Acabamos de celebrar la Semana Mundial de la Lactancia Materna, una iniciativa que cada año recuerda la importancia de proteger, promover y apoyar la lactancia materna. Dar el pecho reporta muchos beneficios al bebé. Incluso en ciertas circunstancias y en muchos países resulta hasta vital hacerlo en los minutos posteriores al nacimiento, según reconoce la misma Organización Mundial de la Salud. Una forma de fomentar la producción de leche materna y de calostro es el contacto piel con piel (CPP) con el recién nacido. Pero la práctica del llamado método canguro también tiene más ventajas, siempre que se haga de la manera correcta, porque si no, hasta puede ser un peligro e incluso poner en riesgo la vida del pequeño. En las siguientes líneas detallamos cómo debe llevarse a cabo para que esto último no ocurra.
Las primeras horas son claves para que un recién nacido se pueda adaptar a su nueva vida fuera del útero de su madre. Y hay una técnica que, además de favorecer esta aclimatación al entorno, reduce el estrés que siente, facilita su regulación térmica, mejora sus niveles de glucosa en sangre y su estabilidad cardiorrespiratoria, acorta el tiempo de llanto del niño, fomenta el establecimiento del vínculo con su madre (pero también con su padre cuando ella no puede practicarlo), beneficia el agarre al pecho y aumenta la frecuencia y la duración de la lactancia materna. Pero también disminuye la ansiedad de la madre, el dolor en los pechos y la hemorragia posparto. Se llama contacto piel con piel.
El método canguro, en auge
Este método se comenzó a recomendar para bebés prematuros, pero se practica cada vez más en todos los recién nacidos, independientemente de si llegan a las 40 semanas o no. Consiste en colocar al niño sobre el pecho de la madre inmediatamente tras el parto, dejándolo tan solo con pañal para que tengan contacto piel con piel. “Al menos el 80 % de los recién nacidos, por parto vaginal o cesárea sin anestesia general, son colocados en contacto piel con piel inmediato o en los primeros 5 minutos tras el parto”, reconocen desde la Asociación Española de Pediatría (AEP).
El contacto directo piel con piel cuenta con el aval científico de UNICEF, la OMS, la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Asociación Española de Matronas (AEM). Y hasta en la Región de Murcia es un derecho por ley del recién nacido desde el año pasado. Sin embargo, son pocos los hospitales en los que se potencia cuando se practica una cesárea dentro del quirófano, reconoce Juan José López Galián, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Quirónsalud San José de Madrid. Y eso que es una práctica “recomendada, beneficiosa y segura”, tal y como recoge en este documento el Comité de Lactancia Materna de la AEP, donde también se apunta que la labor del personal es imprescindible. La posibilidad de facilitar este contacto tras una cesárea “requiere de una gran coordinación entre todos los profesionales que intervienen (anestesistas, ginecólogos, neonatólogos y profesionales de enfermería)”, señala el médico.
De ahí que se insista también en que el CPP se practique siempre de manera segura y supervisada. Y es que su implantación como práctica habitual en los paritorios y maternidades ha puesto de manifiesto la aparición de episodios de colapso postnatal súbito e inesperado que puede tener consecuencias graves. Desde la AEP se afirma que es un fenómeno “muy poco frecuente” y que incluso los datos sobre la incidencia, tendencia, evolución y pronostico son variables, debido a la falta de consenso en su diagnóstico, considerándose actualmente una infraestimación de los casos.
Pero ¿qué es el colapso neonatal? Según la definición propuesta por la Asociación Británica de Medicina Perinatal, y que señala en ‘Actualización en colapso neonatal’ (2017) la médica Candelaria González Campo, médico del Servicio de Pediatría del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias, son muertes súbitas inesperadas en bebés mayores de 35 semanas de gestación, la gran mayoría en las dos primeras horas de vida y que cumplen estos criterios:
- Test de Apgar a los 5 minutos mayor de 5.
- Presentación repentina manifestada por compromiso cardiorrespiratorio, que requiere maniobras de resucitación.
- Ocurre en los primeros siete días de vida.
- El resultado es el fallecimiento o el desarrollo de encefalopatía.
Imagen: Stephanie Pratt
Consejos para hacer el contacto piel con piel seguro
«Las horas más críticas son especialmente las dos primeras horas de vida del bebé, aunque podríamos extender este tiempo hasta las 24 horas. De ahí la necesidad de protocolizar el contacto piel con piel«, asegura la doctora Isabel Izquierdo, portavoz de muerte súbita del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría. Pero también es esencial “informar correctamente a los padres y contar con su consentimiento y colaboración”, comenta.
Tras el secado y la estabilización del bebé que se realizará sobre el vientre materno, se comprobará el llanto, la respiración y el tono el color del niño y se hará el test de Apgar a los minutos 1 y 5 de vida, además del pinzamiento del cordón umbilical. “Llegado a este punto es fundamental colocar a la madre y al recién nacido en una posición correcta que evite la obstrucción de las vías respiratorias del bebé”, concluye la experta. ¿Y cuál es esa posición de seguridad? La AEP da los siguientes consejos:
- Cara del recién nacido visible, nariz y boca descubiertos.
- Cabeza del niño inclinada y girada hacia un lado.
- Cuello recto, no doblado.
- Hombros del bebé rectos contra la madre.
- El recién nacido se encuentra pecho con pecho con la madre.
- Se pueden sentir los movimientos torácicos y la respiración.
- Cubrir la espalda del recién nacido con una manta.
- La piel del recién nacido debe estar sonrosada y caliente.
- La madre ha de estar reclinada, no tumbada.
- Supervisión de ambos, si se quedan dormidos en contacto piel con piel.
Un estudio multicéntrico aún no publicado, llevado a cabo en 10 hospitales españoles y coordinado desde el Hospital 12 de octubre por la doctora Carmen Pallás, muestra que la frecuencia de episodios de saturación de oxígeno inferior a 90 %, en las dos primeras horas de vida del recién nacido, se reduce en un tercio en los niños cuyas madres están incorporadas a 45º sobre el plano horizontal de la cama en comparación con los niños cuyas madres están incorporadas a 15º. “Aumentar el ángulo de inclinación de la cama de la madre mientras realiza el contacto piel con piel con su hijo recién nacido, durante las primeras 1- 2 horas de vida tras el parto, podría favorecer la estabilidad hemodinámica y respiratoria del pequeño, contribuyendo así a reducir la aparición los colapsos neonatales súbitos e inesperados durante este procedimiento”, señala Izquierdo.