chispa de sabor, se pueden preparar «hielos rellenos».
Si introducimos trocitos de frutas frescas, pétalos de flores comestibles, hojitas de hierbas aromáticas o pedacitos de especias (como pimientas variadas o láminas de jengibre), obtendremos unos resultados sorprendentes y divertidos. En el artículo ‘Cubitos de hielo muy originales y vistosos‘ te contamos en detalle cómo hacerlos.
4. Servir el marisco en su punto
El hielo tal cual —solo agua— es muy importante en la cocina para cortar cocciones en el momento adecuado y con rapidez. Si preparas un bol con agua, una buena cantidad de hielo y un puñadito de sal, tendrás la clave para servir el marisco en su punto. ¿Cómo? Muy sencillo: una vez que se haya cocido, hay que sacar del agua de cocción e introducirlo de inmediato en este hielo. La cocción se cortará, la carne quedará turgente y así obtendrás un sabroso bocado de mar.
5. Fijar el color de las verduras cocidas
El hielo también se emplea para detener la cocción y fijar el color de verduras. Cuando se hierven ciertas hortalizas que contienen clorofila o carotenos (vainas, zanahorias, guisantes, habas, etc.), muchas veces el color natural se desluce. Para evitarlo, además de no cocerlas en exceso, es fundamental sacarlas del fuego e introducirlas con rapidez en un bol de agua con hielo. De esta manera, los colores naturales (verdes o naranjas, sobre todo) serán más intensos, más brillantes y lucirán estupendos en los platos.
6. Quitar exceso de grasa de guisos y sopas
Cuando preparamos sopas, guisos, estofados y potajes, el hielo se puede utilizar para quitar el excedente de grasa sin tener que esperar a que nuestra preparación se enfríe. La manera más práctica de hacerlo es llenar un bol de agua bien fría con cubos de hielo, sumergir allí un cazo, y a continuación llevarlo a la cazuela caliente. La diferencia de temperatura hará que la grasa se solidifique en contacto con el cazo, formando una capa. Esta capa se puede retirar con facilidad antes de repetir el proceso.
7. Preparar zumos y cafés helados
En el momento de elaborar zumos, granizados, sorbetes y cafés azucarados, el hielo es fundamental. Si vertemos el zumo de frutas o el café en una batidora americana y añadimos hielo, podremos hacer un granizado o un frappé sencillo, pero muy vistoso y muy rico. El truco, además de servirlo de inmediato para evitar que se derrita el hielo, es que tanto el café como el zumo deben ser potentes de sabor para que el gusto original perdure en la mezcla, aun añadiéndole los hielos.
💡 Truco extra
En el servicio normal de bebidas, es importante el tipo de hielo que se usa. Si lo hacemos en casa para este fin, es recomendable utilizar agua mineral para asegurarse de que los cubitos queden más transparentes y no sepan a cloro, así como utilizar cubiteras de silicona, ya que son fáciles de manejar a la hora de sacar los hielos.