Cuando llegan las vacaciones de Semana Santa, es bueno contar con algunos juegos que puedan entretener a los niños en esos temidos momentos en que les asalta el aburrimiento. A continuación se ofrecen algunas ideas sencillas para conseguirlo: la búsqueda del tesoro, carreras con obstáculos, dibujar y colorear huevos de Pascua, pegarlos en la cesta y un juego de la memoria especial para esta ocasión.
1. La búsqueda del tesoro ¡con huevos de Pascua!
Este juego siempre hace mucha ilusión a los niños, ya que incentiva su curiosidad, su creatividad y su ingenio, a la vez que plantea varios desafíos en un solo juego.
En este caso, la idea es coger unos cuantos huevos de Pascua decorados por ellos mismos y de chocolate y esconderlos en distintos sitios: dentro de la casa o, si hace buen tiempo, en el jardín u otros espacios de exterior. Luego los pequeños deben recibir diferentes pistas, como acertijos o adivinanzas, que les conduzcan a los lugares donde los huevos están ocultos.
Una variante, cuando hay bastantes niños y el juego se desarrolla en un espacio más bien amplio, es distribuir los huevos en distintos sitios y que los menores se lancen a buscarlos sin ayuda, sin guiarse más que por su intuición.
Por supuesto, además de la diversión durante el tiempo que dure el juego, hay un incentivo para después: comer los huevos de chocolate u otros dulces.
2. Carrera de huevos de Pascua con obstáculos
Para desafiar la habilidad de los pequeños y generar momentos divertidos, se pueden plantear carreras de velocidad pero con el añadido de ciertas dificultades.
Un clásico es que tengan que recorrer cierta distancia sosteniendo una cuchara con la boca y, en la cuchara, un huevo de Pascua. Deben estar atentos para que, si el huevo se les cae, lo puedan sujetar con las manos y evitar así que dé contra el suelo y se rompa. Pero, eso sí: el niño al que el huevo se le caiga debe recomenzar la carrera desde el punto de partida.
Otra posibilidad es poner obstáculos en el recorrido. En este caso, en vez de llevar el huevo en una cuchara sostenida con la boca, porque sería muy difícil, se pueden cargar los huevos en una canasta o un recipiente similar. Los obstáculos pueden ser sillas u otros muebles, pero también bolsas, cojines o cualquier otro elemento que se tenga.
3. Dibujar y colorear huevos de Pascua
Dibujar y colorear son actividades que en general gustan mucho a los pequeños y que les ayudan, además, a desarrollar su motricidad fina y otras habilidades. En Semana Santa, se les puede proponer que dibujen huevos de Pascua y también animalitos. Antiguas tradiciones europeas vinculan a los conejos con estas fechas, pero en otras regiones también se relacionan gallinas y otros animales de corral, así que los niños pueden tener libertad para dibujar esas aves, cerdos, vacas e incluso sus propias mascotas.
Si el objetivo es solo que coloreen, Internet ofrece una enorme variedad de dibujos como estos, listos para imprimir, que los menores pueden pintar como deseen.
4. Pegar los huevos de Pascua en la cesta
Esta es una variante del juego Ponle la cola al burro, en el que los pequeños, con los ojos vendados y después de dar algunas vueltas para perder la orientación, deben guiarse por su intuición y las indicaciones de los demás para pegar un objeto sobre una superficie que no ven.
En esta ocasión, se sustituyen los dibujos de un burro y su cola por una cesta y huevos de Pascua. De esta forma, el juego es más sencillo y pueden ganar todos los que participen. Además, para ello se pueden utilizar los dibujos realizados y coloreados por los propios niños.
5. Juego de la memoria
El juego de la memoria o Memotest también es un clásico. La edición especial para la Semana Santa también se puede preparar de forma casera, con los dibujos de huevos y animalitos que los propios menores hayan realizado o coloreado.
Para ello, hay que tener en cuenta dos aspectos. El primero: los dibujos deben aparecer por pares y ser iguales, tanto en la forma como en el color. El segundo: hay que procurar que el dorso sea lo más parecido posible en todos los dibujos. Para esto último, se puede usar cartulina, cartón, goma EVA u otros materiales.
Una vez preparado el juego, solo queda jugar. Se colocan todos los pares de dibujos boca abajo y, por turnos, se dan vuelta dos. Si el dibujo coincide, el niño se los lleva; si no, los vuelve a girar y los deja en el mismo sitio. La clave radica en tratar de memorizar donde está cada uno para, al descubrir el mismo dibujo en un turno siguiente, poder llevarse el par. El que acaba el juego con más dibujos gana la partida.