¿Cuándo debo empezar a comprar ropa premamá?, ¿qué voy a necesitar? o ¿cuáles son los modelos más prácticos? Estas son algunas de las principales dudas que asaltan a las futuras madres primerizas que desconocen aún cómo va a evolucionar su cuerpo durante la gestación. Para acertar a la primera y evitar, además, que el gasto en ropa y otras prendas de vestir sea muy elevado, es preciso, ante todo, no precipitarse en las compras; adquirir artículos que se puedan adaptar a todas las etapas; y apostar por la comodidad pero sin renunciar al estilo propio.
Cuando la ropa ya no me cabe
Aunque cada embarazo es diferente y el cuerpo de cada mujer evoluciona de forma distinta, hasta al tercer o cuarto mes de gestación no se empiezan a apreciar los cambios físicos en la figura femenina. La cintura comienza a desaparecer, se incrementa el contorno del pecho y hasta los pies parece que modifican su tamaño. A partir de entonces, la mujer se ve obligada a renovar su vestuario, desechar muchos de sus modelos habituales y comenzar a incorporar a su armario nuevas prendas de la que se denomina ropa premamá.
El armario de la pareja puede ser un buen aliado sobre todo para los primeros meses
Pantalones o faldas ajustables, blusas y camisetas con corte especial y ropa interior específica para embarazadas son algunos de los artículos que se pueden adquirir para que la mujer se sienta cómoda durante la gestación.
Pero no es necesario excederse, sobre todo, porque estas prendas suelen tener un precio más elevado que la ropa habitual y es posible aprovechar también otros recursos para ir bien vestida en el embarazo sin que el bolsillo se resienta demasiado.
Cinco pautas imprescindibles
Durante los primeros meses. La primera etapa de la gestación es una de las más difíciles porque, aunque los pantalones o las camisas habituales ya no cierren bien, la ropa premamá tampoco se ajusta al cuerpo y queda demasiado holgada. Para estos meses es recomendable comprar o pedir prestadas algunas prendas de una o dos tallas más que, además, servirán posteriormente para utilizarlas en los primeros meses posteriores al parto, hasta que el cuerpo femenino vuelva a la normalidad.
No todo tiene que ser premamá. En la actualidad, muchas prendas de moda tienen diseños versátiles que permiten que se puedan utilizar tanto embarazada como sin estarlo. Camisas y blusones holgados y pantalones y faldas con cinturilla elástica son algunos de los artículos que se pueden adquirir para el vestuario sin necesidad de tener que retirarlos una vez que haya nacido el bebé.
Elegir bien los pantalones. Son la prenda premamá por excelencia y de compra casi obligada. Por eso es necesario meditar bien su elección. Es preciso probarse los distintos modelos y comprobar cuál es el sistema de ajuste con el que la mujer se siente más cómoda (cintura que se expande con ojales, suplemento anexo para albergar la barriga, etc.). Hay que prestar especial atención a la altura de la cintura (que cubra la barriga o que cuente con una banda que sujete la parte inferior de la tripa), así como al tejido de la prenda (elástico, licra, etc.), e intentar adquirir el modelo que pueda tener mayor durabilidad durante la gestación.
Calcular bien las fechas. Un embarazo que comienza en enero finaliza en septiembre. Por lo tanto, hay que calcular que la estación en la que la ropa premamá servirá de mayor utilidad será el verano. En el momento de las compras hay que procurar adquirir prendas versátiles que puedan usarse durante toda la temporada y, en todo caso, adaptadas a las características climáticas de las últimas fases del embarazo, que será cuando más utilidad se les dé.
Especial atención a la ropa interior. Durante la gestación, la ropa interior debe ser lo más cómoda posible para evitar oprimir tanto el pecho como la tripa. Con toda probabilidad será necesario adquirir sujetadores de una o dos tallas superiores a la habitual. Es aconsejable optar por modelos sin aros, con varias posiciones de contorno, tirantes resistentes que sujeten bien el pecho y que cuenten con tejidos naturales que eviten la sudoración. Por otra parte, las bragas deben adaptarse al cuerpo de la embarazada y, sobre todo, no comprimir la barriga. En el mercado existen las denominadas «bragas maternales», que están diseñadas de forma específica para la etapa de gestación.
No es necesario adquirir muchas prendas, pero sí procurar que la ropa que se compre sea fácilmente combinable entre sí, para que, con unas pocas piezas, se puedan formar varios modelos y se puedan modificar fácilmente con complementos como pañuelos, collares o bolsos.
Al usarse durante poco tiempo, la ropa premamá, en general, queda en muy buen estado y no siempre se vuelve a utilizar. No hay que dudar en pedir prendas prestadas a amigas, hermanas o cuñadas. La mujer evitará que los gastos se eleven demasiado.
Los pies se hinchan y crecen durante el embarazo. Esto explica que, en ocasiones, sea preciso adquirir un número de calzado mayor. Estos zapatos probablemente seguirán siendo útiles después del nacimiento del bebé.
El armario de la pareja puede ser un buen aliado sobre todo para los primeros meses. Camisas y camisetas holgadas, aunque sean masculinas, pueden ser de gran utilidad para la embarazada.
Las faldas y vestidos son, en general, más cómodos para las embarazadas, ya que no comprimen ninguna parte del cuerpo y facilitan los movimientos.
En el mercado están disponibles unos adaptadores de pantalones y faldas (“flexi-belt” y “belly-belt”) que permiten seguir utilizando durante los primeros meses del embarazo la ropa habitual de la mujer. Estos adaptadores cuentan con un mecanismo que permite ampliar la cintura de los pantalones y faldas, mediante una goma que lleva incorporada un trozo de tela (blanco, azul y negro) para cubrir la zona y no enseñar las braguitas.