Cada día, alrededor de 1.000 europeos mueren como consecuencia de una parada cardiorrespiratoria. Esta cifra, según los especialistas, podría reducirse de forma considerable si se actuara con rapidez y si, en el momento de la parada, quien estuviera cerca practicara una maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que llegaran los servicios de emergencia. La técnica consiste en cuatro sencillos pasos con los que se pueden salvar miles de vidas. En el siguiente artículo, se explican las nociones básicas de la RCP para poder actuar con rapidez en caso de que sea necesario.
Dicen los especialistas que si en los colegios formaran a los pequeños para que supieran cómo actuar cuando alguien sufre una parada cardiaca, las cifras de fallecimientos por esta causa caerían en picado. Igual pasaría si fuera obligatorio recibir una formación básica en RCP para obtener el carné de conducir. De esa manera, los números actuales, que en lo que se refiere a paradas cardiorrespiratorias hablan de solo un 5% de supervivencia, podrían ser mucho más altos. Tanto, que si todos supiéramos reconocer una parada cardiaca y actúaramos a tiempo, las posibilidades de que la persona sobreviviera superarían el 70%, asegura la cardióloga Nekane Murga, del Servicio de Cardiología del Hospital de Basurto (Bilbao). Sin embargo, de momento, ni la formación en los colegios es obligatoria ni se exige haber recibido un taller en reanimación cardiopulmonar para obtener el carné de conducir. Y mientras tanto, el número de fallecimientos no deja de crecer.
Esa es la razón por la que los profesionales sanitarios insisten en la importancia que puede tener cualquier persona en la cadena de supervivencia, para que quien sufra una parada cardiorrespiratoria en plena calle o en su casa pueda seguir con vida. Porque la mayoría de estos episodios ocurren fuera del hospital -en nuestro país, unos 30.000 anuales- y, por muy rápidos que sean los servicios de emergencia, hasta que la ayuda profesional llega es necesario seguir una serie de pasos vitales a fin de que el corazón siga funcionando. De lo contrario, las posibilidades de sobrevivir se reducen de forma drástica.
Paro cardiaco: cuándo actuar
En la salud -más que en ninguna otra área- el tiempo es oro. Y en especial cuando se trata de un paro cardiaco, ante el que es aún más importante actuar con rapidez. De nuevo las cifras hablan por sí mismas: se calcula que cada minuto que pasa disminuyen un 10% las posibilidades de supervivencia para la persona que ha sufrido la parada, si nadie comienza la maniobra de RCP. «Por eso es vital actuar con rapidez», explica el secretario general de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y presidente del Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERCP), Ignacio Fernández Lozano, quien añade que la peor RCP es la que no se practica. «Es vital realizar maniobras de RCP sin dudarlo ni un minuto, y para tranquilidad de la persona que vaya a realizarla, es importante recordarle que no se le puede hacer daño al paciente con ello. Lo que le haría más daño sería no realizar estas maniobras. Sobre todo teniendo en cuenta que el desenlace más probable de no recibir asistencia es la muerte», añade.
Pero, ¿cómo saber si una persona que ha perdido el conocimiento y no responde está sufriendo una parada cardiorrespiratoria? Algunos signos, como que el tórax no se mueve o que no sale aire por la boca ni la nariz, lo indican con claridad. En ese caso, lo idóneo es que haya varias personas para repartirse las funciones: mientras uno llama al 112, otro empezará el masaje cardiaco.
La RCP paso a paso
Las acciones que se incluyen en la cadena de supervivencia están compuestas de cuatro sencillos pasos. En Internet se pueden visualizar vídeos donde explican cómo actuar con demostraciones muy prácticas que se basan en los siguientes cuatro puntos:
- Lo primero es reconocer que lo que le está ocurriendo a la persona afectada es un paro cardiaco y realizar una llamada a emergencias alertando al 112.
- El segundo paso consiste en iniciar la compresión torácica con una frecuencia de 100 compresiones por minuto (seguir el ritmo de canciones como ‘Stayin’ Alive‘, de Bee Gees, puede servir de orientación).
- El tercer paso supone efectuar una desfibrilación precoz, si es posible con un desfibrilador automático (DEA), por parte de los testigos presenciales.
- El cuarto paso es esperar a que lleguen los servicios de urgencias y emergencias, mientras se sigue con la maniobra de reanimación cardiopulmonar.
Además de la RCP, que hay que iniciar en cuanto sea posible, usar desfibriladores automáticos ayudaría a que el corazón de la víctima del paro cardiaco siguiera latiendo. Pero para ello es fundamental que aumente el número de desfibriladores externos automáticos por cada 10.000 habitantes. Según explica el doctor Fernández Lozano, en el país más avanzado en este aspecto, Japón, el número de desfibriladores por cada 10.000 habitantes es 35 veces superior al de España. “Y si nos medimos con cualquier país europeo, también estamos muy por debajo: España tiene 1,7 desfibriladores automáticos por cada 10.000 habitantes mientras que, por ejemplo, en Francia la cifra es de 15,38. Eso nos da una idea de lo que nos queda por avanzar”, asegura.