Pruebas de comprensión lectora para niños de 5-7 años
Existen multitud de pruebas de competencia lectora que se pueden realizar dentro y fuera del aula, pero como afirma Elena del Pilar Jiménez-Pérez, presidenta de la Asociación Española de Comprensión Lectora (AECL), las familias también pueden hacer pruebas caseras para ver si sus hijos de entre cinco y siete años flaquean en esta habilidad. “Por ejemplo, dejando notas con instrucciones. Si no son capaces de seguirlas, es significativo. Evidentemente, las instrucciones se pueden ir complicando en función de la edad”, explica.
Ester Trigo, profesora de la Universidad de Cádiz, también apunta a estas situaciones cotidianas que pueden hacer saltar las alarmas, como que, al jugar con ellos a un juego en el que deban leer, se puede ver si comprenden o no lo que se propone en las instrucciones.
Pero, según esta experta, son los resultados académicos la principal fuente de sospecha: “Ante un fracaso en áreas no lingüísticas, debemos sopesar que existe un problema de comprensión lectora”. Es decir, si un niño empieza a fallar en matemáticas, igual su problema no es la asignatura, sino su capacidad de comprensión para entender un problema que se le plantea. Si uno no entiende lo que lee, es difícil que resuelva bien un problema matemático.
Qué hacer en casa para mejorar la comprensión lectora
Los datos del informe PISA llevan tiempo destacando una ecuación: a más libros en casa, mejor comprensión lectora y mejor resultado académico. La diferencia puede ser de más de 100 puntos en el examen PISA entre aquellos menores que apenas tienen libros en su casa y los que, por el contrario, tienen en abundancia. Por otro lado, según datos de la Fundación Bofill, los niños que leen en casa con sus padres llevan medio curso de ventaja respecto a los que no lo hacen.
Estas dos conclusiones ya dejan entrever qué se puede hacer en el hogar.
- “Es fundamental que las familias sean conscientes de lo importante que es acercar a sus hijos e hijas a la lectura, desarrollar con ellos el hábito lector, ayudarles a localizar información en los textos, dialogar sobre lo que se lee, el conocimiento que activamos para comprender un texto”, reflexiona Trigo.
- Igualmente importante es llevar a los pequeños a cuentacuentos, teatros, títeres, talleres… y apoyarse en los juegos de mesa en los que los pequeños tienen que activar sus estrategias de comprensión lectora para jugar.
- Para Elena del Pilar Jiménez-Pérez, por su parte, es básico que los padres “prediquen con el ejemplo”. Es decir, que lean y sus hijos los vean leer.
- También es vital que los progenitores ejerzan de motivadores, sabiendo de antemano que en edades tan tempranas la lectura no acostumbra a ser sinónimo de placer: “Es imposible pensar que una niña de ocho años va a disfrutar de algo que, de entrada, requiere un esfuerzo porque el mecanismo aún no lo domina. El placer ya vendrá, pero primero hay que entrenar el cerebro. Y para eso hay que obligarlo, hay que esforzarse. Entonces vendrá el placer, incluso la felicidad a ratitos”, concluye la presidenta de la AECL.
📖 Lectores voluntarios
Desde la Fundación Bofill pusieron en marcha hace ya una década el programa Lecxit, que empareja a personas voluntarias con niños y niñas de 4º, 5º y 6º de Primaria para que durante un curso escolar lean un día a la semana durante una hora.
“La idea del programa es dirigir esa actividad a aquellos niños que quizá no disponen de un entorno familiar que les pueda facilitar ese momento de lectura. Es un recurso y un espacio para leer sin la presión ni la carga que puede suponer leer en el colegio, sin ser juzgados, pudiendo preguntar y equivocarse”, explica Marta López, su directora.
El programa moviliza a más de 2.000 parejas de voluntarios y niños cada curso escolar. Aunque se encuentran en fase de evaluación de su impacto, los resultados parecen ser prometedores. Al menos, según el retorno que reciben de docentes. “Sabemos que quienes participan en Lecxit mejoran un poco más que los que no participan en el programa. Esto no quiere decir que cuando terminan el curso estén por encima de sus compañeros, sino que los que participan en el programa parten de una peor situación, el programa les ayuda en cierto modo a equipararse a su clase”, analiza López.