La asfixia perinatal se produce cuando el bebé no recibe todo el oxígeno que necesita justo antes o durante su nacimiento. Su prevalencia no es muy alta, pues ocurren uno o dos casos cada mil partos, pero sus consecuencias son graves. Por eso, diversas investigaciones -varias de ellas en curso- buscan el modo de reducir las secuelas. Este artículo detalla características y consecuencias de la asfixia perinatal, los estudios que intentan mejorar las perspectivas a largo plazo de este problema y las formas de prevenirlo.
Asfixia perinatal, un problema con graves consecuencias
La asfixia perinatal (la falta de oxígeno del bebé justo antes de o durante el parto) es un problema importante, ya que sus efectos revisten mucha gravedad. La privación de oxígeno afecta sobre todo al sistema nervioso central y el miocardio (el tejido muscular del corazón), que pueden aguantar muy pocos minutos sin riego sanguíneo. Las consecuencias van desde deficiencias sensoriales -como ceguera o sordera– hasta parálisis cerebral o incluso la muerte.
En términos técnicos, el resultado de la asfixia perinatal suele ser una encefalopatía hipóxica-isquémica (EHI). Según la Asociación Española de Pediatría, la EHI consiste en «una constelación de signos neurológicos que aparece inmediatamente después del parto tras un episodio de asfixia perinatal». Se caracteriza por «un deterioro de la alerta y la capacidad de despertar, alteraciones en el tono muscular y en las respuestas motoras, alteraciones en los reflejos y, a veces, convulsiones».
Afecta a entre uno y dos de cada mil partos, lo cual representa en España entre 450 y 800 casos por año. Debido a ello, los especialistas buscan desde hace tiempo maneras de mejorar los tratamientos existentes para paliar los resultados. La técnica más efectiva hasta ahora consiste en inducir en el bebé una hipotermia controlada. Al bajar la temperatura (de todo su cuerpo o solo de su cabeza) a unos 34 grados en un periodo no mayor a seis horas después del nacimiento, disminuye la inflamación cerebral y de esa forma se logra reducir las secuelas.
Estudios que buscan reducir los daños de la asfixia perinatal
El Grupo de Peritonatología del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, con sede en Valencia, trabaja en dos nuevos proyectos para superar esas perspectivas.
Uno de esos proyectos lleva el nombre de Hypotop. En esta investigación de alcance nacional se prueban los efectos de aplicar topiramato en los pequeños afectados. El topiramato es una medicación utilizada para el tratamiento de la epilepsia (tanto en adultos como en niños), para prevenir la migraña y para otros problemas que afectan al cerebro de manera parcial. El objetivo es lograr que esta sustancia evite la hiperexcitabilidad de las neuronas que provocan el daño.
La segunda iniciativa forma parte del llamado proyecto Albino, en el que están involucrados también algunos de los hospitales más importantes de Holanda, Alemania, Suecia, Finlandia, Italia y Portugal. El medicamento que se prueba en este caso es el alopurinol, que se usa sobre todo en casos de hiperuricemia, es decir, altos niveles de ácido úrico en el cuerpo. Esto suele deberse a casos de gota o bien como efectos colaterales de tratamientos contra el cáncer o cálculos renales. En los ensayos con menores que han padecido hipoxia (asfixia), su utilización se combina con la hipotermia inducida, en busca de contrarrestar de un modo más eficiente sus consecuencias.
Mejoras a largo plazo
Ya en 2009, un estudio realizado por expertos de la Universidad de Sahlgrenska (Suecia) y de la de Zhengzhou (China) había hallado beneficios en adminitrar a los recién nacidos que padecían de asfixia perinatal, durante dos semanas, inyecciones de eritropoyetina, una hormona que estimula la generación de glóbulos rojos. Según Klas Blomgren, uno de los investigadores, esa fue la primera vez que se pudo comprobar que «es posible influir sobre el daño cerebral causado por la falta de oxígeno durante el parto mucho después de las seis horas que exige el tratamiento con frío».
Las pruebas realizadas en ese momento incluyeron a más de 150 bebés que habían sufrido una EHI al nacer, en algunos casos de condición moderada y en otros, grave. Las dosis de eritropoyetina solo ayudaron a los niños con EHI moderada, pero solo la mitad de ellos tuvieron secuelas neurológicas graves o murieron. Esto, según los científicos que realizaron el estudio, «mejora considerablemente las perspectivas a largo plazo». Klas Blomgren añadió que el tratamiento con esta hormona se presentó como «seguro, casi sin efectos colaterales, barato y más fácil de administrar que la hipotermia inducida», por lo cual sería posible su aplicación incluso en países en desarrollo.
Tal como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay un conjunto de medidas que contribuyen a identificar un feto con riesgo de asfixia perinatal. Entre ellas destacan el monitoreo cardiaco fetal y el de la evolución en el partograma. “Sin embargo -indica el organismo- su uso no ha eliminado el problema de la asfixia, debido a que su sensibilidad y especificidad como marcadores de sufrimiento fetal y asfixia varían, aunque en general son deficientes”.
Para la atención inmediata de los bebés que padecen de asfixia durante el parto, la OMS recomienda que en la asistencia al nacimiento haya especialistas con experiencia y destreza en reanimación neonatal, pese a que el impacto de esta presencia es a menudo limitado. También en este sentido se hace notoria la importancia de desarrollar nuevos métodos de asistir y tratar los casos de asfixia perinatal.