Los zumos de frutas, al igual que otras bebidas y refrescos que llevan ácidos, suman dos de los ingredientes que mayor perjuicio provocan en los dientes: el propio ácido y los azúcares. Estas bebidas pueden ser ácidas tanto por la natural composición de sus ingredientes básicos, como los zumos de cítricos, como por los añadidos aditivos acidificantes o acidulantes, como el ácido cítrico (E330), el ácido ascórbico (E300) o el ácido fosfórico (E338), habituales en las bebidas refrescantes, y este último en las de cola.
Las últimas investigaciones en tecnología alimentaria sugieren la adición de calcio a los zumos ácidos y a las bebidas refrescantes, no como nutriente elemental en el desarrollo óseo o dental, sino porque sirve para neutralizar la acidez y reducir su impacto nocivo sobre la placa dental.
Zumos más calcio
Los niños son quienes más costumbre tienen de tomar zumos de frutas y bebidas refrescantes en cualquier momento del día. Y es sabida la fuerte relación que se da entre el consumo de bebidas ácidas y la erosión dental. Los azúcares de estas bebidas se degradan fácilmente por la acción de la enzima alfa amilasa de la saliva y de bacterias presentes de manera natural en la boca, y se convierten en compuestos más sencillos que aumentan la acidez de la cavidad bucal.
Los azúcares de refrescos y zumos naturales aumentan la acidez de la cavidad bucal
Esto, unido a la propia acidez de zumos y bebidas refrescantes, deteriora el esmalte, erosionándolo y favoreciendo la aparición de bebidas refrescantes sin azúcar que llevan edulcorantes sin calorías, siguen jugando un papel importante en el deterioro dental, ya que siguen siendo ácidas. Una revisión llevada a cabo por expertos de la Facultad de Odontología de la Universidad de Islandia confirma esta teoría.
La acidez de las bebidas ácidas o con aditivos acidulantes añadidos -el estudio hace referencia a bebidas refrescantes, si bien también se pueden englobar los zumos ácidos como los de cítricos-, es un factor añadido al papel del azúcar en la erosión de la placa dental y, en parte, responsable del desarrollo de caries, según concluyen los expertos en la revisión. Asimismo afirman que añadir calcio u otros agentes alcalinos a las bebidas ácidas neutralizaría su efecto perjudicial.
Este cambio en la composición de las bebidas podría ser una de las estrategias para reducir su potencial erosivo, dado que será difícil que los niños dejen de tomar zumos y refrescos, pese a la insistencia de especialistas y progenitores. Existen evidencias científicas de que la adición de lactato de calcio a bebidas refrescantes, entre ellas las de cola, reduce el potencial erosivo en la placa dental. Sin embargo, la industria alimentaria del sector, por el momento, parece que sigue la tendencia opuesta, ya que es frecuente la adición de aditivos acidificantes o acidulantes (cítrico, ascórbico y fosfórico) a las bebidas refrescantes.
Beber con pajita
Parece ser que el desgaste del esmalte no sólo se debe al tipo de bebida o alimento que se consuma, también influyen determinados hábitos a la hora de comer, además de la higiene bucal. En este sentido, y como prevención, se recomienda tomar las bebidas durante las comidas, porque neutraliza su acidez. Además, es aconsejable acostumbrarse a beber con pajita porque de esta manera el líquido está menos en contacto con los dientes.
Asimismo, no resulta conveniente tomar este tipo de bebidas por la noche: la saliva es un factor importante en la protección de los dientes ya que neutraliza el efecto de los ácidos y por la noche se produce en mucha menos cantidad. Por otra parte, independientemente del momento del día en que se tomen, un buen hábito es cepillarse los dientes seguidamente, o en su defecto, consumir chicles sin azúcar que estimulen la producción y el flujo de saliva.
Los especialistas del estudio entienden que medidas preventivas de la caries, como beber con pajita, comer un trozo de queso poco curado después de beber o tomar chicles sin azúcar, por ejemplo, son hábitos que no se ajustan del todo bien al estilo de vida de niños y adolescentes, que son los grupos de edad donde más se produce la erosión dental. Sugieren, por ello, la colaboración de la industria de bebidas para reformular su composición.
Imagen: Richard Sweet
La temperatura, la forma y tamaño de los recipientes, o del hielo con que se suelen servir los zumos y los refrescos e, incluso, el cuidado de la estética en la presentación, son factores que influyen en la percepción del sabor de las bebidas. Por ejemplo, el hecho de servir una bebida, zumo o refresco, en un vaso o en una copa hace que se perciba mejor su olor mientras se bebe. También los recipientes abiertos o los de boca ancha potencian la capacidad para percibir los aromas y la sensación de frescor que trasmiten.
De igual modo, la temperatura juega un papel importante en las bebidas y deben servirse entre los 4º C y los 8º C. Si está más fría no se aprecian tanto los sabores, mientras que si está caliente se percibe más el componente dulce, que la hace menos refrescante y acentúa la sensación de sed. Si se desea tomar con hielo, se aconseja que los cubitos sean gruesos para que tarden más en derretirse y diluyan menos los componentes y los sabores de la bebida.