¿Un recurso útil o un aparato que deshumaniza la relación entre el bebé y su madre? La venta de un almohadón de reciente lanzamiento en Reino Unido ha generado polémica en las redes sociales. Este artículo describe las características del cojín y plantea en qué sentido puede ser una solución para ciertas dificultades de la maternidad. También se incluye la opinión de los especialistas, quienes afirman que “un almohadón no es más que eso, un almohadón” y detallan la importancia de que el niño reconozca el olor, los latidos cardiacos y los estados emocionales de su madre.
Un almohadón para bebés que genera controversia
Muchos productos relacionados con los bebés, los niños y la crianza generan dudas acerca de si en realidad es necesaria su existencia. Los cojines de lactancia, unos almohadones diseñados para ayudar a sostener al pequeño en el momento de darle el pecho, son un buen ejemplo. Otros, por su parte, son objeto de controversias. Tal es el caso de las mantas para lactancia o cubrelactancia, que vienen bien a mujeres que sienten pudor de amamantar en lugares públicos, pero que algunos ven como un retroceso en la reivindicación de la lactancia materna.
A este segundo grupo, el de los inventos más polémicos, corresponde uno lanzado al mercado hace pocos meses en el Reino Unido. Se trata de un cojín diseñado para que el bebé descanse y duerma sobre él, con la particularidad de que el almohadón puede mecerse solo y, en su intento de imitar del modo más realista posible la sensación del niño de estar sobre su madre o su padre, reproduce los latidos del corazón.
El almohadón -que se vende con el nombre comercial Babocush a 99 libras, cerca de 130 euros- se promocionó en enero a través de un vídeo en Facebook. En menos de dos meses había sido reproducido más de 10 millones de veces, se había compartido en más de 170.000 ocasiones y contaba con más de 25.000 comentarios; es decir, se convirtió en un auténtico éxito viral.
¿Solución o nuevo problema?
La diseñadora del producto se llama Kerry Nevins. Según se explica en la web oficial, lo que ella quería era un lugar donde su hijo pudiera descansar de manera cómoda y segura, «en la misma posición que le ofrece su hombro». ¿El objetivo? Resolver lo que llama «el dilema de la madre moderna: cómo hacer que tu bebé esté tranquilo y feliz y, a la vez, tener tiempo para tus otros niños, tu marido y las tareas del hogar».
Muchas de las respuestas suscitadas en las redes sociales elogian el invento de Nevins, ya que, según esas personas, brinda los resultados esperados. Otros, en cambio, plantean críticas contra lo artificial del Babocush. «El bebé no oirá el latido de tu corazón, ni sentirá tu olor, ni sentirá tu calor», dice uno de los más elocuentes. «Es muy breve el periodo durante el cual los bebés son muy pequeños», destaca, a la vez que recomienda aprovechar esos momentos «tan valiosos y gratificantes».
La opinión de los especialistas
Santiago García-Tornel, pediatra del Hospital San Joan de Déu (Barcelona), apunta que, al carecer de documentación científica que certifique que tenga capacidades especiales, el almohadón móvil es un artículo más, como cualquiera de los otros que se comercializan en el mercado para bebés. García-Tornel incluye este invento en el mismo grupo de productos curiosos y que pueden ser efectivos en determinados casos, pero que no han sido probados con rigurosidad, como los «traductores» del llanto del bebé, las cunas con pantallas de televisión incorporadas y otros aparatos destinados a tranquilizar a los niños.
«Un almohadón móvil es solo eso, un almohadón», explica por su parte María Ángeles Albamonte, psicóloga infantil y miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SEPYPNA). Si el artilugio «se vende como un instrumento adaptado al cuerpecito del bebé, para que pueda estar cómodo, perfecto», opina la especialista, quien lo compara con las hamaquitas y otros productos, que pueden ser muy confortables y sofisticados, pero que «son muebles al fin y al cabo, y nadie pretendía que una hamaca sustituyera a la madre».
Albamonte explica algunas nociones básicas de la psicología perinatal. El pequeño está preparado para la comunicación desde el momento mismo de su nacimiento y, desde ese instante inicial, el niño y su madre intercambian experiencias emocionales. «El bebé reconoce el olor, los latidos cardiacos y los estados emocionales de la madre, y en la intersubjetividad va construyendo su psiquismo«, detalla la experta.
«Un artilugio mecánico con latido cardiaco no es una mamá que interactúa con su hijo y que reacciona ante los mensajes corporales que el niño le envía», enfatiza Albamonte. Y concluye que «pretender que el almohadón sea algo más que un almohadón es desconocer la psicología infantil«.