Separar al bebé de su madre en los primeros minutos tras el parto es una costumbre que se impuso en el siglo pasado en el mundo occidental. Sin embargo, en los últimos años, los especialistas han destacado el valor de volver a lo natural: dejar al niño y a su madre en contacto piel con piel, una práctica que supone numerosos beneficios para el pequeño y ningún efecto negativo. Este artículo ofrece detalles acerca del primer encuentro entre el recién nacido y su madre justo después del nacimiento y los beneficios del contacto piel con piel, no solo en ese momento, sino también durante el desarrollo del bebé.
El bebé y su madre en los primeros minutos tras el parto
El contacto piel con piel entre el bebé y su madre en los primeros minutos tras el parto supone muchos beneficios y ninguna consecuencia adversa. Por eso, siempre que sea posible, se debe procurar que durante al menos los primeros 50 minutos después del nacimiento (periodo que puede extenderse hasta las dos horas) la criatura permanezca allí, sobre su madre, sin ninguna tela entre ambos, aunque cubierto con una toalla caliente.
Ese momento es «sagrado», en palabras de Inma Marcos, asesora de la asociación Alba Lactancia Materna, y «nadie tiene derecho a interrumpirlo, como no sea que la vida de la madre o de su hijo corran peligro». La experta aclara que, pese a la costumbre arraigada durante décadas de llevarse al niño de inmediato para realizar diversas pruebas, «ningún procedimiento es imprescindible» en ese momento. «El bebé pesará y medirá lo mismo una o dos horas más tarde», añade.
En esos primeros minutos, la mayoría de los niños sanos, por instinto, son capaces de «reptar sobre el cuerpo de la madre, reconocer el pecho, agarrarse a él y succionar correctamente», describe la Asociación Española de Pediatría (AEP). Expertos de esta entidad han señalado que dejar al recién nacido en contacto piel con piel con su madre durante más de 50 minutos multiplica por ocho las probabilidades de que realice una toma espontánea. Además, cuando esta toma se produce, «el encaje en el pecho materno se hace en una posición correcta en el 63% de los casos, mientras que en los separados se realiza en un 20,5%».
Beneficios del contacto piel con piel
Otras consecuencias positivas que el trabajo de la AEP cita acerca del contacto piel con piel tras el parto son: mayor frecuencia y duración de la lactancia materna, disminución del tiempo de llanto del niño, mayor estabilidad cardiorrespiratoria, menos dolor por ingurgitación mamaria y menores niveles de ansiedad.
Y el listado de beneficios del contacto piel con piel entre el recién nacido y su madre no acaba allí. Cuando se aplica este procedimiento, los bebés se recuperan más rápido del estrés del parto y normalizan antes su glucemia, el equilibrio ácido-base y la temperatura, según explica la ‘Guía de lactancia materna para profesionales de la salud‘ editada por el Gobierno de La Rioja.
En las circunstancias tan especiales que rodean al nacimiento y sus minutos posteriores, el olfato desempeña un papel fundamental. Inma Marcos explica que «las madres embarazadas padecen una hiperosmia fisiológica (mucha capacidad de oler) porque necesitan oler a sus criaturas tras el parto y hacerlo incrementa la producción de oxitocina en la madre». La oxitocina es una hormona clave para la lactancia materna. Por eso, el consejo es que el bebé esté desnudo y no lleve ni siquiera un gorrito, ya que esto puede impedir que la madre huela su cabeza. Para el niño, el olfato también posee una importancia fundamental, puesto que es, junto con el tacto, el sentido más importante a través del cual su instinto le lleva a reptar hasta el pecho de su madre para la primera lactancia.
El contacto piel con piel en el desarrollo del niño
Por otra parte, la importancia del contacto físico entre un hijo y su madre no se limita a los primeros tiempos después del parto. A lo largo de su desarrollo, los abrazos fortalecen el vínculo entre el niño y sus padres, dan seguridad al bebé y mejoran su autoestima, le relajan y le hacen dormir mejor.
Pero no solo eso. En ocasiones, también ayuda al pequeño a hacer una mejor digestión -de hecho, cuando se le sujeta en brazos para ayudarle a expulsar los gases se le está dando un abrazo- e incluso a ver el mundo, que escapa de su alcance cuando él permanece tumbado.
El contacto piel con piel entre el bebé y su madre es fundamental cuando se aplica el llamado método de la madre canguro, una técnica para favorecer el desarrollo de los niños prematuros. Consiste en colocar al pequeño sobre el pecho de la madre para que complete su desarrollo allí en vez de en la incubadora. Además de los beneficios del contacto piel con piel, este sistema -concebido en Colombia a finales de la década de 1970 y expandido desde entonces a todo el mundo- reduce el riesgo de infecciones y el estrés de la criatura.