Las repentinas alteraciones en el estado de humor de las mujeres embarazadas muchas veces sorprenden a quienes tienen alrededor. Los cambios se pueden suceder en cuestión de segundos: alegría y tristeza, risas y lágrimas. Factores hormonales y variables físicas y de origen psicológico están detrás de estos cambios de humor, como se explica a continuación. El siguiente artículo también aporta algunos consejos que ayudan a reducir tales alteraciones.
Los cambios de humor durante el embarazo son un hecho constatado. Todas las mujeres que atraviesan esta etapa coinciden en la fluctuación de sus estados emocionales: son capaces de pasar de la alegría a la tristeza, o de la desgana a la euforia, de modo repentino. Las causas de tales variaciones son muchas y no siempre las mismas en todas las personas. Pero, en general, se pueden reunir en dos grandes grupos: las modificaciones hormonales, por un lado, y la adecuación física y psicológica de la mujer a su nueva situación, por otro.
Factores hormonales que cambian el humor
Las alteraciones hormonales desequilibran el cuerpo de la mujer, sobre todo en los primeros meses del embarazo
La psicóloga perinatal Sara Jort señala que «las hormonas del embarazo» (estrógenos, progesterona, hCG, oxitocina y prolactina), además de asegurar el crecimiento del bebé, «preparan psicológicamente» a la mujer embarazada para la maternidad. «Estos cambios hormonales pueden explicar que, a veces, se den altibajos de humor a lo largo del día», señala la psicóloga. Las variaciones hormonales generan un verdadero desequilibrio en el cuerpo de la mujer, que acusa tales alteraciones, sobre todo, en los primeros meses del embarazo, cuando todo es novedoso y los cambios resultan más evidentes.
Variables físicas y psicológicas
Pero las hormonas no son las culpables de todo. «Emocionalmente, la futura mamá también puede sentirse diferente», afirma Jort. «La adaptación psicológica y emocional que implica el embarazo es gradual y no todas las mujeres la realizan de la misma forma», indica. Esto se debe a distintos motivos. Algunos de los más importantes se resumen a continuación:
Cambios físicos. Las náuseas, los vómitos, los dolores en la espalda o en las piernas son circunstancias incómodas con las que, en general, no se está acostumbrado a convivir. Es lógico que pongan de malhumor o desanimen a quien las sufre, sobre todo, cuando son intensos o persisten durante mucho tiempo. Algo parecido puede ocurrir, asimismo, ante el crecimiento de la tripa y el aumento de tamaño de los senos.
Nuevas responsabilidades. Llevar un hijo en el vientre, además de ser una experiencia nueva y fascinante, también representa hacerse cargo de otras cuestiones. Es normal que surjan dudas ante la nueva identidad de ser madre. Hay que cuidar de forma especial la salud, la alimentación, así como asumir las distintas etapas del proceso. Todo esto, a menudo, deriva en un cierto nivel de estrés. Y la ansiedad, claro está, tiene como consecuencia los cambios de humor.
Miedo del futuro. Los temores durante el embarazo pueden tener como origen la posibilidad de perder el bebé durante la gestación. Existen otras preocupaciones: saber si el bebé nacerá sano, si alcanzará el presupuesto familiar con el nuevo miembro de la casa, si la relación de pareja resultará afectada o si se está, por ejemplo, preparada para ser una buena madre.
Consejos para reducir los cambios de humor
Hay una serie de consejos para ayudar, en la medida de lo posible, a minimizar los cambios de humor repentinos de la mujer durante el embarazo. La psicóloga Sara Jort enumera cuatro pautas:
1. Encontrar un espacio en el que la mujer embarazada pueda compartir sus inquietudes, emociones y experiencias con otras en su mismo estado o que ya sean madres.
2. Comer sano, descansar mucho y realizar alguna actividad física que sea respetuosa con la gestación: caminar, nadar, bailar o practicar yoga.
3. Informarse sobre el funcionamiento (fisiología) del embarazo y el parto y asistir a reuniones de grupos de preparación para el nacimiento y apoyo a la lactancia materna.
4. Estar rodeada de familiares y amigos que le den apoyo y seguridad.
El entorno de la mujer debe estar dispuesto a entender los cambios de humor de la gestante
En este sentido, es importante que las personas que acompañan a la mujer embarazada estén dispuestas a entender (o procuren hacerlo) los cambios de humor repentinos y las variaciones emocionales que ella experimente. Aunque no siempre sucede, lo más idóneo es que también los compañeros de trabajo asuman esta situación, para que el día a día se haga lo más llevadero posible.
Un recurso que puede resultar valioso en esos momentos de tanta inestabilidad para la mujer embarazada es realizar un listado con las cosas que más la alteran. Puede resultar un poco difícil precisamente debido al malhumor, pero si logra apuntarlos tendrá una herramienta para identificarlos y poder evitarlos en el futuro. O, al menos, para tratar de preverlos y controlar sus reacciones.
En caso de que los cambios de humor de la mujer durante la gestación sean demasiado intensos, que se produzcan con excesiva frecuencia o durante un tiempo muy prolongado, es recomendable consultar con un profesional, ya que las variaciones de ánimo pueden derivar en algo más grave: un cuadro de depresión.
La depresión puede aparecer a lo largo del embarazo, en cualquiera de sus fases. Sus consecuencias son altas dosis de ansiedad, estrés y angustia. En ciertos casos, también pueden producirse un adelantamiento de la llamada depresión postparto, que se convierte así en una depresión preparto.
En cualquier caso, la ayuda de un psicólogo especializado es importante para superar estos estados de angustia y posibilitar, de esta forma, que la mujer disfrute del embarazo con tranquilidad e ilusión.