Qué es el chupete para fruta
El chupete para fruta es un artículo de seguridad infantil muy popular y práctico que introduce al bebé en la alimentación complementaria sin peligro alguno. De ahí que muchas familias dejen que sus hijos lo usen como un método previo al Baby-Led Weaning o incluso de forma alternativa a este destete dirigido por el bebé, mientras le dan purés y papillas.
¿Para qué sirve el chupete de fruta? Con este utensilio, el peque puede tomar con comodidad los alimentos que sus padres han metido en su interior, por lo general fruta fresca. Pero lo más importante es que puede hacerlo de forma segura, pues el empleo de este chupete tan especial evita el temido riesgo de atragantamiento, si bien el BLW no presenta más riesgo que otras técnicas, como apuntan estudios recientes.
Tipos de alimentador antiahogo
En la actualidad, encontramos una amplia gama de este accesorio infantil en cuanto a diseños y tamaños con precios que oscilan en torno a 5-15 euros. Pero según de qué material esté fabricado (siempre idóneo para que no se resbale), hay dos tipos de alimentador antiahogo:
➡️ De malla (nailon, polipropileno…)
Son los primeros que comenzaron a comercializarse: llevan tiempo en el mercado. Esta red posibilita que el bebé pueda estrujar con su boca el alimento que se introduce en el interior de la red, y tanto puede llegar a aplastarlo, que es posible que trocitos de la comida pasen por sus orificios. Esta malla, de textura desconocida para los peques, es difícil de limpiar y, tras muchos usos, la malla se va tiñendo del color de los alimentos.
➡️ De silicona
Este material rígido, muy habitual en los biberones y chupetes del bebé, es más resistente, pues su uso, limpieza y esterilización apenas afectan a su apariencia. Además de que el peque está más familiarizado con la silicona, al morderla alivia sus encías inflamadas por la dentición. En cambio, por su misma dureza le cuesta más sacar el jugo del alimento y es más complicado que se haga con sus pedacitos. Son más higiénicos y duran más tiempo. Idóneo para alimentos blanditos.
En cualquier caso, si se ve necesario elegir uno de estos chupetes, es recomendable cerciorarse de que estén libres de componentes tóxicos, como el bisfenol A (BPA), o alérgicos como el látex.
Algunos modelos cuentan con otras características: asas ergonómicas, fundas protectoras o tapas herméticas de seguridad, tetinas de diferentes tamaños según la comida o la edad del bebé, compartimentos para hielo… En su mayoría, son lavables en el lavavajillas.
Cómo se usa el chupete para comer
Antes de dárselo al niño para que lo agarre y “coma” de él, es importante seleccionar bien las piezas que le quieres ofrecer, ya sean frutas (congeladas o no), verduras, carne cocinada, yogur, galleta, pan, queso o hasta leche materna congelada. Porque, aunque esos chupetes se utilizan principalmente con frutas, también es posible introducir otros alimentos.
Procura, entonces, que las verduras y frutas sean frescas y de buena calidad, lávalas y córtalas en trozos pequeños, y en el caso de las verduras, si ves que son difíciles de masticar, cocínalas antes. ¿Qué fruta puedo meter en el chupete? Prueba con la naranja, la pera, la manzana, el plátano o la sandía. En el caso de que prefieras iniciarle con las verduras, puedes hacerlo con zanahorias, patatas o calabaza, por ejemplo.
Una vez cortadas, mete la comida en la malla o la silicona del chupete y dáselo al peque con el comedero boca abajo. ¡No te olvides del babero! No te preocupes por si muestra interés por abrirlo, porque estas herramientas tienen un cierre de seguridad con apertura complicada para su edad.
Deja que lo mordisquee, estruje, presione con su boca. Pero ten en cuenta que no es un juguete y requiere la supervisión de un adulto. ¿Cuándo dárselo? Algunos fabricantes fijan los cuatro meses, pero lo conveniente es que tengan al menos seis, que es cuando ya se sientan con apoyo y desaparece el reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua).
Ventajas e inconvenientes del chupete para meter fruta
✅ Beneficios
Además de que permite al bebé consumir ciertos alimentos sin correr el riesgo de que se asfixie, existen otras ventajas del alimentador antiahogo, como las siguientes:
- Facilita al bebé su transición a los alimentos sólidos. El niño experimenta los distintos sabores y texturas de la comida al chuparla y sacar su jugo. De esta manera, se familiariza con ellos a través de los sentidos del gusto y el olfato, lo que también le resulta muy beneficioso para su desarrollo emocional y cognitivo.
- Alivia el malestar que causa la dentición en el bebé, como también lo hacen los dedales de silicona; es decir, funciona como mordedor. Así al morder el chupete con las frutas frías o congeladas que se meten dentro, se logra disminuir la inflamación y el dolor en las encías. Además, el mismo movimiento de masticar (aunque no hay realmente masticación del alimento) las fortalece, a la vez que estimula el crecimiento de los dientes.
- Ayuda a desarrollar las habilidades motoras finas del bebé. Al agarrar el mango y manipular el chupete, aprende a coordinar sus movimientos y mejorar la destreza de sus manos.
❌ Inconvenientes
Sin embargo, este artículo infantil también plantea ciertos problemas, que conviene tener en cuenta:
- Por el chupete solo sale zumo; apenas se cuela el alimento sólido por sus pequeños orificios. El peque sacará el jugo de la fruta, pero le resultará complicado extraer trocitos de su interior. Ten en cuenta que es muy diferente masticar la fruta que beberla en zumo. ¿Por qué? Principalmente, porque los zumos naturales tienen azúcares libres, por lo que no se recomienda un consumo habitual. “La ingesta elevada de zumos puede contribuir a la ganancia inadecuada de peso, en algunos casos sobrepeso y, en otros, escasa ganancia ponderal, al desplazar el consumo de otros alimentos. Además, aumentan el riesgo de caries. Por tanto, se recomienda el consumo de fruta entera”, explica la Asociación Española de Pediatría (AEP) en su último documento sobre la alimentación complementaria.
- No enseña a comer, ni fomenta una relación natural con la comida. Al mordisquear este accesorio, el peque no llega a disfrutar por completo del alimento que lleva en su interior: no lo toma entero, por supuesto, pero tampoco percibe del todo bien su forma, ni su color, ni su olor y no aprecia su textura ni en boca ni por el tacto de sus manos, como sí lo haría al practicar el BLW.